Fracturas en nuestros tiempos

Tirar a Matar; Más allá de nuestra Vista.

Aquellos hombres continuaron caminando hacia él, sin el más mínimo propósito de detenerse o redimirse, iban directamente a atacar, Erick, el Adolescente de cabellera Negra se mantuvo quieto, esperando a los golpes próximos de los Humanos ebrios.

Los ojos negros de Erick tomaron una forma un tanto extraña, parecían haberse vuelto de roca, una roca negra bastante similar a lo que era el carbón, unas grietas presentes en sus ojos al igual que varias líneas negras provenientes de las cuencas que se adherían a la piel del joven.

Finalmente los hombres llegaron a estar frente al joven Bertian, amenazando a atacar a pesar de estar completamente Ebrios y tambalearse de forma seguida; empezando a atacar a pesar de ello; uno de aquellos hombres con lo que parecía ser un Tubo de metal, golpeo directamente a la cara del contrario, sin embargo, este medio no tuvo ninguna clase de eficiencia, ya que el mismo se quedo estático en la piel del joven, a lo cual, el pelinegro sostuvo dicho tubo y sin mucho esfuerzo lo llegó a doblar, lanzando así el mismo hacia un lado suyo.

Todos los hombres comenzaron a atacar en conjunto de las formas más eficientes que podían, sin embargo no conseguían dañar siquiera de forma ligera la piel del de ojos negros.

-Bien, supongo que es mi turno.- Mencionó Erick, desprendiendo una sonrisa de arrogancia muy ligera de su inexpresivo rostro, caminando hacia sus contrincantes, una vez cerca de ellos, lanzó un fuerte golpe al pecho de uno de aquellos hombres, este hombre escupió sangre conjunto a bastante saliva, arrodillándose en el suelo debido al increíble dolor que se le había producido. 

Los demás presentes se asustaron, incluso a pesar de sus estados de alcoholismo podían sentir un increíble miedo, miedo por la muerte; el jefe de estos Humanos tomó, con pesar y miedo, la espada de balas, una especie de arma con forma de espada un tanto gruesa, la cual se abría desde el mango en dos partes, dejando en ambos lados las cuchillas, teniendo el mango de la espada la capacidad de disparar, en la actualidad hay muy pocos civiles que poseen este tipo de armas, a pesar de ser un arma del tercer mundo actualmente, teniendo esta arma varias formas actualizadas y antiguas.

Aquel hombre empuñó la espada y rápidamente apuntó hacia el pelinegro, a lo cual, este último colocó sus brazos en forma de protección, recibiendo una bala directo en el brazo derecho, sin embargo, la bala parecía haberse quedado bloqueada en el brazo, en dicho brazo se podrían haber apreciado unas pequeñas grietas las cuales en el instante desaparecieron.

-¡Es un monstruo!- Mencionó el hombre tirando el arma al suelo con miedo, algunos de los presentes, ya fuera del estado de ebriedad gracias al miedo, pudieron articular la palabra "Bertian" junto con varias palabras de insulto o temor.

(Mierda, me descubrieron) Dijo el pelinegro para sí mismo en su mente, observando la escena en la cual se encontraba, en su espalda la pared, y en su delante varias personas que corrían en dirección contraria de forma despavorida.

-No me queda opción.- Mencionó el pelinegro, en un instante, la piel de este se tornó de una tonalidad negra Carbón, este se arrodilló y toco el suelo con las palmas de sus manos, en ese momento, la espalda de este generó una especie de gran "tumor" el cual recorrió su cuerpo hasta llegar a los brazos y finalmente manos enterrándose en el suelo y finalmente emergiendo en la salida del callejón.

Hasta el último de los hombres suplicó por su vida, o al menos todos los que no habían conseguido salir, por lo cual, ya no había opción, se sabría la existencia de este junto con la de sus compañeros, sin duda la cagó en grande.

-Los mate o no, estoy jodido.-

Agregó el pelinegro de forma seria e inexpresiva, había perdido el control totalmente, y ahora pagaba por ello. este tomó sus cosas en ambas manos al igual que se colocó los lentes de sol, saltando de pared en pared hasta así salir del callejón sobre los tejados, en las paredes había una especie de roca negra con formas especificas para poder subir, una vez pasados 10 segundos, estando le pelinegro ya un tanto lejos, todo el carbón se deshizo y cayó al suelo.