Lauren me miraba de reojo con culpabilidad durante el desayuno en familia, en presencia de nuestros prometidos, Wyatt estaba acostumbrado a esos desayunos ya que nos criamos prácticamente juntos, en cambio Christopher cada plato que traían a la mesa lo miraba con repugnancia.
-¿Ocurre algo, Christopher? – sin mirarme fingió una sonrisa.
-No hacen más que traer frutas, pan y quesos ¿Se come carne en este lugar o los animales están extintos? – dijo con soberbia. Miré hacía mi padre fulminándolo de nuevo por la idea de que me quería casar con aquel ejemplar.
- Verá príncipe de Swordhill... - mi padre con cautela captó su atención – Mis hijas y esposa decidieron no comer animales, y dado que era el único que se negaba, solo me permito el lujo de comer carne en cenas o en épocas festivas o de celebración. Tradiciones de Crownswell.
-¿No comen carne? – dijo con burla en su voz – Es el disparate más zopenco que he escuchado – intentó buscar una mirada cómplice y de acuerdo con él pero todos en la mesa apartamos nuestra mirada – Princesa Melissa – captó mi atención y con fingida sonrisa le escuché – En mi reino no deberá preocuparse de la escasez de animales, podrá comer toda la carne que quiera.
- Gracias por la oferta Christopher, pero tenemos un gran ganado, decidí por mí misma dejar de comer animales, excepto lo que ellos nos brindan como queso o huevos – dije lo más amable que pude.
-¿Lo decidió usted? – dijo con fingida sorpresa – Ahora entiendo porque fue tan absurda idea.
- Le pido un poco de respeto hacia mi hija – saltó mi padre.
- Respeto a su hija, ella no tiene la culpa de ser una mujer.
Mi madre se mordió la lengua apretando sus nudillos bajo la mesa, mi hermana y yo intercambiamos una mirada, ella también estaba conteniéndose.
Pero yo no.
Me puse de pie, lanzando mi servilleta encima de la mesa estrellando un puñetazo y así captar la atención de todos, por último, cogí mi copa de vino y se la arrojé al príncipe Christopher, mi padre me dirigió una mirada contradictoria, entre orgullo y regañando mi poca paciencia.
-Me casaré con usted por orden de mi padre – me dirigí a él quien me fulminaba con la mirada – Pero le prometo que haré de su vida un infierno hasta la muerte de alguno de los dos si no deja de faltarme el respeto, y tengo la certeza que nunca ha estado con una mujer, menos sabrá de su carácter, y le debo advertir que yo soy demasiada mujer y con demasiado carácter para alguien tan necio como usted príncipe Christopher, así que piense como trata a su futura esposa.
Salí del comedor con la mirada orgullosa de mi hermana clavada en mí y con Wyatt siguiendo mis pasos con una sonrisa melancólica, me dirigí directamente a los establos por el pasillo de las sirvientas quienes se quedaron por segundos paradas para hacerme la reverencia, cogí uno de sus uniformes y me alcé en mi yegua. Saludé a Afrodita alzándome en ella. Arreé con fuerza y firmeza las riendas a la vez que le daba golpes en el pecho con el estribo para que comenzará a cabalgar.
Cabalgué adentrándome en el bosque, con la única luminosidad que la que el cielo tapiado de las hojas de los arboles permitían entrar, saltando sobre las ramas y troncos caídos de la tormenta de anoche, volví a menear las rindas como método para destensarme y olvidar las pulsaciones de impotencia del interior de mi pecho. Afrodita se paró.
-¿Por qué decides parar? – Afrodita caminó adentrándose en una nueva dirección – No, pequeña, por ahí no – agarré con firmeza estirando de las riendas hacia el lado contrario, pero pertinaz como era ella siguió su camino.
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Melissa (#1 Saga Reinas Crownswell)
Historical FictionÉrase una vez. Así deberían empezar los cuentos infantiles de princesas y príncipes. Pero, ¿Cómo la vida, sangrienta, solitaria y problemática, iba a ser un cuento para niños? A demás, esta historia no empieza con una princesa, empieza con palabras...