Avanzo por el puente que da al gran edificio. Todo era tan amplio, tan nuevo. Los alumnos de este sitio me miran atentamente, extrañados. Debe de parecerles raro que camine con tanta seguridad, siendo una chica nueva, y aún más extraño les resultará el hecho de que ignore a una de sus personas más populares.
-Olivia Ruiz, hazme el favor de hacerme caso por un puto momento- me giro sonriendo, amo sacar a mi hermana de quicio.
-Emma Ruiz, ¿Qué cojones quieres?- son las únicas palabras que salen de mi boca.
-Ven, papá me ha dicho que te presente a mis amigos para que te integres- me agarra del brazo llevándome hacia donde hay un grupo de gente de nuestra edad.
-Bueno, pues dile a papá que yo se socializar por mi cuen... Sabes que, mejor presentamelos- cambio de idea en cuanto veo a unos chicos bastante atractivos que se encuentran en el grupo al que nos dirigíamos.
-Chicos, esta es mi hermana Olivia- me presenta una vez que llegamos allí.-Ellos son: Lu, Polo, Carla, Ander y Marina- me los va presentando mientras dice sus nombres, señalandoles.
-¿Cómo es que no sabíamos nada de la existencia de tu hermana?- le pregunta Polo, el chico de los ojos azules, a mi hermana.
-Estaba viviendo en un internado en Suecia, no tenemos mucha relacion- contesta ella por mi.
-Claro- solo asiento tragándome esa mentira para mi. Yo había estado en un apartamento llendo a un instituto normal y corriente de España, mis padres pasaban a verme de vez en cuando, pero esa era toda la relación que tenía con ellos.
-¿Sabes hablar sueco? Yo estuve ahí en verano, pero no me quedé con nada- me pregunta la chica que mi hermana había presentado como Lu.
-Du är alla hycklare (Sois todos unos hipócritas). Significa que me pareceis todos muy majos- les traduzco cuando veo que no entienden nada de lo que he dicho.
-Tu también nos agradas- ahora habla la chica rubia, Carla.
-Voy a ir a dejar unas cosas en mi taquilla, nos vemos en clase- me despido de ellos y me dirijo hacia la entrada del instituto. Cuando estoy por subir las escaleras me topo con dos chicos y una chica con pinta de estar desubicados, pero no les hago mucho caso. Sigo mi camino hacia donde iba.
-¡Reina!- me giro en cuanto escucho su voz. No puede ser verdad.
-¿Cristian?- pregunto aún sabiendo que es el. Bajo las escaleras con el doble de velocidad que las he subido.
-El mismo, en carne y hueso- no le doy tiempo a terminar porque ya estoy abrazándolo.
-¿Que haces aquí?- le pregunto cuando nos separamos.
-Se me cayó el techo encima, y aquí estoy, becado en pijolandia. ¿Y tú qué haces aquí, reina? ¿Te han becado también?
-Ojalá. Mis padres me han traído aqui.
-¿Tus padres te han pagado esto? ¿Los que nunca estaban porque estaban trabajando?- me pregunta extrañado.
-Hay muchas cosas de mi que no sabes, rey. Ya las iras descubriendo- es lo único que le digo antes de ir a saludar a Nadia y Samu.
-Tengo que ir a dejar unas cosas en mi taquilla, ¿Venís?- les pregunto.
-Ibamos a dar una vuelta- me responde Cristian.
-Os acompaño. Si queréis os enseño los sitios que hay por aqui- hago una seña con mi cabeza hacia la puerta, cosa que ellos entienden y vamos hacia dentro.
-Aqui está la piscina. Es más grande que la mayoría de las casas normales, pero es un lujo que aquí se pueden per...- estoy diciendo justo antes de resbalarme con algo de agua que había en el suelo. Cierro los ojos esperando el impacto que nunca llegó.
-Deberías de mirar por donde andas- me dice el chico rubio que me ha cogido. Él está solo en bañador, ya que estaba practicando, y no puedo evitar comérmelo con la mirada.
-Si, claro, lo tendré en cuenta- me separo de el lentamente hasta que llegó a mis amigos. Continuamos con nuestra visita, pero antes de irnos le guiño un ojo al chico rubio.
-Y esto es el gimnasio- termino de darles su mini tour. Es la misma vuelta que me hicieron a mi el viernes pasado cuando ya no había nadie en el instituto.
-Tu te conoces mucho esto para no ser de por aquí, ¿No?- vuelve a preguntarme Cristian.
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-Ya te lo he dicho Cristian, hay muchas cosas de mi que no sabes. Ahora volvamos al edificio principal, se nos está haciendo tarde y vosotros tenéis que hablar con la secretaria- Digo mientras les llevo a través del gimnasio para ahorrar tiempo. Cuando estamos cruzándolo Cris coge la pelota de uno de los chicos que está entrenando, causando un enfado entre todos los jugadores. Yo le quitó la pelota a mi amigo y se la devuelvo a sus dueños.
-¿Qué haces reina? Vamos, no seas aburrida- me coge de la cintura mientras andamos, lo cual hace que sea más complicado.
-No soy aburrida Cris, solo evitó que te metas en problemas el primer día- suelto sus manos de alrededor de mi cintura. Les dejo en la puerta de la secretaría y me despido.
-Si tenéis la clase 1.44 vamos juntos. Suerte- les digo cuando llegamos y acto seguido me voy. Paso por la taquilla que me dijeron que me correspondía el viernes pasado a dejar un par de cosas y luego ya me encamino hacia clase. Cuando llego allí veo ya a mi hermana y a su grupo de amigos dentro.
-Guzman, esta es la hermana de Emma- dice Lu cuando estoy más cerca de ellos.
-Nos hemos visto antes, en la piscina ¿Cierto?- me observa fijamente mientras pronuncia esto, lo que hace que me ponga nerviosa.
-Si- es lo único que sale de mi boca. Aparto la mirada cuando la tensión que hay entre nosotros llega a su tope. No sé exactamente qué es lo que ha pasado, pero ha sido muy incómodo.
-Olivia, ¿Podemos hablar un momento?- me dice mi hermana desde detrás de mí. Me giro y la dedico una sonrisa.
-Claro- contesto. Ella me hace una seña para que la siga al final de la clase.
-¿Se puede saber que hacías antes con los becados?- pregunta en cuanto llegamos a nuestro destino.
-¿Te refieres a mis amigos?- hago énfasis en la palabra amigos, sabiendo que eso la molestaría.
-¿A caso ellos saben de dónde provienes? No, ¿Verdad? Créeme, dejarán de ser tus amigos cuando lo descubran. No son tus verdaderos amigos, lo son de la versión de ti que conocian.
-Y da la casualidad de que esa es la versión más verdadera de mi que existe. Vosotros no me conocéis de nada, no sois más que unos putos hipócritas. No habéis hecho nada en mi vida para merecerme. No tenéis derecho a llamaros mi familia, en cambio esos chicos que han entrado sí que lo tienen. Ellos han estado ahí cuando vosotros os estabais poniendo hasta el culo de champagne y vuestras pijotadas- me voy dejándola con la palabra en la boca. No pensaba aguantarla hoy, o al menos hasta que lleguemos a casa.
