Ethan
-Ethan nos gustaría hablar contigo.
Estaba viendo la televisión cuando mis padres me llamaron desde la cocina. Apagué el aparato y fui hacia ellos. Cuando entré en la habitación estaban sentados en la mesa mirándome con una sonrisa tan grande que casi podía verles todos los dientes y la verdad es que eso me ponía nervioso.
-¿Qué pasa?
-Siéntate, cariño -me dijo mi madre; a lo que hice caso y me senté delante de ellos -Verás, tu padre y yo hemos estado pensando en que no te queda nada para cumplir los 15.
-Sí, ¿Y qué pasa?
-Esperate, no seas impaciente -dijo mi padre.
-Hemos pensado -continuó mi madre -Que ya que te estás haciendo mayor y nunca nos has dado motivos para desconfiar de ti. Vamos a despedir a Nathan para que ahora te quedes tú sólo los sábados como un joven responsable.
¿¡Qué vais a hacer qué!?
En un momento el alma se me calló al suelo ¿Eso significaba que ya no volvería a ver a Nathan? ¿Eso significaba que ya no volvería a ver a Nathan? ¿Eso significaba que ya no volvería a ver a Nathan?
Esa persona había estado conmigo por los últimos 4 años ¿A mis padres no se les ocurrió que podía ser algo más que mi niñero? No estoy hablando que piensen en nosotros como pareja pero podríamos ser amigos, tal vez. Y de pronto nos quieren separar. Sabía que el día en que me dejaran sólo en casa llegaría pero no pensaba que fuera ahora. Ni siquiera le pedí el número de teléfono. Estaba a punto de echarme a llorar.
-Ah, que bien, me alegro que confiéis tanto en mí. Si no os importa iré a mi habitación a estudiar -dije con la cabeza gacha en un tono bajo.
-De acuerdo, cariño -mis padres se quedaron extrañados, pues esperaban más emoción en mis palabras.
Un par de lágrimas cayeron al suelo mientras subía las escaleras corriendo. Cuando llegué a mi cuarto cerré la puerta suavemente, apoye la espalda en esta y la deslice hasta el suelo. Ya había roto a llorar y sólo podía abrazarme a mis piernas.
Nathan. He estado enamorado de él por los últimos cuatro años y por la diferencia de edad nunca le he dicho nada temiendo el completo rechazo. Solo tenía que esperar unos pocos años más pero ahora ya no lo volveré a ver. Ahora ya no estaré ansioso para que lleguen los sábados porque él no estará. Ahora solo puedo soñar con lo que hubiera pasado si nadie hubiera cortado mi relación con él.
Pero mis padres tienen razón, ya no tengo edad para niñeros. Aunque yo no quería que fuera mi niñero hasta que me declarará. Quería que al menos fuéramos amigos.
Pero... ¿No eramos amigos ya? ¿Eramos solo niño y niñero? ¿Que eramos? Si eramos amigos, mis padres no pueden romper esa relación. Si eramos amigos, Nathan volverá. Me limpié las lagrimas con los puños de la sudadera. Se que Nathan volverá.
Me levanté del suelo, me senté en el escritorio, cogí un bolígrafo y un papel.
Hace un par de años descubrí un método de relajación que a mí me resultaba bastante efectivo: escribir cartas. Todos esas emociones y preocupaciones que apenas me dejaban respirar las explayaba en un papel. Así me he confesado decenas de veces a Nathan, así dejé de tomarle importancia a mi sexualidad, así dejé de preocuparme por lo que dirían mis padres si un día me descubrieran siendo un completo gótico, y así he dejado de preocuparme de muchas más cosas.
Querido Nathan:
Mis padres hoy me han confesado que no te volveré a ver porque ya soy muy mayor para que me cuiden. He de confesarte que he llorado al pensar que nunca más volvería a verte. Pero siéntete seguro de que eso no va a pasar. Si no vienes tú a por mí, iré yo a por ti. Porque ten claro que te quiero y eres demasiado importante para mí como para dejarte ir.
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La Oscuridad que Nos Une (Abandonada)
RomanceWarning: Esta historia contiene temas de violencia, autolesiones, depresión y suicidio. Si eres sensible leelo bajo tu responsabilidad. Seguro que todos los que estamos en Wattpad hemos leído alguna vez un fanfic donde el niñero de la protagonista...