Capítulo 1: La primera vez

57 3 4
                                    

Ethan

Los últimos rayos de la tarde iluminaban todos los muebles de mi habitación, la ropa, los libros o lo que fuera que hubiera por el suelo. Mi madre me pidió ordenarla antes de que llegara la niñera pero me distraje un poco y ahora iba a contrarreloj.

-¡Ethan! ¡Ya ha llegado! ¡Baja a presentarte!

Grité "¡No!" en mi cabeza y tuve que pensar en algo rápido para ocultar el desastre. Podía simplemente cerrar la puerta, decirle a mi madre que sí lo había hecho y después contarle a la niñera la verdad, seguro que lo entendería. Así que así hice, cerré la puerta de mi cuarto y bajé las escaleras. Mientras bajaba los escalones veía como mis padres hablaban con alguien en la puerta. "La niñera" me dije, pero conforme iba bajando cada vez podía ver mejor como era. Por el movimiento de las manos pude ver que era pálida de piel. Su pelo era corto, negro y repeinado, algo que según yo queda horrible.

-Hola -dije una vez que me encontré detrás de mis padres. Estos se apartaron y me dejaron ver a quien me cuidaría esa noche. Primero que nada, no era una niñera, era un niñero ¡Era un chico! Un chico muy bien vestido: camisa azul, pantalones beige y muy repeinado.

-Este es Nathan, esta noche te cuidará él -me dijo mi madre -El tiene 11, no tienes problemas con niños de esa edad, ¿verdad?

-No, en absoluto. Primero haremos los deberes y si hay tiempo antes de cenar veremos una peli.

-No, no, nada de televisión por la noche, después le cuesta dormir. Tampoco nada de dulces.

-Pues de postre fruta -dijo mirándome para después volverse a mi madre -¿Alguna regla más?

-Sí, para ti. No quiero gente en mi casa. Sé que tú no harías algo así pero lo quiero aclarar.

-Oh, no, no se preocupe, jamás se me ocurriría traer amigos mientras trabajo en una casa ajena.

Mi madre sonrió ante tal respuesta pero pronto se giró hacia a mí con seriedad.

-¿Has ordenado tu cuarto? -preguntó.

Tarde una milésima de segundo en responder con un sí pero tan solo eso bastó para que mi madre no me creyera. Suspiró y le dijo a Nathan.

-Que ordene su habitación.

-No hay problema, será lo primero que haga -dijo sonriente.

-Bueno pues entonces ya podemos irnos -dijo mi madre mirando a mi padre -Nathan el dinero te lo daremos cuando lleguemos.

-Lo prefiero así, gracias.

Mi madre me dio un fuerte beso en la mejilla antes de irse y camino por el jardín hasta el coche.

-Adiós mamá, adiós papá -me despedí desde la puerta.

Cuando arrancaron el coche la puerta se cerró y me encontré a solas con Nathan, eso me puso un poco nervioso dado que sería la primera noche que pasaría con él y no lo conocía de absolutamente nada.

-¿De verdad has ordenado tu cuarto? -fue lo primero que me dijo.

-No -dije con la cabeza gacha.

-Pues ya sabes que hacer primero. Por cierto, ¿Dónde está el baño?

-Por ese pasillo al fondo -dije mientras subía corriendo a ordenar mi cuarto pero por la barandilla vi como Nathan no soltó su voluptuosa mochila y se la llevó con él.

No sabía que tenía ahí dentro pero mi cabeza comenzó a volar mientras ordenaba mi cuarto. A lo mejor ahí dentro tenía una bomba y quiere hacer volar todo el vecindario, o tal vez sea una motosierra y quería destriparme con ella si le doy mucho la lata. Mi mente de 11 años llena de thrillers y terror solo me hacía pensar en armas.

La Oscuridad que Nos Une (Abandonada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora