Después de aquella enorme fascinación hacia el pelinegro, no me percaté que el bus había llegado a mi parada.
-¡Espere, yo también bajaré aquí! ¡Espere!- grito al conductor mientras corro abriéndome paso entre el gentío.
Al salir del camión, mi único deseo era no toparme con mi amado ojiverde, ¿y adivinen qué?, me estaba esperando en un poste luciendo como aquellos chicos modelando ropa en las revistas de mamá.
Trago saliva y respondo a su cordial acción.
-Jeje, gra-cias por esperarme.- digo tartamudeando frente a él, como es mi costumbre con cualquier varón.
-Descuida, pero hay que caminar rápido; las clases empezarán muy pronto. ¿Kim?-
-Ehh... omm, ¡s-sí, corramos!-
Si quieres que te ponga atención deja de lucir tan estúpidamente perfecto, idiota.
Nota: Con los hombres que me he llegado a encariñar, siempre saco mi lado más pasivo-agresivo, el cual sólo me hace quedar como el típico cliché del uke de animé yaoi. Quisiera cambiarlo, pero tantos años leyendo mangas de ese tipo afectan a mis neuronas.
Durante todo el camino no desvió la vista de como ondea el cabello tan sedoso y brillante de Beth, me pregunto que clase de shampoo usará... y cuál recomendaría para mi tan desordenado cabello, por algo tardo más de una hora arreglándome en las mañanas.
Seguimos avanzando hasta tener la puerta de la escuela siendo cerrada justo en nuestras narices; habíamos llegado tarde otra vez.
-Oh, genial, tendremos un reporte.-
-No si entramos sin que la prefecta se dé cuenta.- dice Beth asimilando con sus manos el movimiento extraño que hacen las moscas.
El ojiverde toma mi mano y me lleva hasta la parte trasera del muro de la escuela (sí, ojalá con otras intenciones) donde hay una abertura por la cual fácilmente podemos entrar sin ser notados por ninguna de las maestras que vigilan los alrededores hasta las 8:30 de la mañana; a quién le importan los ladrones o secuestradores, en cualquier momento puede llegar un alumno con el cabello largo, eso sí que es una crisis.
Nos escabullimos por detrás del edificio, y subimos las escaleras hasta llegar a el piso donde estaban los salones de ambos.
-Te veré más tarde, Kim. Ten un buen día.- dice Beth agitando su mano en señal de despedida.
-¡A-adiós!-
Entro a mi salón, para mi suerte la profesora todavía no llegaba, así que tomo asiento rápidamente luego de saludar a mis comadres, saco mi libreta, el lápiz que me dió Emily, y mi pluma de Mochi-mochi Panda para así comenzar mi rutina diaria de dibujo; la mejor forma de olvidarme sobre mi inutilidad, pero no sirvió para olvidarme de mis pensamientos enamoradizos, los cuales hicieron que terminara trazando una anatomía para dibujar a el lindo ojiverde que captó mi atención.
~ ¿Por qué demonios es tan lindo?, ¿qué shampoo usará?, ¿tendrá pareja?, ¿será gay?, ¿qué comida le gustará?, ¿será deportista? eso creo, ¿cómo se verá sin camisa? ~
Esos y otros pensamientos rondaban mi cabeza una y otra vez, es el típico efecto del recién enamorado, estaba más embobado que lo normal.-¡Señor Nurukuma!- grita resonando en toda el aula (y probablemente en toda la escuela también) la profesora Mellons. -¿Me podría decir el nombre de quien descubrió la fórmula química del agua?-
-Amm... ¿de pura casualidad, lleva la letra E?-
La mirada de la maestra me hizo captar el mensaje inmediatamente. -Debe poner más atención y no pasársela haciendo dibujitos. Me traerá este reporte firmado para mañana, ¿quedó claro?-
-Sí, maestra...- digo para luego levantarle dedo discretamente, después de todo debo de expresar mi molestia de alguna forma como buen adolescente que soy.
Genial, por culpa de la belleza y encantos de mi estúpido-amado ojiverde, ahora tengo un reporte y le tendré que dar una explicación a mis padres; éste día no podría ser mejor.
En el receso...
-Deberías poner más atención, Kimochi. Así incluso mejorarías bastante tus notas, como yo.-
-(suspira) Ya lo sé, Mary. Pero honestamente ya no tengo tanta energía para ello.-
-De todos modos puedes buscar una forma de fingir que estás poniendo atención, de vez en cuando mira a la maestra y hazte el pensativo, a mi me ha funcionado.-
-No es mala idea, Iris. Gracias por apoyarme, chicas. No creo merecer tanto la pena.-
-Ay, Kimochi, no salgas con tus cosas, sabes que te querremos pase lo que pase.-
-Gracias.- respondo mientras abro mis brazos en señal de abrazo, a lo que todas responden alegremente. No sé qué haría sin estás féminas, les estaré agradecido siempre por ser tan incondicionales.
-Pero Kimochi, de hecho, también te he notado más torpe que de costumbre. ¿Hay algo que quieras decirnos?-
Mierda, me descubrieron. Creo que mi cara al pensar en Bethy son muy obvias.
-Emm... bueno, para qué se los oculto. H-hay u-un chico que ha llamado m-mi atención y-y pues no lo sé... es raro.... c-creo que...-
-¡¿Tenemos nuevo nuero?!-
-En pocas palabras... s-sí.-
-¡YUUUJUUU!- gritan todas al unisono asimilando el sonido de urracas pariendo.
-¡Ay, Kimochi~! ¿Y puedes decirnos quién es?- dice Emily mostrando su lado fujoshi más salvaje.
-E-es...- respondía justo antes de ser interrumpido por una hermosa voz que aparentaba ser de un ángel.
-¡Hola, Kim!-
-¡H-H-Hola!- respondo nervioso al llamado del ojiverde.
Despido con la mano a Beth mientras prosigue con su camino, pero de repente comienzo a sentir esa extraña sensación de tener a 5 fujoshis mirándome fijamente, como si fuera la próxima presa de su nuevo shippeo.
-¡¿ES ÉL, VERDAD?!-
-¡¿DESDE CUÁNDO SE CONOCEN?!-
-¡¿CÓMO TE ENAMORASTE DE ÉL?!-
-¡¿CUÁL ES SU NOMBRE?!-
-¡SEXO!-
-¡ALCOHOL!-
-¡DROGAS!-
-¡SUDOR!-
-¡Y LÁGRIMAS!- (no entiendo por qué les gusta tanto acabar las oraciones con esas 5 palabras...)
-¡BASTA! Es sólo un amigo...-
-Pero quisieras que fueran algo más, ¿no es verdad?-
Respondo a esa pregunta con un tono rojizo en mis mejillas; todo lo que necesitaban para confirmar su hipótesis.
-¡CUPIDO FLECHÓ A KIMOCHI OTRA VEZ!- canturrea Emily, para que después todas empiezen a corearlo junto con ella a un volumen fácilmente percibido hasta por la directora que tenía su oficina en el séptimo piso de la escuela.
Fantástico, primero llego tarde, luego me ponen un reporte por idiota, después todo mundo se entera de que mi corazón late más rápido por alguien específico, y lo peor de todo es que no me puedo sacar a ese estúpido ojiverde de mi cabeza...
lo único que puedes esperar se días malos como éste, es que terminen pronto.
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"La Vida Común de un Chico Común"
RandomPara Kim Nurukuma, la vida siempre había sido repetitiva, monótona y aburrida. La misma rutina, las mismas clases, las mis más personas; toda era igual a diario y esto estaba comenzando a hartarle. Pero sin previo aviso, empiezan a pasar experienci...