Capítulo 4

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Agustín se separó del abrazo, se alejó un poco solo dos pasos para ser exactos, no lograba mirarla a los ojos, mantenía su cabeza mirando el suelo, Ángela observaba su timidez, sentía necesidad de abrazarlo nuevamente pero no quería forzar algo que quizás a él le causaba inseguridad.

- ¿Te encuentras bien? - logró decir al fin rompiendo un poco el hielo pero él solo asintió.

- Agustín - dijo ella tomando por debajo su rostro para que él la mirará pero este de alejó un poco más - Quiero disculparme - dijo entonces pero no obtuvo respuesta - Quiero disculparme en nombre de mi abuelo.

- No se preocupe Señorita, no hace falta - dijo al fin rompiendo el silencio causando un poco de tranquilidad en ella.

- Claro que hace falta, mi abuelo no debió comportarse así como lo hizo, sinceramente lo siento - Agustín solo asintió para luego cambiar el tema de conversación:

- ¿Necesita algo? - le preguntó mirándola por debajo sin levantar del todo la cabeza.

- Sólo me preocupa por ti, quise saber como estas así que decidí buscarte y por suerte logré encontrarte.

- Gracias por la preocupación, no era necesario que... dijo pero ella lo interrumpió.

- Agustín mirame por favor - le pidió sutilmente pero él no pudo hacerlo.

- Mirame por favor - le suplicó.

Agustín tomó coraje y logró mirarla, ella pudo notar en sus ojos una mezcla entre tristeza y vergüenza.

- Necesito que entiendas que eres importante para mi y que siempre voy a ayudarte - dijo ella pero él no contestó, se le estaba haciendo imposible sostener la vista en ella.

- ¿Necesitas algo? ¿Querés que me vaya? - preguntó mirándolo a los ojos.

- Señorita no lo tome a mal pero me gustaría estar un poco solo - dijo y ella asintió.

Antes de marcharse le dijo:

- Deberías volver solo un rato a la casa para que tu madre pueda verte, debe estar preocupada.

Agustín iba a responderle pero logra visualizar a Fausto que venía a toda prisa hacía ellos.

- Ay por fin logró hallarlos - dice exhausto de tanto correr.

- Fausto ¿Qué sucede? - lo interroga ella.

- Vine... - suspira profundamente, aún está cansado - viene a avisarles... A avisarte a ti muchacho... tu madre no está bien - dijo logrando que el rostro de Agustín sea de angustia y preocupación - Se ha desmayado - dijo e inmediatamente los tres comenzar a correr velozmente.

Agustín iba a una distancia bastante amplia dejando muy atrás a los amigos pero en mitad de camino tuvo que detenerse, estaba exhausto, le costaba respirar, a los pocos minutos el dueto logró alcanzarlo y notaron que el muchacho no estaba bien.

- Agustín ¿Qué tienes? ¿Te encuentras bien? - preguntó Ángela bastante preocupada.

- Si - logró decir el muchacho - Sólo... necesito descansar... un poco - dijo.

- Creí que estabas bien entrenado pero te cansaste demasiado pronto - bromeó Fausto.

- No... no es eso... dijo Agustín - soy asmático - dijo dejándolos atónitos - No debo correr pero... eso no importa ahora, tengo que llegar y ver a mi madre - dijo y comenzó a correr nuevamente, Ángela y Fauto le pedían a gritos que se detuviera mientras corrían detrás de él, Agustín hacía caso omiso a sus palabras.
Al llegar a la casa ingresó a todo prisa por la puerta de servicio buscando a su madre.

- ¿Mamá? ¿Mamá? - decía buscándola ya casi sin aire realmente la corrida le había afectado demasiado.

En ese preciso momento Flor ingresa a la cocina y al verla la bombardeó a preguntas.

- Flor ¿Qué pasó? ¿Cómo esta? ¿Dónde está mi mamá? ¿Está bien? Dime eh ¿Le pasó algo malo? - Preguntaba una atrás de otra respirando con dificultad y sin dar tiempo a que la muchacha logre responder una pregunta.

- Calmate, calmate por favor - decía ella en ese momento ingresaron por la puerta de servicio Fausto y Ángela agotados de tanto correr.

- Dime algo por favor ¿Cómo está mi mamá? - suplicaba el muchacho.

- Está mejor, tranquilo - dijo a lo que los tres suspiran aliviados.

- ¿La vio el médico? - preguntó Ángela.

- Si, si señorita el médico está con ella en estos momentos - dijo y Agustín fue rápidamente hacía la habitación de su madre.

Al llegar el médico en compañía de Marcelo y Gloria salían de la habitación.

- ¿Cómo está mamá? - preguntó Agustín al ver al médico - Dígame que está bien por favor - suplico.

- Tranquilo, tranquilizate - le dijo el médico notando su dificultad respiratoria - ¿Es el asma verdad? - lo interrogó a lo que él solo asistió.

- Vinimos corriendo - agregó Ángela.

- Lo siento, no sabia que era asmático - se disculpó Fausto, él tenía que avisarle lo sucedido a Agustín y de haberlo sabido se lo habría dicho de otro modo.

- Ve por tu inhalador, dos veces ¿lo recuerdas? - le preguntó y él asintió - Tu madre está bien, solo fue una baja de tensión arterial pero para que estés tranquilo la revisaré nuevamente, ahora tienes que estar bien porque si te ve así se va a preocupar.

Agustín fue hacía la cocina en busca de su inhalador, Ángela lo siguió, observó como Agustín frenaba un posible ataque de asma presionando dos veces como había dicho el médico, luego bebió una cantidad importante de agua.

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El médico ingresó a la habitación y reviso nuevamente a Caridad, al finalizar comprobó que su tensión arterial había normalizado.
Entonces decidió conversar seriamente con la mujer:

- Caridad creo que debes hablar con tu hijo - dijo y ella negaba con la cabeza.

- Dije que no quiero preocuparlo.

- Lo sé - dijo el médico - pero debes preparar a tu muchacho para cuando no estés... él debe saber que tiene serios problemas de salud, debe saber como cuidarse, conocer todo acerca de sus privaciones y permisos ¿Qué pasaría cuando tu no estés y él haga algo que no debe poniendo en riesgo su vida al no saber sobre sus problemas?

- A ver doctor ¿Qué quiere que le diga? ¿Que se puede morir en cualquier momento si no se cuida? ¿Asustarlo? ¿Que viva pendiente de su salud los siete días de la semana, las 24 horas del día privandose de hacer cosas que le gustan como una persona normal?

- Ese es el problema, él no es una persona normal, él es un muchacho enfermo, asmático, con problemas de salud bastante graves y lo sabes, él no es una persona normal y tu ya eres mayor y sabes que con tu problema cardíaco puedes sufrir un infarto y él quedará sólo sin saber como cuidarse - dijo sin saber que detrás de la puerta Marcelo acababa de oir esa conversación.

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