Capítulo 5

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Luego de oir esa conversación Marcelo quiso irse pero cuando giró chocó con Gloria que traía una bandeja con algo de comer para Caridad provocando un ruido bastante grande.

- Vamos, vamos - dijo Marcelo tomando a Gloria del brazo pero en ese momento Caridad habló desde el interior de la habitación.

- ¿Quién está ahí? ¿Gus sos vos? - preguntó.

Ellos iban a marcharse pero el médico salió de la habitación y los vio, les dijo que pasarán, Caridad precisaba hablar con ellos, ambos asintieron e ingresaron al cuarto.

- Nana ¿Cómo te sientes? - la interrogó Marcelo.

- Bien muy bien, no fue nada, son unos exagerados - decía pero el médico la contradijo:

- No, no están exagerando, hicieron bien en llamar para prevenir cualquier recaída.

- ¿Agustín? - preguntó la mujer con algo de preocupación.

- Está afuera entre un rato viene a verte - le informó Gloria.

- ¿Él está bien verdad? - interrogándolos nuevamente.

- Sí, sí tranquila, no te preocupes, él está bien - contestó Marcelo.

- Bueno me retiro - dijo el médico despidiéndose - Piensa lo que hablamos - le pidió a la mujer al salir de la habitación.

Cuando el médico desapareció Marcelo y Gloria tomaron asiento. Caridad sabía que era el momento de sincerarse, respiró profundo y habló:

- No quisé ocultar nada acerca de mi hijo... - dijo pero Marcelo la interrumpió.

- No necesitas contarnos nada, no estás obligada a contar algo que es de tu vida privada pero quiero que sepas que si necesitas ayuda podes contar con nosotros - dijo y ella asintió.

- Gus está enfermo... - comenzó diciendo.

- ¿Es por el asma? - preguntó Gloria.

- Él tiene graves problemas de salud... - dijo dejándolos sorprendidos - No es solamente el asma...

- Pero ¿Qué tiene? Preguntaron al unísono.

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- ¿Estás mejor? - preguntó Ángela, él se asustó un poco al oírla.

- Sí, no sé preocupe señorita estoy bien - respondió él un poco nervioso.

- No me trates de usted por favor, puedes tutearme.

- No corresponde... Usted es mi jefa y yo... - dijo pero fue interrumpido por Ángela.

- Yo quiero que seamos amigos - le dijo ella pero él negó con la cabeza.

Ángela no entendía porque él era tan distante con ella, no entendía porque se alejaba cuando ella quería acercarse, ganarse su confianza, quería ser su amiga pero él era tan cerrado e imprescindible que no podía saber lo que pasaba por su cabeza, lo que sentía, lo que quería, lo que le hacía feliz.
En ese momento llegó Flor buscando a Agustín:

- Enano acá estás, hace rato que te estoy buscando - dijo mirándolos entonces preguntó - ¿Interrumpí algo?

- No nada ¿Qué pasa? - respondió Agustín.

- El médico me dio los medicamentos para tu mamá y quería explicarte los horarios y eso pero si estás ocupado te explico después - dijo.

- No está bien explícame ahora - dijo sentándose.

- Estas que son así bien redondas y chiquitas son para la tensión arterial... - explicaba la rubia, Ángela los observaba detenidamente.

- Estas otras son por si le duele la cabeza... Y estás que son más grandes son para el corazón ¿Te vas a acordar? - preguntó la rubia.

- Si si.

- Acá dejó unas recetas, mañana iré al pueblo a comprar unas cosas y de paso compró esas medicinas... No sé te ocurra tirarlos eh - advirtió la joven.

Ángela que observaba la situación se preguntaba porque la muchacha actuaba de esa manera con Agustín ¿Acaso no sabia leer? ¿Por qué usaba esa técnica para explicar el uso de tres simples medicamentos con un joven de 20 años?

- Iré a ver a mamá - dijo el joven retirándose de la cocina.

Ángela aprovechó el hecho de estar a solas con Flor y preguntar:

- Flor - dijo con timidez.

- Si señorita - dijo ella dándose vuelta.

- Agustín... ¿No sabe leer? - preguntó curiosa.

- No ese salvaje no fue a la escuela... - dijo dejando a Ángela sorprendida - Algo me enseñe pero como es tan terco e impaciente no aprendió mucho, sólo conoce algunas letras.

- Ah - logró decir sin salir de su asombro.

- Quería aprender todo en un día y así no sé puede - agregó para luego soltar una pequeña carcajada - ¿Necesita algo más? - le preguntó sonriente.

- No, iré a ver a Caridad, nos vemos - dijo despidiéndose amablemente.

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-  No lo puedo creer - decía Marcelo después de escuchar el relato de Caridad.

- ¿Lo está tratando un médico? - consultó Gloria.

- Si claro que sí, cada tres meses lo revisa el médico que viene a la estancia a revisar a todos.

- ¿Es genético? - preguntó él hombre.

- No lo sé, Gus no es mi hijo - dijo y ambos se sorprendieron aún más que antes - Lo adopté apenas nació.

- ¿Sabes quienes son sus padres? - Volvió a interrogar el hombre - La mujer negó pero en realidad si sabia quienes eran los progenitores de su ahora hijo ya que ella lo trajo al mundo pero aún no estaba lista para revelar esa verdad.

- ¿Y él no sabe nada? - interrogó la mujer.

- No, no sabe nada de su origen, ni de sus problemas de salud, sólo sabe que es asmático, elvmédico me informa sobre su estado de salud cada vez que lo revisa.

- ¿No crees que Agustín debería saberlo? - la cuestionó Marcelo justo en ese momento él abre la puerta de la habitación.

- ¿Saber qué mamá? - pregunta después de oir el final de la charla de su madre con los patrones.

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