Capítulo 8

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Siendo las 4:45 hs de la mañana Agustín se levanto para trabajar como todos los días, se preparó un desayuno ligero pero fuerte en calcio y proteinas para mantenerse sano y fuerte.
Era el primero en levantarse los demás empleados ingresaban a las 5:30 hs, él también pero al ser el capataz le gustaba tener las tareas organizadas para sus compañeros es por eso que lo hacía 30 minutos antes.
Su madre y Flor ingresaban a las 6:00 tenían una hora exacta para preparar el desayuno de los patrones los cuáles lo hacían a las 7:00 hs.
Agustín no tenía días malos a menos que se enojará en el transcurso de la mañana por algo que haya pasado pero al despertar jamás, siempre despertaba alegre.
Incluso si acaba antes de organizar las tareas de la estancia comenzaba con sus deberes o iba a la cocina a ordenar algunas cosas para que cuando su madre y Flor se levantarán pudieran dusfrutar unos minutos más el desayuno y no andar a las corridas.
Hoy debía hacer aún más perfecto su trabajo ya que los patrones tendrán visita. Al acabar con la organización fue a la cocina a cortar unas frutas para el jugo exprimido, el señor Emeterio era el más exigente con su jugo de limón, Marcelo bebía jugo Naranja al igual que Fausto mientras que Gloria prefería el de Manzana y Ángela siempre ingería uno diferente pero no lo escogía le gustaba que Caridad o Flor la sorprendieran aunque ella desconocia que su jugo de hoy será preparado por Agustin, a excepción de Flor y Caridad que siempre le decía que no era necesario que realizará esas tareas sabía que él ayudaba en la cocina, el muchacho respondía que no le costaba nada y que lo hacía para ayudarlas, sabía que la casa era demasiado grande para que solo ellas realizarán todas las tareas domesticas y que para su madre era agotador por su edad y sus problemas de salud, que había cosas que ya no podía realizar o si las hacía era con dificultad y aunque Flor se ocupaba de esas cosas también era mucho para ella.
El reloj marcó las 6:00 y a los pocos segundos aparecieron su madre y la joven por la puerta de la cocina.

- Buenos Días - dijo Flor mientras se le escaba un pequeño bostezo.

- Buenos Días - respondió Agustin dandóle un beso en la mejilla.

- Buenos Días - saludó Caridad - Gus te dije que no... - comenzó diciendo pero el joven la interrumpió.

- Buenos Días Mamita - dijo dandóle un abrazo y un beso como todos los días - No digas nada, aunque me digan que no lo haga más lo seguiré haciendo porque quiero ayudarlas.

- Muchas Gracias mi niño - dijo su madre aún abrazada a él.

- Si gracias enano - dijo Flor.

- No me agradezcan más que me da vergüenza - dijo él algo sonrrojado porque si por más que se tratara de su madre y de su hermana del alma como solía llamarla que eran las mujeres en las que más confiaba no dejaba de sonrrojarse - Y no me llames enano, ya te lo dije - dijo dando unos pequeños trotes hacia Flor para hacerle cosquillas.

- Paren ya, dejen de jugar como niños - dijo Caridad.

- Mamá ¿Qué haces levantada? - dijo él al recordar que ella deberia estar haciendo reposo.

- Ya estoy bien - dijo su madre pero él la contradijó.

- No, no esta bien y si el médico dijo que debe descansar lo hará - dijo el michacho siendo algo firme o por lo menos intentandolo ya que a él se le dificultaba ser así con su madre.

- Pero si ya estoy bien - dijo ella nuevamente.

- Mamá - dijo haciendo que ésta se sentará, tomando sus manos después de ponerse en cuclillas frente suyo - entiendame por favor... Quiero que se cuide... no sé que haría sin usted - dijo el joven mitando fijamente a los ojos a su madre.

- Agus tiene razón - intervino la rubia acercandose a ellos - La necesitamos mucho y bien.

- Pero si estoy bien - volvió a decir - solo me sentí un poco mareada nada más, ya estoy bien - dijo mirandolos - pero para que esten más tranquilos voy a ir a descansar.

- Gracias Mamá - dijo el muchacho mas aliviado.

- Si gracias y entienda que es como dice Agus que es por su bien, la queremos mucho, es muy importante para nosotros, eres su mamá y para mi es como si lo fueras - dijo la joven - Caridad solo sonrio y en compania de Agustin se marcharon hasta la habitación:

- ¡Gus estoy bien! - decía Caridad una vez más.

- Ya lo sé pero necesito que estes mejor - respondió él y ella sonrió porque necesito a la mejor madre del mundo siempre a mi lado.

Agustin permaneció junto a su madre por unos minutos, luego se marchó, decidió ayudar a Flor con el desayuno, mientras ella lo servía en el comedor de los patrones él se lo llevaba a sus compañeros.
Al cabo de unos minutos, 40 minutos para ser exactos Flor ingresaba a la cocina con las cosas del desayuno para lavar, ambos no emtendían como ellls, los patrones que eran menos tardaban tanto en desayunar y los muchachos que eran alrededor de 50 lo hacían en 15 o 20 minutos, incluso cuando Emeterio estaba solo se tardaba igual o más tiempo que ahora.

- ¡Sigues aquí! - Exclamó la rubia.

- Solo quiero saber si necesitas ayuda, ya que estas tu sola con todo - respondió él.

- No, gracias estoy bien - dijo ella.

- Bien, iré a trabajar - le informó porque si sus compañeros ya estarían esperándolo para que les informará sus quehaceres.

- ¡Espera Gus! - Exclamó Flor girando sobre si misma para quedar cara a cara con él - Me dijeron que vahas e informes a los muchachos sobre sus tareas y que regreses, tienes que andar por aquí cerca, dentro de una hora aproximadamente llegarán los hijos del patrón - Agustín solo asintió.

Siendo eso de las 9:00 horas llegaron los hijos del señor Emeterio, cargados de equipajes, en autos lujosos, el primero en llegar fue Diego con su esposa Debora y sus tres hijos: los mellizos Andrés y Renato y Agustina. Flor y Agustín bajaron el equipaje y lo llevaron a las distintas habitaciones las cuáles estaban especialmente preparadas para cada uno de ellos.
Aún no se ocuparían de ordenar el equipaje en los closets porque lo harán cuando esten todos, es decir Daniel y su hija.
Luego de que Marcelo los presentara a sus familiares llegó otro vehículo, de allí bajaron dos personas, mientras ellos se saludaban Flor y Agustín bajaron y llevaron todo el equipaje a las habitaciones correspondientes.
Al regresar Marcelo volvió a presentarlos:

- Mine ellos son Flor y Agustín, ella es la muchacha que ayuda en la casa y la cocina y él es Agustín el encargado de la hacienda.

- Mucho gusto - respondió la dulce muchacha amablemente.

Daniel terminó de hablar por telefono y volvió al encuentro con su familia. Marcelo volvió a hacer lo mismo pero está vez por separado.

- Hermano ella es Flor la muchacha que ayuda en la casa y en la cocina...

- Hola señorita mucho gusto.

- El gusto es mío señor, estoy para servirle.

Marcelo se posicionó al lado de su hermano y dijo: - Y él es Agustín el encargado de la hacienda... - Y sin saber porque ambos se miraron a los ojos y sus miradas se conectaron, ambos perdieron noción del tiempo, no podían dejar de mirarse:

- Mucho Gusto Señor - dijo Agustín estrechando su mano para saludar a Daniel, él cuál permanecía inmovil sin reaccionar.

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⏰ Última actualización: Apr 13, 2019 ⏰

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