Parte 15

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Me encuentro en la iglesia junto a mi familia velando los cuerpos de mi tío y mi padre. Se pudo comprobar que los cuerpos que iban en el avión le pertenecían a ellos.

Cierro los ojos queriendo de despertar de esta pesadilla, no puedo creer que mi padre se halla ido; que jamás poder ver su hermosa sonrisa y escuchar sus cantaletas o de ver como era de especial con mi madre y conmigo.

Desvió mi mirada hacia mi lado y escucho como Sophia se derrumba en los brazos de Andrés, sonrió de medio lado al ver que por lo menos tiene un hombro en donde llorar.

Miro hacia el otro lado y veo a mi madre junto con mi tía Geraldine. Ambas están completamente idas, no sé si es por tanto calmantes que tiene su cuerpo que solo su cuerpo está en este lugar y su mente sigue divagando.

Aprieto el pañuelo que tengo en mis manos al ver a Cristóbal acercarse al féretro de su padre, lo observo detenidamente preguntándome si él tuvo algo que ver con sus muertes, si es así jamás se lo perdonare.

Me acerco al féretro de mi padre y acaricio la brillante madera que cubre su cuerpo. No sé qué es más difícil, poder verlo por última vez o no hacerlo. Tanto mi padre como mi tío sus ataúdes están cerrados ya que por el accidente quedaron completamente calcinados y solo por su récord dental pudieron identificarlos y por su sangre.

―Vamos cariño, ya es hora― Mi tío se me acerca tomándome del codo para que empiece a caminar mientras veo que empiezan todos a salir de la capilla para ir al cementerio.

Quiero acercarme a Cristóbal y llorar en su cuerpo, lo veo abatido pero a la vez lo veo con rabia. La incertidumbre en saber quién fue los responsables de su accidente me está carcomiendo. Según el dictamen, el avión tuvo problemas y no se pudo controlar y cayó en picada hasta estrellarse, cosa que no lo creo ya que los aviones de mi familia son de última generación y mi padre estaba muy pendiente de sus funciones.

Tomo a mi madre de la mano, mientras Sophie toma a su madre de la suya. Ambas caminamos con ellas llevándolas para que no caigan con ayuda de Andrés y mi tío Tomas, mientras mi tía va junto a mis abuelos y mis primos detrás de ellos.

Nos acercamos a la que va a hacer su tumba de ahora en adelante, observo a mi alrededor y muchas personas han venido a su despedida, a lo lejos veo a Cristóbal que se mantienen al margen, está vestido de negro y tienes sus manos metidas en una gabardina mientras sus ojos lo ocultan unas grandes gafas negras. Ambos nos observamos por un momento, como si el tiempo se volviera a detener en ese momento y solo estuviéramos él y yo.

Quiero creer que el no tuvo nada que ver, quiero de verdad quiero creerlo pero por alguna razón siento que no es así. Desvió mi mirada y me concentro en las últimas palabras del cura y es cuando todo se vuelve un caos.

Al momento de empezar a bajar ambos féretros mi madre se zafa de mis brazos y se tira encima del ataúd y trata de abrirlo, varias personas la sujetan y ella no hace más que gritar y golpea a los que trata de cogerla para sacarla. Caigo de rodillas poniendo las manos en mi boca mientras lloro con más fuerza viendo como mi madre lucha por tirarse encima del cuerpo de mi padre, ella grita que lo entierren con él, que ya no quiere vivir.

Veo como se llevan a mi tía Geraldine quien se ha desmayado de nuevo y mi prima Sophie esta tirada encima del féretro de su padre, mis abuelos y mi tía esta gritan llorando que las detengan.

Siento que mi cuerpo ya no tiene fuerza y no puedo levantarme del suelo. Alguien me toma y me aferra con su cuerpo, ya no miro a mi madre, ya no miro a nadie solo me aferro al cuerpo que me sostiene y me saca hasta donde está un auto.

Cierro los ojos y aspiro el aroma que reconozco de inmediato, no sé cuánto tiempo pasa solo caigo inconsciente en los brazos de Cristóbal sin saber dónde me lleva.

Despierto desorientada y me encuentro en mi habitación. Me levanto de la cama hasta estar sentada y toco mi cabeza porque siento que en cualquier momento me dará un derrame por el dolor que tengo. Cierro los ojos por un momento y las imágenes de mi tío y mi padre en ese ataúd hace que me levante de un brinco de la cama, me miro mi cuerpo deseando que todo fuera una pesadilla pero me doy cuenta que no es así ya que llevo mi vestido negro.

Tapo mi boca y empiezo a llorar de nuevo, no puedo creer que esto de verdad este pasando. Levanto mi vista y veo a Cristóbal parado enfrente de mí con su mirada llena de tristeza. Me levanto y corro hacia su cuerpo y el me envuelve con sus brazos y ambos empezamos a llorar en el suelo.

No sé cuánto tiempo ha pasado, lo único que quiero es estar en esta posición; en sus brazos. Pero ha llegado el momento de confirmar mis sospechas, con mucho dolor me separo y lo veo a los ojos y ahí está mi confirmación con su mirada.

― ¿Por qué?― Le pregunto con un nudo en mi garganta.

―Eras tú o ellos ― Dice bajando su mirada.

― ¡¿Cómo pudiste?!― Le grito y empiezo a golpear su pecho y Cristóbal simplemente se deja pegar.

―Ella me puso a decidir, o te mataba a ti y mi hermana o ellos morían.... Yo... ― Su voz se rompe y no me importa sigo descargando toda mi ira en los golpes.

― ¡Cómo pudiste hacerlo! ¡Jamás te lo perdónate!―

―Lo siento― Susurra entre lágrimas y yo lo empujo y me separo de el ―Todo lo que hice lo hice por ti―

―No quiero volverte a ver en mi vida― Le digo levantándome del suelo ― No te denuncio en este momento porque esta familia ha tenido suficiente por el momento y sé que mi tía no aguantaría el impacto... Pero...― Lo encaro.

―Tarde o temprano deberás dar la cara y también esa mujer tiene que pagar por todo― Le doy la espalda y me acuesto en mi cama tomando la almohada para ocultar mi rostro en ella.

Lo último que escucho es la puerta siendo cerrada y en ese momento me di cuenta que no solo habíamos enterrado a mi padre y a mi tío, también había enterrado a Cristóbal.

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