ACTO 1

63 6 2
                                    

EL REY MALDITO

En un reino ya olvidado, del cual su nombre solo se encuentra en los libros de historia, tan antiguo que bien podría ser tan prístino como el mundo mismo. Se encuentra entre las ruinas un rey maldito, sentado sobre su trono, atrapado, esperando que el tiempo venga a reclamarlo.

Por desgracia este se había olvidado de él, gracias a una maldición cual origen aún era desconocido, la desgracia del rey comenzó en el momento cuando la criatura más temida y vil invadió su reino acompañado por su millar de esbirros.

Un rey que lo había perdido todo, solo entre ruinas y antiguas memorias, el rey abre como pesadas cortinas sus parpados, poco a poco sus ojos empiezan adaptarse a la claridad, sus pulmones empiezan a llenarse de aire, al vaciarlos solo un hedor a muerte sale de su boca. Por cada bocanada de aire que desesperadamente tomaba para llenar sus pulmones, sentía que la vida volvía a su cuerpo.

Su apariencia era la de un hombre joven adulto, su armadura a pesar del daño que mostraba aun desprendía ese brillo metálico, su ropa bajo esta aún estaba intacta, presentaba algunas rasgaduras pero había sobrevivido al paso del tiempo. La mirada cansada del maldito ve como el paisaje de lo que una vez fue un reino prospero, ahora solo eran vestigios de una Era dorada.

El hombre parpadea una y otra vez haciéndose cada vez más difícil abrirlos, aun así su vista empieza a enfocar su entorno poco a poco asimilando la oscuridad y la luz que lo rodeaba; ecos que habían permanecido en silencio se hacen escuchar al sentir su despertar, como si hubieran esperado a que el rey maldito despertara de su letargo, intentando desesperadamente ser escuchados.

Lamentos, gritos de su gente, gritos de batalla de sus leales caballeros que lucharon hasta su último aliento, el sonido metálico de espadas y escudos chocando contra garras, canticos de hechizos siendo recitados por magos de su Corte, intentando ganar tiempo para su rey; tales sonidos aún permanecían en los rincones de aquel palacio, un tormento que debía soportar aquel ser cada vez que despertaba de su letargo.

— ¿Por qué sigo aquí?

Con voz débil el rey se pregunta a sí mismo, como si despertarse fuera una pesadilla, encontrándose de nuevo con su realidad, acompañado solo con la fiel soledad que ha estado a su lado desde que su reino cayo. Su mirada había perdido el brillo, su alma cansada no opone resistencia alguna a la muerte esperando que esta venga por el al fin, pero ha pasado mucho tiempo esperando su final, la muerte también lo había olvidado para su desgracia, ignorándolo como si lo castigara por alguna egoísta razón.

El rey mueve su cuerpo dejando caer nieve que se había acumulado en él mientras estuvo dormido, era un cadáver viviente esperando con anhelo su final, lo intento todo para quitarse la vida cuando se dio cuenta de su estado, pero fue inútil.

Aquel que una vez fue llamado héroe, aquel que fue coronado rey por sus hazañas, ahora no significaba nada para el mundo. Rechazado por la muerte y la vida misma.

A pesar del tiempo transcurrido su cuerpo estaba en buena forma, al contrario de su alma y razón, que había sucumbido a la tristeza y el dolor que ahogaba su voluntad de luchar de nuevo, sin un propósito, un alma sin descanso.

El hombre sube la mirada hacia el techo, poco quedaba de esta, su trono estaba a merced de la claridad de la noche que se había colado como una intrusa que venía de visita. Su cuerpo y trono son bañados por la presencia de la luna, dándole protagonismo en aquel desolador lugar.

Su vista se dirige a los rincones de aquel salón que un día estuvo adornado de oro y finas telas, recordando con nostalgia y pesar los días cuando frente a él estaba su corte, sus fieles caballeros y amado pueblo que en época de festival coreaban su nombre.

DOM  El Rey MalditoWhere stories live. Discover now