Los días habían vuelto a transcurrir para Hak Yeon, pero a diferencia de los anteriores, la cocina estaba completamente cerrada, la música había cesado una vez más en la madrugada y todo ánimo acababa muriendo con el último rallo de luz del día. Ni siquiera le importaba la pequeña perdida de peso que podría verse en sus ojos al no dormir, no comer. Tal vez llevaba dos semanas sin saber del cocinero, las doncellas no le hablaban, las luces se apagaban antes de la hora y nadie decía nada; por unos segundos incluso Hak Yeon volvía a sentir que había retrocedido en el tiempo hasta la muerte de su madre dónde todo era oscuridad y silencio.
El sol le molestó por la mañana de aquél viernes cuando su doncella fue a prepararle para la comida que debía hacer con los demás condes del lugar, ni tan siquiera el oscuro maquillaje lograba dar color a su piel que parecía ser bañada por la nieve desde hacía horas. Su ropa fue colocada tras un baño, un traje elegante blanco con detalles rojos y negros. Hak Yeon se observó en el espejo y se maldijo a si mismo en silencio mientras terminaban de colocar su cabello en el lugar correcto.
Se sentía una marioneta, o tal vez ya lo era; poco le importaba que fuera de una forma u otra, por eso mismo cuando salió de su estancia caminó con pasos pesados hasta el salón dónde ya habían familias de la aristocracia esperando por empezar la comida. La música sonaba lejana a pesar de que estaba cercano al pequeño cuarteto de cuerda que les acompañaría hasta que la comida de todos fuera servida de las bandejas.
Los minutos parecían horas cuando Yeon tenía que saludar, sonreír y actuar como si aquello le importara, él necesitaba saber, necesitaba dormir y tener respuestas de todas las preguntas que habían pasado por su cabeza. Taek Woon había desaparecido o le evitaba de la noche a la mañana, la sala que resguardaba el piano había cambiado de cerradura y Yeon juraba haber visto una hoguera a lo lejos el mismo día que aquello ocurrió, deseando que nadie hubiera puesto una mano encima de aquel instrumento. Pero nunca había una respuesta a esas preguntas.
El hombre de confianza del señor Cha avisó de que la comida ya estaba lista para ser servida, así que Hak Yeon ocupó un lugar en la esquina, al lado de su padre mientras observaba como los camareros entraban tras que todos ocuparan su lugar dejando la comida sobre los platos. La comida concurrió tranquila, amena, tan fingida como las horas y las buenas palabras que se hacían presente en la estancia.
La señora Jung habló, sacando de sus pensamientos al chico que jugueteaba con la nata derretida de su postre y que estaba pasando desapercibido.
—Quisiera felicitar a su cocinero, ¿podría venir?
Hak Yeon alzó la cabeza observándola. Podría ver a Taek Woon una vez más, así que rápidamente miró a su padre quien ya tenía la mano alzada antes de que las puertas del gran salón se abrieran y todos observaran al hombre de ropa blanca que caminaba a paso decidido.
El corazón del moreno dio un vuelco cuando el hombre se paró frente a él y sus ojos oscuros se conectaron por unos segundos antes de que le saludara con un gesto de cabeza. Sabía que Taek Woon estaba hablando con la mujer que tenía al lado, escuchaba sus voces de fondo, pero aun así estaba tan horrorizado con lo que podía ver delante de él que las palabras se quedaban mudas en su garganta.
ESTÁS LEYENDO
En las noches de piano. [NEO VIXX]
FanfictionHak Yeon es el heredero de la riqueza Cha, pero a él no le importa el dinero, él quiere saber quien es el hombre que toca el piano de su madre por las noches y enamora a su corazón sin darse cuenta.