❀ : ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 3

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Una semana había pasado desde que le piano sonó una última vez, haciendo que el remordimiento de Hak Yeon estuviera constantemente recordándole que tal vez debería haber sido más cuidadoso el día que había visto la rosada cabellera del hombre que tenía esa habilidad a la hora de hacer que sus sueños fueran más ligeros y cómodos para él mismo.

Era una semana sin saber cómo dormir, una semana de mal humor por las noches, de protestas a la almohada, las estrellas y la luna que entraban y se burlaban de él por la ventana como si fuera un iluso buscando algo que no existía y que sin embargo solo necesitaba ser tocado.


Los pies descalzos del muchacho empezaron a caminar por la habitación de un lado a otro producto de los nervios mientras se mordía el labio inferior y fruncía el ceño, sopesando más de una alternativa a aquel insomnio que estaba ocasionando su propia cabeza al preguntarse dónde estaba el hombre de cabello rosado. Así mismo, Hak Yeon terminó cogiendo una noche más la bata de seda, colocándose las zapatillas y caminando decidido hasta la cocina.


Sin saber como ni exactamente el por qué, había empezado a hacer buenas migas con el cocinero del lugar, y es que Taek Woon tenía su misma edad y un sentido del humor muy pequeño, la mayoría de veces terminaba avergonzado por algo que decía el heredero o marchándose sin decir nada para que este se fuera ya a dormir. A veces simplemente no hablaban de nada y solo se quedaban en silencio sentados sobre la encimera que daba a la ventana para poder ver el amanecer.


Aquella noche volvería a preguntarle sobre el hombre de color suave y probablemente volvería a negarle que hubiera alguno, tachándole de loco, por esa misma razón, Hak Yeon estaba pensando en encontrar otro plan distinto al que tenía en mente.


Abrió las puertas de la cocina, mirando como el cocinero sonreía sin mirarle mientras terminaba de batir la nata montada que estaba haciendo para decorar un pequeño pastel que metería después en la nevera.


¿También haces pasteles?La voz incrédula del moreno entró a la vez que lo hacía él, cerrando bien la puerta antes de quedar al lado del hombre.¿Se puede saber que no haces tú?


Taek Woon sonrió de forma suave, dejando su tarea cuando la nata ya estuvo lista para mirarle cogiendo una cucharilla de metal para darle un poco del dulce al mayor que gustoso lo comió sin coger la cuchara, haciendo que por unos segundos se sorprendiera el cocinero.Hago muchas cosas.


¿Cómo tocar el piano? Preguntó siendo lo menos sutil que podía, mirándole con una sonrisa en los labios cuando este empezó a bañar el bizcocho con la nata, haciendo que empezara a quedar blanco.


No, eso no se hacerlo.Respondió sin pensar mientras que el moreno chasqueaba la lengua y pasaba uno de sus dedos por mitad del pastel, destrozando la fina capa de nata antes de comerla.¡Oye!

En las noches de piano. [NEO VIXX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora