❀ : ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 2

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Una noche más en la que Hak Yeon era incapaz de conciliar el sueño, pero esta parecía distinta a las anteriores, la música sonaba pero no era igual de cariñosa que las veces pasadas, en vez de transmitir el amor y la paz que provocaba que la piel se le erizara y el corazón se le acelerara, solo provocaba que su cuerpo temblara de intranquilidad por miedo a lo que fuera a ocurrir al finalizar la melodía.


Aquél pianista parecía esa noche estar muriendo a cada nota, la cordura, el amor se desvanecía en las notas mas bajas del piano en una melodía lúgubre que asustaba al heredero. Pero él no se quedaría de brazos cruzados ante semejante contratiempo en uno de sus peores días del año.


Se incorporó inquieto en la cama, quedando sentado al borde de esta mientras miraba sus pies y pensaba en lo que podía ocurrir. Llevaba horas sin comer, pero aquella sopa que descansaba en la bandeja de plata sobre su tocador estaba fría y solo conseguía revolverle el estómago vacío. Los nervios de pensar que debía de casarse con una desconocía le molestaba, su madre nunca habría permitido eso; nunca le hubiera impuesto nada que no quería. Por eso había aprendido danza, por eso había decidido seguir con el protocolo y evitar las clases de esgrima, las de hípica o cualquier cosa que no estuviera relacionada con la música.


Caminó hasta su biombo, agarrando la fina bata de color rojo que hacia contraste con su pijama perlado, atándose la fina cinta a la cintura mientras andaba decidido al pasillo, ni siquiera refunfuñaba, simplemente mantenía su cuerpo rígido y el ceño fruncido en el camino que estaba recorriendo una noche mas.


¿Cómo podía llegar a tener tanta frustración durante tanto tiempo?


Un bufido salió de sus labios cuando sus pasos se detuvieron delante de la puerta cerrada del salón de música. Su intención había sido ir y ver al hombre como la noche anterior, pero cuando quiso abrir la puerta esta se encontraba nuevamente cerrada y la música había cesado.


-¿Cuando ha...?


-¿Señorito Cha?- La voz de una de sus doncellas le pilló desprevenido mientras él se giraba con una mano al pecho.- ¿Le asusté? Lo lamento.


-N-no se preocupe.- Carraspeó unos segundos antes de sonreír y acercarse a ella.- ¿Sabe por casualidad quien toca aquí por la noches?


-No se preocupe, señorito. La persona ya ha sido amolestada, no volverá a hacerlo. Ahora debería ir a su habitación.


La mujer se hizo a un lado, dejando así que el menor pudiera volver sobre sus pasos, porque ambos sabían que discutir o intentar hacer cambiar de opinión a esa mujer era casi imposible, por eso mismo, Hak Yeon solo sonrió y volvió sobre sus pasos, despacio, esperando escuchar los pasos de la mujer que no tardaron en hacerse oír tras que el tomara uno de los pasillos diagonales que no conducían más que a una ventana.

En las noches de piano. [NEO VIXX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora