Oscuridad.
Todo a su alrededor era oscuridad.
Escuchó una gota caer en la distancia, dejando sólo el eco retumbando contra la piedra fría. Podría estar en una cueva pero en su piel sentía la tibieza del entorno, así que debía estar en un lugar más cálido, no podía ser una cueva. De nuevo escuchó la gota caer y ésta vez casi pudo ver las ondas en el agua esparcirse como un reflejo blanco en medio de la negrura.
— ¿Qué es esto? —Dijo para sí mismo.
Yugi sintió que tenía cerrados los ojos y por un instante lo embargó un escalofrío.
Volvió a escuchar la gota de agua y con ella vino la claridad, abrió los ojos encontrándose en un pasillo larguísimo hecho de piedra, a sus lados había pilares en los que antorchas eran sostenidas en la piedra, iluminando el lugar. Al final del pasillo había un trono y en él, con su antigua gloria, estaba sentado el faraón sin nombre.
Yugi sonrió sintiendo un nudo en el pecho, alegría pura de ver a su compañero de juegos justo en el lugar en el que pertenecía. Poco a poco el lugar fue iluminándose y Yugi pudo apreciar que se trataba de un salón, no sólo un pasillo, un salón del trono por lo que podía apreciar. Gente se fue materializando poco a poco, llenando el lugar de ruido y alegría. Al lado de Atem se materializó un hombre alto, agachado a su lado como susurrándole algo, pero Yugi no pudo verle el rostro al principio, vio a los lados del trono a hombres y mujeres, reconoció a Isis, Karim, Shadi, Aknadin, y cuando el hombre que había estado susurrando al Faraón se enderezó, Yugi descubrió con sorpresa que se trataba del Mago Oscuro. Mahad.
Por un instante supo que se trataba de la bienvenida del faraón de regreso a su hogar, y pensó que podría despedirse de su viejo compañero, que podía por fin dejarlo descansar e irse de nuevo a su hogar, dejando a su otro yo partir al paraíso egipcio.
Sin embargo, a un momento de darse la vuelta y retirarse del palacio, vio a Atem hacer una mueca que conocía bien.
Una sonrisa radiante, acompañada de una mirada que reflejaba profunda tristeza, y aunque quiso convencerse a sí mismo de que se trataba sólo de melancolía, vio al faraón girar el rostro para ocultar una lágrima que se le había escapado.
—Yami... —Murmuró acongojado extendiendo una mano en dirección al faraón, quien pareció escucharlo, ya que miró en su dirección, sorprendido. — ¡Yami! —Gritó el pequeño comenzando a correr hacia el faraón con la mano aún extendida, sin embargo, mientras más rápido corría, más lejos se encontraba del faraón. Lo vio ponerse de pie en su trono antes de sumergirse en la oscuridad por completo.
Despertó con las sábanas enredadas en su cuerpo y no pudo evitar caerse de la cama en un giro brusco.
—Una pesadilla... —Murmuró para sí mismo levantándose con cuidado. Se encaminó a su ventana para ver el amanecer aparecer en el borde del desierto, en la ciudad de los reyes, preguntándose dónde estaría la tumba del faraón sin nombre. —No. Un sueño. Una despedida.
...............
— ¿El faraón lucía triste? —Repitió Tristán incrédulo mientras ponían un plato frente a sí. —No lo entiendo.
—Yo tampoco comprendía. —Admitió Yugi confundido. —La verdad parecía una celebración porque él había vuelto a Egipto, pero aún en medio de toda la fiesta él parecía distraído, no es una actitud normal en él. Recuerdo que mencionó que las fiestas en su nombre no eran del todo de su agrado, pero no dijo nada de ser tan... apático.
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El secreto de la tumba
FanfictionDedicada a @Yuuki_kou Situada después de haber enfrentado a Dima y terminar con los horrores inter dimensionales, tomar unas vacaciones en Egipto con viejos amigos parece una buena idea. Aunque, para variar, lo que inicia como vacaciones terminará...