3.-Los mensajes de los guardianes

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Marik se quedó helado al entrar en su habitación y descubrir que el cetro del milenio descansaba en su almohada, un grito se apoderó de su garganta y en cuestión de segundos Odion ya estaba en su habitación. Alerta de lo que pudiera ocurrir a continuación.

Ishizu también llegó a tratar de ayudar a su hermano y al ver el cetro, supo que algo estaba ocurriendo.

—Hermana... —Murmuró Marik sin aliento al ver el collar colgado en torno al cuello de la egipcia.

—No lo entiendo, Ishizu. —Murmuró Odion envolviendo el cetro en una cobija y alejándolo de Marik cuanto antes, sin embargo, en cuanto lo levantó se percató de que el poder oscuro que solía envolverlo ya no estaba ahí. — ¿De dónde salieron los artículos?

Ishizu vio en el reflejo de la ventana a Mahad recargado contra la puerta a su lado, el mago oscuro del reflejo tocó la cobija donde llevaban el cetro de Marik una vez y luego sonrió mirando a Ishizu. La egipcia suspiró sin saber por dónde comenzar su relato, pero tras explicar las extrañas visiones que había estado teniendo del mago oscuro desde que habían salido de la lápida milenaria, todo pareció volverse un poco más "normal".

—Entonces, los sueños de Yugi... —Murmuró Marik comprendiéndolo.

—No son sueños. —Completó Odion sorprendido. —Realmente está viendo al faraón. Su vínculo con el espíritu de Atem debe ser más fuerte de lo que pensábamos.

—Pero no lo entiendo, su alma debería estar descansando. —Murmuró Marik acongojado. —Yugi dijo que lo vio vestido como un faraón cuando lo defendió de Dima, ya debería estar ante la gloria de los dioses.

—No aún. —Murmuró Ishizu con pesar. —Debe atravesar las doce puertas.

Marik y Odion la miraron sorprendidos. Fue el segundo quien habló:

—Pero, el faraón estuvo atrapado aquí durante cinco mil años y salvó varias veces a la humanidad del regreso del juego de las sombras, no sólo contra el lado oscuro de Marik, sino contra Pegasus, Yami Bakura, Zorc, Dartz y sabrán los dioses cuántos más.

—Es cierto, hermana. —Irrumpió Mariel confundido. —Debería estar tranquilo.

—Pero no lo está, y debe atravesar las pruebas si es que quiere que su alma llegue al Dat.

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Con todo cariño para Yuuki_Kou que sigue alentándome a escribir.
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Atem caminó a través de la primera puerta y miró hacia arriba. Dos enormes postes se alzaban varios metros en el aire y encima de éstos había dos cabezas de carnero labradas en piedra. Según le habían dicho sus guardianes, él debía pasar entre los pilares y esperar a ser juzgado, si los carneros permanecían tranquilos querría decir que podría continuar con su camino con el favor de los dioses, si su alma aún guardaba pecado alguno, debería recibir el castigo adecuado y pagar para expiar sus pecados antes de pasar a la siguiente puerta.

Sabía que su vida terrenal había sido corta, pero también recordaba los errores que había cometido en su segunda travesía al lado de Yugi. Recordó la soberbia que lo embriagó cuando quiso enfrentar a Rafael, convocando el sello de Orichalcos, e inmediatamente suplicó piedad por su alma. Sabiendo que retrasarlo era inútil, avanzó el primer paso hacia el destino.

Mana miró a Mahad, confundida. Estaba preocupada por su amigo al verlo ahí, a punto de enfrentar el juicio de los dioses.

—Mahad... —Llamó insegura. —Él sólo ha dado su vida para servirlos y proteger al mundo. ¿Por qué lo obligan a pasar las pruebas si su alma ya fue expiada en esa segunda existencia?

El secreto de la tumbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora