Me encuentro en un campo lleno de flores, acompañado por mi novia Akira, caminamos tomados de la mano, el viento sopla y el sol brilla. Nos acostamos entre todas las flores, nos miramos el uno al otro, nos besamos y cerramos los ojos, nos abrazamos, si no fuera porque estamos en un momento romántico, ya me la habría tirado. Al abrir los ojos nos damos cuenta de que el cielo se tornó gris de un momento a otro, volteo hacia Akira, pero ya no está a mi lado, desapareció sin que me dé cuenta y eso que la estaba abrazando, comienzo a mirar por todas las direcciones, no la encuentro, pero noto a lo lejos que un chico joven de aproximadamente quince años se acerca a mí, mientras camina noto su cabello negro y lacio, su túnica negra, y una guadaña que sostiene sobre su hombro derecho. ¿Porqué una guadaña?, se detiene a mi lado.
Ryota- ¿Quién eres?
Me pongo de pie y acerco mi rostro a centímetros del suyo con el fin de intimidarlo, su estatura es baja, me llega al pecho, a pesar de que lo esté intimidando, él me mira a los ojos con una sonrisa que rebalsa en soberbia.
Chico- Soy el Dios de la muerte.
Mantiene su irritante sonrisa al responderme.
Ryota- ¿Dios de la muerte?, jajaja... ¿Qué eres? ¿Un Shinigami?
Chico- No, los Shinigamis son mis sirvientes, yo soy la personificación de la muerte, también soy conocido principalmente por el nombre de La Parca.
Comienza a sonreír como un psicópata, lo cual me provoca mucha ira.
Ryota- ¿La parca?... deja de tomarme el pelo maldito niño.
Le lanzo un golpe con mi puño derecho, él lo detiene con la palma de su mano, y seguidamente me toma de la camiseta con esa misma mano, no sé por qué razón no me puedo mover.
La Parca- Cronos me habló de ti y de lo que harás, tus futuros actos me pusieron la piel de gallina, va a ser divertido verte, por eso soy yo el que viene a anunciarte de tu muerte, cosa que normalmente lo haría un Shinigami, pero tu tienes el honor de que yo lo haga personalmente.
Ryota- ¿Por qué no puedo moverme?
La Parca- Eso lo sabrás en un futuro, después de tu muerte.
Ryota- ¿Mi muerte?
Su sonrisa creció mucho más.
La Parca- Sí, hoy morirás, de una forma muy penosa a mi parecer.
Ryota- ¿Hoy moriré?
La Parca- Sí, y la razón es muy obvia... adivina, ¿Qué harás hoy que ponga en riesgo tu vida?
Pienso durante unos segundos, hasta que me doy cuenta.
Ryota- ¿El enfrentamiento contra los Ryukaku?
La Parca- Exacto, y te aviso de antemano que da igual lo que hagas, hoy morirás, digamos que no vas al enfrentamiento, ocurrirá cualquier otro evento en el que mueras.
Me suelta la camiseta, me agarra de mi antebrazo derecho y en el mismo me hace un corte superficial con su guadaña, el corte no me provoca ningún dolor, la sangre que sale del corte toma la forma de un símbolo extraño.
Ryota- ¿Qué es esto?
La Parca- Es la marca de muerte, el que tenga esta marca en su piel está destinado a morir en las próximas veinticuatro horas.
Ryota- ¿Moriré?
La Parca- Sí, hoy mismo.
Me quedo sin palabras, no creo que sea real, pero se siente real.
Ryota- ¿E-es esto real?
La Parca- Sí, lo es pero a la vez no lo es.
Ryota- ¿A qué te refieres?
La Parca- Estás en un sueño, pero yo soy real, puedo manipular este sueño a mi merced.
Lentamente levanta su mano a la altura de su cabeza.
La Parca- La vida se marchita tarde o temprano al igual que estas flores.
Todas las flores de nuestro alrededor se marchitaron en un instante.
Ryota- ¿Cómo es posible?
La Parca- El ser humano nace con fecha de caducidad, y ya llegó la tuya.
Ya puedo moverme, me quedo mirando la marca en mi muñeca.
La Parca- Cuando despiertes, verás esa marca y solo tú la puedes ver.
Ryota- Entonces... ¿De verdad moriré hoy?
Su expresión muestra un muy ligero enojo.
La Parca- Sí hoy morirás, ¿cuántas veces te lo tengo que repetir?
Bajo la cabeza, pero al instante la levanto y me lleno de orgullo, con una gran sonrisa en mi rostro lo miro a los ojos.
La Parca- ¿Por qué la sonrisa?
Ryota- Si muero, moriré a lo grande.
Una malvada sonrisa se dibuja en su rostro.
La Parca- Bien, ahora...
Pone su mano en mi pecho.
La parca- Despierta.
Todo se torna negro... un rayo de luz que cega mis ojos me obliga a despertarme, al abrir los ojos veo una bella y sensual figura, su largo cabello castaño oscuro, ése delgado cuerpo de modelo, pero lo que más me gusta son sus labios, con un dedo aparto un mechón de pelo que se encontraba en su rostro, para terminar besando ésos hermosos labios color rosado, ella no se despierta. Procedo a levantarme, me visto, miro la hora son las 19:26, ¡que siesta!, voy al baño, me lavo la cara para despertarme bien, voy a la cocina, agarro una manzana y cuando la dirijo a mi boca, al hacerlo noto en mi muñeca la marca que me hizo La Parca en el sueño... se me cae la manzana al verla.
Ryota- No puede ser, ¿no será otro sueño?
Abro el cajón de los utensilios y tomo un cuchillo de los grandes, apoyo su brillante y afilada hoja en la palma de mi mano izquierda, presiono al punto de sangrar, el corte me genera ardor y dolor, suelto el cuchillo, este cae al suelo, retrocedo varios pasos... miro mi mano de la que brota sangre y la marca en mi muñeca derecha. ¡Esto es real!
Escribo mi carta de despedida, por suerte Akira no se despertó, antes de salir me acuerdo de llevarme el cuchillo con el que me corté la mano, lo guardo en el largo bolsillo de mi pantalón, al salir me cruzo con Akihiko, que estaba por llamar a mi puerta, nos damos la mano.
Akihiko- ¿Vamos?
Ryota- Vamos.
No tardamos mucho en llegar a una calle poblada de pandilleros, encuentro al jefe Keiji entre todos ellos, me acerco a él, sentado en la acera, mirando su revolver con una arrogante sonrisa en su rostro.
Keiji- Llegó el lobo, te estábamos esperando.
Me habla mientras comienza a girar el revolver en su dedo.
Ryota- Hola jefe.
Le respondo mirando a un costado.
Keiji- ¿Qué te ocurre? ¿No estás animado?
No le miro a los ojos al hablar, ya que él toma tal gesto como un desafío.
Ryota- No creo que salga algo bueno de esto.
Noto que el deja de girar su revolver.
Keiji- Que raro, tu no eres alguien pesimista.
Ryota- No siempre uno sigue con la rutina.
Repentinamente se pone de pié y me agarra de la camiseta.
Keiji- Idiotas de mala actitud como tú no se necesitan aquí.
Lo miro a los ojos con enojo.
Keiji- Así que eres rebelde.
Me empuja y sin previo aviso me dispara en la pierna, el disparo perfora mi muslo de un lado a otro, caigo al suelo al instante, gruño del dolor. Todos se quedan callados al ver la situación.
Keiji- Esto es lo que les pasa a los rebeldes.
Levanto la mirada hacia él.
Ryota- Maldito.
Me da una patada en el rostro, termino acostado en el suelo.
Keiji- Hubieras mantenido la cabeza agachada y te habría dejado vivir.
Ryota- Me mataría antes de recibir tu misericordia.
Apunta su arma hacia mí.
Keiji- Después de matar a los Ryukaku, le haré una visita a tu novia, quiero ver su cara cuando sienta mi pe-
Aprovecho que se distrajo con su palabrería y rápidamente le clavo el cuchillo en la entrepierna.
Keiji- AHHHH...
Mientras grita se quita el cuchillo que le enterré en los genitales.
Ryota- ¿Qué iba a sentir mi novia?
Noto como los Ryukaku se aproximan a lo lejos, Keiji se percata de ellos y apunta su arma hacia mi cabeza.
Keiji- MALDITO.
Jala el gatillo poniendo fin a mi vida.
Todo se torna negro, lo único que veo es oscuridad, al menos por un rato, una gran luz me ciega, obligándome a cerrar los ojos, cuando luz desaparece, siento una superficie plana en mis glúteos, y siento una textura extraña en mi torso, brazos y piernas.
Voz- Hola, Ryota Ishiguro.
Abro los ojos, me encuentro en una habitación completamente blanca y frente a mí hay una mujer de cabello rubio, ojos color dorado, de apariencia joven y viste una gran tunica blanca.
Ryota- ¿Quién eres? ¿Estoy muerto?
Zartra- Me llamo Zartra, soy una de las diosas de la reencarnación, tú estás aquí porque has muerto.
Agacho la cabeza.
Ryota- Al final todo esto es real.
Al agachar la cabeza me doy cuenta de que textura extraña que siento es porque en lugar de tener mi ropa, tengo una especie de camiseta bastante holgada, unos pantalones tambien holgados y unas botas de cuero, el pantalon y la camiseta están hechos de una tela parecida a la de un mantel, también noto que estoy sentado en una silla.
Zartra- No te pongas mal, todavía no has muerto completamente.
Ryota- ¿A qué te refieres con eso?
Zartra- Todavía tienes la posibilidad de reencarnar.
Ryota- ¿Es eso posible?
Pregunté atento.
Zartra- Lo es, de ahora en adelante tienes que dar por hecho que todo es posible.
Ryota- ¿A qué te refieres con todo?
Zartra- Depende si decides reencarnar o morir, ¿Qué quieres?
Comienzo a analizar la parte de reencarnar.
Ryota- ¿Cómo reencarnaría?
Zartra- Reencarnarás en otro mundo, un mundo completamente distinto al tuyo.
Ryota- ¿Otro mundo? ¿Qué tan distinto?
Zartra- En ese mundo hay un monton de razas y especies que en tu mundo serían consideradas sobrenaturales, además de existir la magia.
Ryota- ¿Qué sería la magia? ¿Es cómo Hogwarts?
Zartra- No, la magia es una energía que se encuentra en el interior de cada ser vivo en ese mundo, eso es todo lo que puedo decirte.
Ryota- Bien, y... ¿Todas las personas que mueran tienen la posibilidad de reencarnar?
Zartra- ¿Por qué quieres saber eso?
Ryota- Podría ayudarme a decidirme.
Ella duda por un momento.
Zartra- Bien, solo aquellos menores de cuarenta años que hayan muerto con algún arrepentimiento en su vida, reciben ésta oportunidad.
Entonces la decisión está más que clara.
Ryota- ¡Quiero reencarnar!
Zartra- Bien, antes de reencarnar tengo muchas cosas que explicarte.
Ryota- Bien te escucho.
Me da una explicación muy compleja sobre ese mundo, apenas pude captar unos fragmentos de esa explicación, una vez que termina de explicarme, extiende su mano hacia mí, una luz segadora sale del suelo.
Zartra- Que tengas suerte.
La luz cubre todo mi cuerpo segándome completamente...
La luz desaparece dejando ver varios arboles a mi alrededor.
Ryota- "¿Estoy en un bosque?"
Así que este es el otro mundo del que me habló esa diosa... Bueno, ya llegó el lobo.
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Mi mundo ideal
PertualanganRyota Ishiguro, ese es mi nombre, tengo 24 años, cabello blanco, bellos ojos azules, un fisico que provoca envidia en los hombres y deseo en las mujeres, y a la vez soy de los mas respetados en las calles de Tokyo, gracias a que pertenezco a una de...