El debate entre Ernst Mayr y Carl Sagan acerca de la probabilidad de vida inteligente en el universo
Resumen: Durante la Segunda Escuela Iberoamericana de Posgrado en Astrobiología, se suscitaron interesantes debates acerca de la probabilidad de existencia de seres inteligentes extraterrestres en el universo, entre los expertos del área biológica y del área física. Por esta razón, resulta apropiado reproducir por primera vez en español un debate sobre el mismo tema desarrollado entre Ernst Mayr y Carl Sagan en el año 1995. Dicho debate había sido organizado por Guillermo A. Lemarchand y publicado en las páginas de dos números consecutivos de Bioastronomy News. Aquí se reproduce el debate completo, incluyendo la introducción original.
1. Introducción
Desde que los primeros seres humanos levantaron la vista hacia los cielos, comenzaron a proyectar en ellos los fantasmas de sus mentes soñadoras. Si es que existe algún hilo conductor que une a los antiguos filósofos griegos y a los modernos científicos espaciales, es la incertidumbre acerca de la pluralidad de los mundos habitados en el universo. El vasto y antiguo cosmos que se despliega ante nosotros, se escapa más allá del entendimiento humano común y nos hace reflexionar acerca del significado último de la exquisita vida que florece en nuestro delicado planeta azul.
A través del desarrollo de la tecnología y nuestro entendimiento acerca de las leyes de la naturaleza, la humanidad se encuentra por primera vez en la historia, en una posición única capaz de corroborar o refutar mediante pruebas experimentales, la hipótesis acerca de la existencia de civilizaciones tecnológicas de origen extraterrestre. El programa SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) que nuestra civilización humana ha comenzado a desarrollar desde principios de la década del sesenta, en el sentido más profundo, es una búsqueda acerca de nuestros orígenes, para determinar qué posición ocupamos en la historia de la vida y el universo.
Asumimos que la vida es una consecuencia natural de las leyes físicas que actúan en ambientes propicios, y esta secuencia de procesos físicos –como sucedió en la Tierra– puede ocurrir en otros lugares (Principio de Mediocridad).
Los defensores de SETI argumentan que nuestra galaxia tiene cientos de miles de millones de estrellas, y que vivimos en un universo con miles de millones de galaxias, por lo que la vida debiera ser un acontecimiento común en este ámbito cósmico. Debe haber muchos planetas habitables, cada uno de ellos refugiando a su camada de seres vivos. Algunos de estos mundos habrían de desarrollar la inteligencia, la capacidad tecnológica e interés en comunicarse con otras criaturas inteligentes. Por medio de las ondas electromagnéticas, es posible establecer contacto a través de distancias interestelares e intercambiar información y sabiduría con el resto de los vecinos cósmicos. En estos instantes, alguna de las hipotéticas civilizaciones tecnológicas de origen extraterrestre podría estar transmitiendo una determinada firma electromagnética que seríamos capaces de reconocer a través de nuestras observaciones astronómicas.
Pero debido a que aún no hemos podido encontrar una sola evidencia concreta de inteligencia extraterrestre, ha surgido una batalla filosófica entre los que podrían ser llamados optimistas del contacto con civilizaciones extraterrestres- que por lo general se adhieren a la visión ortodoxa de SETI - y los proponentes de la hipótesis de la singularidad, la cual sugiere que la Tierra es, probablemente, es el único planeta en el cual la vida ha desarrollado una inteligencia superior capaz de desarrollar tecnologías que permitirían la comunicación interestelar.
Aquí se presentan ambos lados del debate filosófico y científico. Primero, uno de los más prominentes especialistas en evolución del siglo XX, Ernst Mayr (1904-2005), del Museo de Zoología Comparada la Universidad de Harvard, presenta los principales argumentos de la hipótesis de unicidad. Mayr destaca que, la historia de la vida en la Tierra, presenta hechos acerca de la unicidad de la secuencia de eventos que permitió que la vida desarrolle la inteligencia. Deduce que la probabilidad de repetición de dichos eventos es despreciable lo que introduce un verdadero problema para SETI. Por otro lado, Carl Sagan (1934-1996) profesor del Departamento de Astronomía y Director del Laboratorio de Estudios Planetarios de la Universidad de Cornell, responde a los argumentos de Mayr y expresa la visión optimista.
¿Cuál de las dos posiciones será la más apetecible para su paladar? Continúe leyendo y decida por usted mismo.
Guillermo A. Lemarchand
Editor, Bioastronomy News
Junio de 1995