Nuevo comienzo

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-¡Hermanita!... ¡hermanita!- los pasos inquietos de Elizabeth recorrieron toda la planta superior de la vivienda, la cual padre Trobol había facilitado a niños que perdieron todo durante la masacre, hace 10 años. La construcción se localizaba tras la iglesia.

Elizabeth con pasos firmes y ansiosos llego en poco tiempo a la habitación de Yleim; empujó la puerta sin esperar permiso alguno. Considero que ante la noticia que debía darle a su hermana, la educación ahora no era relevante.

-Yleim..., ¡una carta....!- sus palabras se detuvieron al notar que su hermana no se encontraba en la habitación. Avanzo hacia el ventanal, asomándose por él. En el patio, de espaldas a la vivienda, y frente a un árbol seco se encontraba Yleim blandiendo su espada contra el tronco del roble seco.

-¡Hermanita!- gritó, Elizabeth, mientras agitaba sus brazos intentando atraer la atención de Yleim- ¡Enviaron una carta, los caballeros...!

Yleim, ante los gritos de su hermana pequeña, dejó a un lado su ligera espada y la busco con la mirada- Elizabeth, déjame verla... ¡apresura!- pronunció luego de encontrarla apoyada en el ventanal. Hizo señales a su hermana, refiriéndose a que bajase donde ella se encontraba.

Elizabeth asomo por la gran puerta, mientras corría aún con la carta en lo alto. Su rostro generalmente tranquilo, había sido sustituido por uno vivaz. Yleim sin apetecer espera, se acercó ansiosa a su hermanita. Elizabeth al instante tendió la carta a su novere.

Yleim sin esperar más comenzó a deslizar la cinta que mantenía enrollada a la delicada carta; al hacerlo se develo un símbolo que ocupaba la mayor parte del papel, un dragón que mantenía sujeto un escudo atravesado por dos espadas, y en la parte inferior se encontraba un sello con la silueta del rostro de un dragón, estampado. Su mirada confusa se dejó ver, no comprendía el significado de aquella carta que en primera instancia reflejaba importancia. Elizabeth curiosa por lo que provocaba la confusión de su hermana, se posiciono junto a ella y dedico su atención a la carta. Ahora comprendía a su hermana, no había palabras plasmadas. Observo a su hermana en silencio, mientras esta analizaba sin pestañear la imagen.

-Oh queridas niñas... ¿qué hacen paradas aquí?- la voz repentina del padre Trobol las sobresalto, haciendo que se girasen.

-Padre, que susto nos logró dar- dijeron a unísono las hermanas, llevándose las manos al pecho.

- Que oportuno es usted, padre Trobol- Yleim dio un paso adelante- hoy..., eh recibido una carta, pero al abrirla no comprendí su significado, intente analizarla relacionándola con símbolos que conocía pero me fue en vano, sigo sin comprender...- tendió la carta al padre- me gustaría que la viera...- el padre la recibió deseoso de ser útil.

Al instante de ver la imagen plasmada en aquel papel amarillento sus ojos se iluminaron- ¡Oh querida niña!, ¡pequeña Yleim, en hora buena, tu esfuerzo dio fruto!- sus ojos emocionados miraron fijos a Yleim- se trata del símbolo de los Caballeros Draco, pequeña- retorno su atención a la carta- se trata de una organización que sirve directamente a LorElessar, solo la iglesia y quienes reciben las cartas para conformar sus filas saben de su existencia- tomo la mano la delgada y pequeña mano de Yleim- no cabe duda alguna, que es una invitación.

El rostro de Yleim mostró aún confusión, no comprendía como una novata que hacía solo un año había ingresado a formar parte de la guardia, recibiría tal honor- padre Trobol, ¿sabrá usted donde debo ir...?- la carta no especificaba nada, como ella sabría que hacer luego de recibirla. Observo al padre, esperanzada en él que conformaba parte de la iglesia.

- Solo espera pequeña, ellos sabrán llegar a ti- devolvió la carta a Yleim- nunca demoran, actúan rápido para no ser detectados- volvió a tomar las delicadas manos de la novere- te aconsejo que te alistes, y tu pequeña Elizabeth ayuda a tu hermana...- dedicando una sonrisa serena, siguió su camino hacia la vivienda de habitaciones.

-Hermana, apresurémonos entonces- Elizabeth tomo la mano de Yleim, haciéndola avanzar.

-Sí, lo mejor será estar preparada...-apretó la mano de su hermana. Estar con ella le recordaba que no estaba sola, siempre tendría en su corazón a su amada familia y a su lado a su amada Elizabeth.

Subieron corriendo las escaleras, presurosas de tener todo listo, ya que no sabían cuando ellos llegarían. Elizabeth corrió emocionada hacia las ropas de su hermana, tomándolas en brazo y aventándolas todas sobre la cama. Separo varios vestidos, que a su parecer le iban bien a su hermana.

- Lany esas prendas no son necesarias. Separa mejor pantalones esos si me servirán para entrenamiento...- Yleim agarro los vestidos que su hermanita había separado y los coloco con los demás. Elizabeth volvió a separarlos colocándolas en el gran bolso forrado de piel de Yleim.

- Hermana mía, no siempre vestirás con ropa de entrenamiento, no es demás que cargues algunos vestidos contigo. Y las armaduras las dejaras, no las llevaras puesta, eran de nuestro padre, están muy usadas, no creo que duren mucho más, sé que te facilitaran una los caballeros- camino hacia la armadura debidamente acomodada. La toco fugazmente, como quien busca algo que una vez estuvo allí- lo cuidare bien, padre me acompañara cuando te tengas que marchar- Yleim no pudo negar se a la mirada ahora apagada de su hermana. Además, Elizabeth tenía razón, la armadura se encontraba en mal estado, ahora o después la habría tenido que dejar.

No tardo mucho, para que ambas hermanas terminaron de alistar todo lo que consideraron necesario, algunas prendas y las espadas de sus padres. Elizabeth que hasta el momento se encargó de cuidar la espada de su madre, había decidido cederla a su hermana, consideraba que le sería más útil a Yleim, que se mantendría en lucha constante contra los que amenazarían al reino, y no ella que estaría bajo el resguardo de la iglesia.

Bajaron a la planta inferior, Yleim con su bolso forrado de piel y Elizabeth con una capa verde para su hermana. Aún el día era temprano, y no había forma de saber si vendrían pronto, más que la palabra del padre Trobol. Cruzaron el umbral de la puerta, mirando a todos lados, lo cual se les dificultaba por la posición del sol que daba directamente hacia ellas.

Yleim al no percatar nada por la luz intensa reflejada en sus ojos, decidió poner su mano sobre ellos, bloqueando al sol. Logro ver una silueta de hombre, que al ir acercándose el resplandor de su traje era notorio. Un caballero de armadura negra.

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-lany: hermana menor

-Novere: hermana mayor

MaohianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora