Capítulo 6

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-¡Gracias por tu ayuda hoy! ¿Mañana puedes venir otra vez, Audrey? Sé que es tu día libre, pero Julie no vendrá mañana a trabajar y necesito que alguien me ayude aquí. Por favor, te lo ruego, ¡incluso te pagaré el doble si es necesario! - exclama desesperadamente mi jefe.

-Tal vez lo considere si me pagas el triple.

-¡¿El triple?! Emmm... D-De acuerdo, te pagaré el triple, ¡pero ven mañana, por favor!

-¡Tranquilízate! El salario normal está bien. Tan solo estaba bromeando, no te alteres tanto, Alex.

-¿En serio? ¿Lo dices en verdad? ¿Vendrías en tu día libre solo para ayudarme? - Alex lanza pregunta tras pregunta sin respirar, sorprendido de que yo accediera tan fácilmente - Audrey, te debo una. No, una no. Más. En serio me has salvado. ¡Prometo que te pagaré el doble y además te invitaré a una comida!

-Alex, de verdad no tienes que hacer todo est-

-¡AUDREY! ¡No desprecies mis buenas intenciones, sabes que eso me enfada mucho! Mejor vete antes de que cambie de opinión - Alex me interrumpe y casi de inmediato me arrastra contra mi voluntad fuera de 'La Doceur'.

Alex. Un tipo de 20 años, dueño un exitoso café. Una de las personas más raras y bipolares que he conocido. Un extremista, un mal bebedor, un derrochador de dinero, un exitoso joven, un idiota, un apuesto mujeriego, un descorazonado. Un increíble, buen amigo. Un súper amigo. Un maravilloso amigo. Un asombroso, espectacular y fantástico amigo. Debo admitir que es un poco incómodo que mi jefe sea tan solo 3 años mayor que yo, considerando lo joven que soy, pero es por eso que él es tan buen amigo. Porque me comprende. Y me aconseja. Aunque la mayor parte del tiempo YO lo aconsejo a él cuando va a tener citas. Y eso es muy seguido. Pero cuando él me ayuda, hace todo lo posible para devolver el favor completo.

TODO lo po-si-ble.

Él haría hasta lo imposible para devolver un favor. Pero no lo hace. Porque es imposible. Así que solo hace lo que está al su alcance. Por ejemplo, si le cuentas que tu novio te engañó con otra mujer y le pides una bazuca para hacerlo explotar, lo más probable es que busque a alguien entre los tantos contactos de su celular y en menos de media hora, la casa de tu ahora ex novio esté ardiendo en llamas.

Él es ese tipo de persona.

Ya oscureció. Había quedado en encontrarme con Amanda, Lily, Mary y Kristel, así que les escribo un mensaje de texto anunciando que voy en camino al punto de encuentro, la casa de Mary. Cuando estoy en la parada del bus, decido pasar primero por una tienda para no llegar a la casa de Mary con las manos vacías. Debo llevar algo para compensar el hecho de que estamos utilizando su casa como "sala de reuniones". Después de elegir el helado, percibo la mirada de alguien.

Vuelvo mi cabeza y veo a un tipo con gorra y capucha, inspeccionando los rollos de papel higiénico.

Él eventualmente me vuelve a ver por dos segundos. Luego desvía la mirada. Hace esto varias veces mientras estoy en la caja registradora.

Demonios. Maldición. Esto no me gusta para nada.

Puedo observar que cuando salgo de la tienda, él también lo hace segundos después. Sin haber comprado nada. Ni un caramelo. Ni un rollo de papel higiénico.

N

A

D

A

.

Justo al pasar debajo de un poste de luz, puedo observar su rostro. Lo conozco. Estaba en la parada del bus. Y también es un cliente frecuente. Cansado, desdichado, soltero, cerca de 40 años, maltratado por la vida. Llega todos los lunes, pero estos últimos 3 días ha estado sentado en una mesa por 4 o 5 horas con tan solo una taza de café. Mirando. Observando.

Y ahora está aquí. Siguiéndome. Acosándome.

Maldición. ¿Qué hago? Intento caminar lo más rápido posible, hacia ninguna parte en particular, solo intentando perder de vista al tipo. Giro a la izquierda en un callejón, espero unos 10 segundos antes de asegurarme de que ya no está allí, siguiéndome. Cuando lo confirmo, me recuesto contra la pared para recuperar el aire. ¿Dónde estoy? Nunca he estado cerca de aquí antes.

Demonios. Me perdí.

En medio de mi preocupación, noto la presencia de alguien más. Temerosa de lo que voy a ver, volteo lentamente mi cabeza hacia la izquierda.

Jesús.

María.

José.

Me encontró. ¿En qué maldito momento llegó al lado mío? Estúpido, pervertido, idiota acosador. Perdón, es alguien mayor, por lo tanto debería tratarlo con más respeto. Estúpido, pervertido, idiota Señor Acosador. Lord Acosador. Acosador-sama. Resuelvo golpear su cara para salir corriendo, pero antes de que lo intente, el Señor Acosador toma mis muñecas y las mantiene presionadas fuertemente contra la pared, inmovilizando mis brazos por completo.

Acerca su cuerpo al mío. Un poco más. Y más.

Acerca su cara a la mía. Un poco más. Y más.

Acerca sus labios a mi oído. Un poco más. Y más

-Hola, Audrey - susurra. Mi nombre nunca había sonado tan asqueroso antes -. ¿Quieres jugar un poco? ¿Qué te parece si vamos a un bar y después de un par de tragos vamos a mi apartamento? O mejor nos saltamos la parte del bar y del apartamento y jugamos justo aquí. Justo ahora.

Dios, si alguna vez hice algo que no debía, te pido perdón. En verdad me arrepiento. Lo siento. Por favor, quita al Señor Acosador de encima mío. Que se vaya, y con él, su nauseabundo olor a licor. Sácame de esta situación, por favor. Te prometo que seré una mejor persona a partir de este momento.

En ese mismo instante, mis muñecas son liberadas. ¿Dios? No comprendo lo que sucede hasta que observo la situación.

Su cara estrellada contra el suelo después de un golpe: El Señor Acosador.

Aplastado por el enorme cuerpo del Señor Acosador: El suelo

El que golpeó al Señor Acosador justo en el rostro y lo mandó a volar, el que está justo a mi lado en posición defensiva, protegiéndome: Nate Brown.

Just Another Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora