Capítulo 2

34 0 0
                                    

Él estaba acostado junto a un árbol, justo acababa de despertarse, lo sé. O mejor dicho, lo desperté. El chico pelirrojo me miraba como si estuviera esperando una respuesta, pero quedé tan impactada por su aspecto que simplemente no podía hacer nada. Facciones toscas pero sutiles, mirada agresiva pero amable, actitud odiosa pero... ¿qué? No lo sé, tengo que averiguarlo cueste lo que cueste. ¿Qué es más divertido que descubrir la verdadera personalidad y los secretos de alguien misterioso? Muchas cosas, pero soy muy curiosa. Mis pensamientos fueron interrumpidos bruscamente por su grave voz.

-¿Cuanto tiempo piensas quedarte viéndome embobada? ¿Eres tonta, o qué? No eres una pluma, ¿sabes? No me dejas respirar con tu cuerpo sobre mi estómago.

-¡Ah! ¡L-lo siento mucho! -exclamo rápidamente, sintiendo cómo me sonrojo sin poder evitarlo- En verdad, lo siento. Soy un poco torpe.

-¿En serio? ¡No me había dado cuenta! -me avergüenzo aún más y después de una pausa, suelta un suspiro- Una persona normal no camina perdida en las nubes mientras come una manzana. Ten más cuidado o terminarás cayendo en un bote de basura sin darte cuenta.

-Bueno, en realidad no encuentras a una persona tomando una siesta cuando debería estar en clases todos los días. Esa manzana era la comida para todo el día y apenas pude darle un bocado -suelto, más entristecida que enojada.

-Si te fijaras, nada de esto habría pasado. Si crees que me sentiré culpable y te compraré el almuerzo, déjame decirte que estas equivocada. Ese es tu problema.

-¡Esa no era mi intención! No necesito la compasión de alguien tan molesto y odioso como tú. Lamento mucho haber arruinado tu siesta. Adiós

¡Qué grosero! ¡No tenía que tratarme de esa manera! Entiendo que esté molesto, pero no era para tanto. Me voy tan rápido como puedo, quiero estar lo más alejada posible de personas problemáticas como él. Y ahora, ¿qué hago? Moriré de hambre, eso si no muero antes de aburrimiento en mi clase de matemáticas. Pero al darme cuenta, la campana anuncia la hora del almuerzo. Supongo que me mantuve distraída quejándome del pelirrojo, pero ahora que lograré comer puedo sacarlo de mi mente con rapidez. Creo que tengo algo de dinero, así que voy corriendo hacia la soda para comprar un sándwich, pero cuando reviso mi bolsillo me falta la mitad. No sé si mi sorpresa y mi decepción fueron muy evidentes, pero escuché una voz familiar ofreciéndome ayuda.

-Disculpa, ¿quieres que te preste dinero?- Oh, Dios mío. No puedo creerlo. Nate Brown, el chico de mis sueños, me está hablando- ¿Estás bien? Te ves pálida.

-¡S-sí! Estoy b-bien -de alguna manera logro que las palabras salgan de mi boca.

-¿Cuánto dinero necesitas? No te preocupes, puedes pagarme después -le indico la cantidad nerviosamente, con vergüenza- . Bueno, ahora que ya tienes tu sándwich puedes comer tranquila. ¿T-te importaría encontrarte conmigo después de clases en el patio? -pregunta de una manera hermosamente tímida. Lo único que puedo hacer es asentir como una tonta hipnotizada- Genial, entonces nos vemos.

-Gracias por el sándwich -le digo, pero es demasiado tarde, ya se fue.

No puedo creerlo. Tengo una cita con Nate. Tengo una cita con aquel rubio al que he observado como tonta durante dos años. Es una cita, ¿cierto? Si no es una cita, ¿qué más podría ser? Nunca había visto esa timidez en él y debo decir que fue maravilloso. Simplemente fantástico. Me pregunto de qué hablaremos, después de todo esta es una gran oportunidad para construir una amistad y de alguna manera terminar siendo algo más que amigos. Aunque probablemente todo sea para que le devuelva el dinero que me prestó. El problema es que no tendré dinero hasta la semana próxima. Creo que cuando lo vea le diré que me dé algo de tiempo. Estoy tan nerviosa. Las siguientes lecciones se pasan increíblemente rápido y al darme cuenta estoy caminando hacia Nate, quien espera sentado junto a un árbol. Me siento a su lado.

-¡H-hola! Tenía miedo de que decidieras no aparecer, emmmm... Sé que es un poco tarde para esto pero... ¿Me podrías decir tu nombre?

-¡Oh, claro! Lo siento. Soy Audrey -en verdad él no sabía que existía, que devastador.

-Audrey, lindo nombre. Soy Nate.

-Lo sé. ¡Q-quiero decir... Mucho gusto, Nate!

-¿Ya lo sabías? -pregunta, sorprendido- ¿Cómo?

-B-bueno, verás... Estoy en tu clase. De hecho me siento a tu lado.

-¿En serio? ¡Lo siento mucho! No me había dado cuenta de que eras esa persona -"esa persona"... auch.

-¡No importa! Más importante que eso... Por ahora no tengo dinero para pagarte el sándwich. ¿Podrías esperar hasta la semana siguiente?

-¿A qué te refieres? -de repente su tono de voz y su actitud cambian por completo- Te dije que vinieras aquí para que pudieras pagarme.

-Eso te estoy diciendo, no tengo dinero en este mom... -soy interrumpida por un abrupto y tosco beso. Su mano empieza a buscar mi abdomen y al darme cuenta él estaba manoseándome- ¡¿Qué estás haciendo?!

-Yo dije "puedes pagarme después". Nunca dije cómo debías hacerlo y esta es la manera en la que me gusta que las chicas paguen sus deudas.

-¡¿Qué te sucede?! ¡Suéltame! ¡Déjame ir! -mis esfuerzos por soltarme de su agarre son inútiles, no importa qué tanto luche, él es demasiado fuerte para mí- ¡Déjame! ¡No me toques! -es inútil, perdí. Aquí, casi sin blusa, vencida por un idiota...

-Si vas a torturar a tus víctimas, hazlo lejos de aquí, Nate. No tengo ganas de presenciar una de tus indecentes escenitas - es él... - Demonios, ¿¡es que ya no se puede tomar una siesta en paz?!

Just Another Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora