JODIDOS ENANOS

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El tic tac del reloj le estaba poniendo los pelos de punta e intento ignorarlo mientras cambiaba los canales de la TV con velocidad y molestia.
Mordió sus labios oyendo la voz del comentarista de un programa de chismes que a él ahora mismo no le interesaba y Koichi se dijo que no debería de estar de ese modo tan ansioso si Tsu regresaría en una hora.

Pero conociendo a su chismoso psicólogo, quizás más tiempo.

Entonces, solo entonces y con lentitud, descruzando sus piernas, se colocó de pie y observó la hora. Cinco y media y su mejor amigo no llegaría si no hasta las seis con cuarenta.
Se dio cuenta que tenía más en claro el horario de Tsuzuku que el propio ya que se le olvidaba con facilidad.

El pelirosa bufó y tan descalzo como desarreglado, se encaminó a su cuarto decidido a matar las horas libres en salir o algo por el estilo.

El apartamento era amplio pero contaba únicamente con dos habitaciones y un baño, la cocina estaba dividida de la sala con un mesón que servía como desayunador y este, estaba rodeado de banquillos.

Él no era fan de cocinar y el único que sabía hacerlo con facilidad era su mejor amigo, Koichi lo admite. Ésa faceta del mayor le encantaba porque él apenas y sobrevivía mientras tuviera sopa instantánea o algo así en el refrigerador, siempre y cuando pudiera calentarlo en el microondas.

Su habitación era grande, lo suficiente como para tener en una esquina sus bajos, una máquina de coser en la otra punta y lo más importante, un armario del tamaño de la misma que le ordenó a Tsuzuku instalar, por su mero capricho y gran variedad de prendas y zapatos.

Se vistió casual _ algo extraño, ya que no quiere llamar la atención_ y le sonrió a su reflejo cuando se maquillo apenas, solo un poco de máscara para sus pestañas y brillo labial.

Finalmente, toma sus llaves y las mete en el bolso que escogió _Uno blanco, con tachas y el logotipo de Vivianne Westewood en dorado_ el celular acabo siendo enchufado en sus auriculares y eligió un tema al azar luego de colocárselos.
Salió del departamento unos minutos después, decidiendo si ir en su motocicleta o en el auto que le había comprado su padre por temor a que se estrellará en la gran manzana que era Tokio.

El bajista (ahora ex) de Mejibray rodó los ojos mientras una risa corta brotaba de sus labios a la par que presionaba el botón del ascensor.
Pensó entonces en que haría y en gesto nervioso, mordió sus labios una vez tras otra. Siguió haciéndolo mientras se subía a la caja metálica del ascensor y volvía a presionar el botón del primer piso.

Saludo a Harada, el portero una vez se vio en tierra firme y salió por las puertas de cristal de la salida, sintiéndose de pronto muy ansioso.
Verifico la hora una vez más y frunció el ceño al notar que solo pasaron cuarenta malditos minutos y que tenía a extraña necesidad de estar con Tsuzuku a la de ya.

-Joder.-murmuró decidiéndose en ir en motocicleta, importándole bien poco cumplir con su padre. Quizás eso le quitaría algo de ansiedad a su sistema extrañamente necesitado del que fue su vocalista.

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El camino se le hizo eterno, pero solo fueron veinte minutos en llegar a su destino. Koichi se quitó el casco una vez hubo estacionado; se desmontó del vehículo y le colocó la alarma después.

Se encontraba en un barrio de residencias de clase media/alta, uno que conocía perfectamente, frente a una poca modesta casa de amplio jardín delantero y enormes ventanales de cristal.

Allí vivía su mejor amigo, si se le podía llamar de ese modo luego de la pelea que tuvieron y la media disculpa que le brindó él.

Suspiro, mientras atravesaba el jardín por un corto camino empedrado y una vez estuvo frente a la puerta de madera oscura, toco el timbre y la melodía del mismo, le sonó graciosa.

El Porqué Koichi ama a GenkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora