Vestidos Y Lencería ((🌷)) ;; Kim Seok Jin

• II •

— ¡Kim Seok Jin, dejaste tu bikini en mí cuarto!

— ¡Bien podrías traerme lo! — contesto a gritos la dama que se encontraba en la habitación continua.

— ¡Claro que podría! — suspiro la chica, para luego expulsar en un grito — ¡Pero jamás tocaré algo que hayas puesto sobre tu gusanito!

Media ciudad la escuchó, eso era seguro.

— ya estoy aquí, no grites — se apareció un chico con una bata de baño y una cosa verde toda rara en la cara.

— ¡Jesús!, ¡Un ogro!

— sí de ogros hablamos tu encabezas el desfile, yo soy la bella princesa rescatada de la torre — hizo una pose diva y tomó el bikini que estaba sobre la cama.

— ¿Hablas de la que luego se transforma en ogro y se pone bien pinche fea? — recordó analizando la historia.

— No, yo soy única y detergente, no me compares — con su bikini en mano, se encaminó a la puerta meneando la cadera.

— ¡Nadie se casará contigo si sigues así! — exclamó viendo como el chico salía de la habitación.

— ¡Estoy seguro de que me caso antes que tú, patata en lencería! — gritó el chico que ya se encontraba fuera de la habitación.

¿Patata en lencería?, No estaba tan gorda, ¿O si?

[ . . . ]

— Disculpame.

— ¿Qué te disculpe?, ¡¿Qué te disculpe?!, ¡Eso dice lo a tu jefe! —. Seok Jin se levantó del suelo indignado, aquella noche había soportado demasíado, no estaba dispuesto a soportar nada más.

— Señor, sólo ha sido un pequeño golpe, nada del otro mundo —. La chica le miró con un poco de incomodidad, de esa que se puede convertir en furia de un momento a otro.

— ¡¿Sólo un golpe?!,¡Ha Sido más que eso!, ¡Primero me retraso, luego le dan mí lugar a dos malditos obesos y un perro con Parkinson, luego toda la noche debo soportar las golpizas que me propina la maldita puerta que está al costado de mí asiento, y luego una bestia llega y me lanza al suelo! — Si, la pink princess hizo 'bum'.

— ¡¿Bestia?! — el  grito escandalizó a medio restaurante, osea, yo sigo preguntandome de que se asustan, estás cosas pasan todos los días ¿O no?

— ¡Sí! ¿Qué más podrías ser?, Estás fea, vistes con una ropa bastante iugh y tú fuerza, ¡Ni si quiera un luchador de sumo tiene tanta fuerza!

— ¿Por qué tanto escándalo? — apareció el gerente del restaurante, o eso decía la placa en su camisa,  esto se iba a poner bueno...

— Está loca me ha tirado al suelo —. Exclamó exaltado la pobre víctima del día.

— Señorita ______, ¿Es eso verdad? — el gerente la  observó y ella negó rotundamente.

— Claro que no, este señor a armado un escándalo de puro antojo.

— ¡Eso no es cierto esta bestia es una salvaje! — ¿Para que había dicho tal cosa?

— ¿Sabe de quién está hablando verdad?— seok Jin negó lentamente.

— Ella es la prestigiosa chef de este restaurante, todo el mundo ama sus platillos, en culinaria nadie puede ganarle, la segunda mejor chef a nivel mundial y primera a nivel nacional, además la mayor inversionista de los principales restaurantes de la ciudad —. Mientras el gerente hablaba, ______ reía, la situación estaba de su parte y ahora le mostraría al chico que esa "bestia" era la que mandaba ahí.

— ¿Ella? — y por un momento a seok Jin se le bajó de la cabeza la actitud: Yo soy Chita la mamita de Tarzán.

— Sí, ella misma —. asintió el gerente. — No planeo dejar que hable así de tan importante persona, así que le solicito que deje el restaurante ahora mismo.

— Pero...

— Pero nada, salga ya.

De esa manera seok Jin fué sacado del tan prestigioso restaurante mientras veía como el perro con Parkinson sonreía victorioso. Además de que la llamada "bestia" salía detrás de él sonriendo feliz de la vida.

— ¿Y tú de qué te ríes? — miró seok Jin fastidiado a la chica.

— bueno, quizás es por qué la bestia manda aquí y el señorito soy delicado fué hechado a patadas de mí territorio,no sé, quizás y sólo quizás sea por eso —. la chica de ojos color mierdita miró sonriendo al perfecto asiático, digo, al inútil frente a ella.

— No me digas, además de fea también eres comediante —. Aplaudió eufórico, pretendiendo estar agraciado por su respuesta.

— créeme, aún no estoy decidida a quitarte el puesto de payaso barato—. _____ comenzó a caminar en dirección contraria a la que se encontraba el restaurante, mientras meneaba las caderas en un intento de ser sexy, y digo intento por qué la pobre parecía gallina culeca.

—¡Sí quieres verte sexy, quiero comunicarte que no te sale! — comunicó el chino de ojos jalados en tono de burla.

— ¡Gracias por tu intento de burla!, Pero yo sé que soy sexy y con eso me basta — y así continuó su rumbo con su fallido movimiento de caderas.

[ . . . ]

— uno... Dos... Tres... Cuatro... Cin-co

— ¿Se puede saber qué haces?

— ¿Acaso no es obvio?, Estoy tonificando mis bellas curvas con unas cuantas sentadillas — habló el chanco sudado.

— parece que estás cagando —. se burló Jin observando cómo ella pujaba mientras hacía las denominadas sentadillas.

— Pero te gusta verme cagar según parece —. Le miró fastidiada mientras seguía con su trabajo. — ocho... Nueve... Diez.

— ¡Para!, ¡Esto es asqueroso!

— sí es tan asqueroso, ¿Por qué sigues aquí? — detuvo un momento su rutina y se giró a verle.

— Estás en la sala, frente al televisor, frente a la pantalla dónde yo veo mi novela a las cuatro, ¿Qué esperas que haga?

— ¿Suleiman el sultán? — habló preguntando por la estúpida novela que ya conocía.

— sí, esa novela es perfecta —. los ojos del chino amarillo brillaron como los mismísimos soles. — ¡Ahora aporta ese culo gordo y déjame ver mí novela! — empujó a la chica fuera de su campo de visión y encendió la televisión.

— maldito afeminado, apártate, yo llegué primero — intento sacarle del lugar que estaba ocupando.

— ¡No!

— ¡Sí!

— ¡No!

Etc, etc, etc.

Bueno, creo que es suficiente por hoy, no quiero que nadie termine lastimado en medio de esta guerra de afeminados y traseros gordos, así que, nos vemos cuando esta guerra estilo Afganistán haya terminado.