Vestidos Y Lencería ((🌷)) ;; Kim Seok Jin

• III •

— ¡¿Estas de nuevo en eso?! — Seok Jin miró a la chica que modelaba una lencería, bastante reveladora y extraña, por lo menos para él, es decir ¿A quien le exita ver una pelota con orejas de gato?

— ah, pero mira que caliente que soy —. dijo llevando una mano a su pecho derecho y mordiéndose el labio, en intento de provocar al señorito presente en la sala.

— ¡Que asco!, Para ya por favor, ten piedad de mís ojos inocentes —. lanzó un cojín de uno de los sillones a la chica.

— ¡Ya!, ¿Enserio no te exita ni un poco? — le miró un poco decaída.

— ¡Estás obesa!, Eso no es exitante—, se llevó las manos al cabello.— esto sí lo es —. Levantó su camisa y mostró sus abdominales bien marcados, haciendo que la vista de nuestra extraña protagonista se posicionaran inmediatamente en ellos y lentamente sus ojos tomarán la forma de un felino en busca de cazar a su presa.

— Pero está reservado para alguien que sí sea atrayente para mí, no una patata gorda como tú —. Seok Jin le sacó la lengua y comenzó a reír.

— ¡Afeminado de mierda!, Por cuestiones como esas nunca nadie se interesará en tí —. Sus ojos le vieron con rabia inmensa, aquello le había dolido, ella sabía que era sexy, pero sí seok Jin se lo decía así, dejaba de creerselo un poco.

— Tus ojos dicen lo contrario~ — canturreo mientras se tiraba al sofá y encendía la televisión.

— ¡Sólo eres un hombre más en el mundo!,¡Un afeminado!,¡Un hombre incompleto!, ¡No puedes juzgarme! — sus ojos se pusieron vidriosos, pero cada palabra era expulsada con cólera.

¿Su narcisismo se fué por el caño?, No sé... Digo, yo podré ser muy egocéntrica, pero que me llamen patata gorda cada cinco minutos duele, y más cuando si eres una patata gorda.

— Tienes razón, sólo soy un hombre más en el mundo, el hombre al que le debes media fortuna, soy afeminado es cierto, pero no quiero creerme sexy cuando doy asco, tienes razón, puedo ser un hombre incompleto, pero soy mejor medio hombre que tú mujer completa, ¿Qué no puedo juzgarte?, Quizás te equivocas, no debo juzgarte, pero de poder, puedo cuando yo quiera y se me pegue la gana —. Cada palabra era detallada por su labios como si quisiera cortar a la chica con cada una de ellas, aunque no era su culpa, desde que se conocieron su relación era así de rara.

— Yo... Debo irme a dormir — por primera vez se sintió incómoda con su extraño gusto por las lencerías, el chino inútil que tenía frente a ella, había golpeado una parte que nadie hería desde su secundaria, pero no sé lo dejaría saber.

— Está bien — sonrió tranquilamente como sí nada hubiera pasado. — ¡Cuidado rompes la cama patata!

— ¡Cállate dedos amorfos! — subió a su cuarto y estampó la puerta y sacó de su cuerpo la lencería que en su momento más le gustaba.

[ . . . ]

— ¿Por qué me sigues? — se giró a ver al escandaloso chico, que desde que salieron del restaurante le seguía.

— Me vas a disculpar bestia, pero yo vivo por está calle, no tengo necesidad de seguir a una cosa como tú — giró su rostro en dirección contraria y siguió caminando.

— uy, cuidado terroncito de azúcar, te puedes quebrar —. Giró su rostro en sentido contrario al chico y siguió caminando como sí nadie estuviera junto a ella.

Dos cuadras más adelante sus caminos se dividieron, el chico caminó hacia una zona residencial personal, el chico era dueño de todo eso, y ella vivía a una cuadra más de camino, en una zona residencial también, pero esta era compartida con más personas.

Observó detenidamente al chico acercarse a la gran reja que detenía el paso de cualquier persona que deseada entrar a ella.

— ¿Qué tanto me ves, bestia? — habló aún de espaldas.

— ¡Deja de llamarme así maldito idiota!

— No puedo, no sé tú nombre —. Se giró para verle y sonrió.

— Lee _____, y ¿Tú? — trató de ser amable, quizás luego de eso podrían llevarse bien, o... Quizás no.

— Kim Seok Jin, el gran Jin para tí, bestia.

— ¡Deja de llamarme así! — habló exaltada.

— Me lo pensaré —. Abrió las grandes rejas y se adentró a la gran zona residencial,  ella por su parte se decidió a continuar su camino hacía su casa, descansar de todo ese rollo le haría bien.

[ . . . ]

— ¿Realmente estoy tan mal? — revisaba su figura semi desnuda en el espejo del baño.

— No puedo estar tan gorda como ese chino amarillo dice, ¿O sí? — trataba de sentirse lo más bella posible, pero era difícil dejar de recordar lo que decía Jin.

—  ¿Me veo gorda?

— Gorda no te describe, tú deberías estar en kilos mortales —. Habló entrando al baño.

— ¡Maldición!, ¿No te han enseñado a tocar? — tomó una toalla cercana y cubrió su cuerpo.

— La puerta está entre abierta, sin seguro y estás hablando sola. Consideré que era una emergencia.

— ¿Pensaste que estaba mal?— le miró algo confundida.

— Sí, pensé que alguien podría estar en peligro.

— ¿Te preocupaste por mí? — se sonrojo un poco y sonrió alegre.

— No, me preocupe por el pobre espejo. Podrías quebrarlo si sigues frente a él —. Soltó una carcajada y se apoyó en el marco de la puerta.

— ¡Maldito idiota! — Lo golpeó "delicadamente", como en los doramas, o eso pensó ella por qué Jin cayó tumbado al suelo del pasillo.

— ¡Joder!, ¿En qué estás pensando? — algo mareado trató de levantarse del suelo.

— ¡No te golpeé nada fuerte!, ¡Eres un dramático! — frunció el entrecejo y se cruzó de brazos frente a Seok Jin.

— ¡¿Qué no me golpeaste nada fuerte?!, ¡Por eso digo que eres una bestia!, Eres anormal, ninguna mujer tendría esa fuerza —. Habló rabiado seok Jin. — ¿Segura que no eres un transexual?

— ¡Idiota!

— ¡Inútil!

—¡Chino de mierda!

— ¡Intento fallido de sensualidad!

— ¡Afeminado!

—¡Bola de grasa inservible, nadie te necesita en su vida, das asco!

Crack... ¿Escucharon eso?, Fué su corazoncito rompiéndose,  aquello había dolido.

— Permiso, voy a mí habitación —. Salió del pasillo y se dirigió a su cuarto dando un portazo y encerrando se. Seok Jin sólo se quedó ahí, ¿Se había pasado?... No, que va, eso para ellos era normal, ¿Verdad?

En cambio _____ no sé encontraba muy bien, estaba un poco... lastimada.

— ¿Realmente estoy tan mal?