Con la apresurada llegada del verano, el calor proveniente del mismísimo infierno siempre arrasaba con todos en esa parte cercana al desierto donde al padre de Junmyeon se le había ocurrido levantar un bar. Él solo agradece que hayan podido instalar aire acondicionado en el negocio.
Los clientes llegaban a montones, sea para beber o para refugiarse un tiempo del calor agobiante antes de seguir su trayecto hacia la ciudad. Siempre había alguien a quien atender y con la gran ayuda que proporcionaba Sehun como camarero, el trabajo se aliviaba un poco entre los cuatro hermanos Kim.
Un viernes por la tarde, unas horas después del almuerzo, Minseok y Sehun se encontraban limpiando todo lo que podían antes de la llegada de una nueva ola de moteros. Junmyeon, como el jefe, se auto permitió un descanso de diez minutos. Así que, salió al porche del bar y encendió un cigarrillo, a pesar de estar sofocado por el calor.
De pronto, un enorme y lujoso auto deportivo, que llevaba de manera indiscutible el sello Bae-Park, se estacionó frente al bar con un chirrido de llantas. De él, emergió Irene, enfundada en un apretado y corto vestido blanco, con sus gigantescas plataformas y su igualmente estrafalario sombrero. Como si fuera inmune al sol y su capacidad de asarte en cinco minutos, la mujer caminó serena y se plantó frente a Junmyeon sin sudar una gota, manteniendo su maquillaje intacto.
El castaño sonrió con el cigarrillo aún en la boca.
—Hola, preciosa —dijo cuando ella se acercó, nada sorprendido de verla, e Irene casi brincó sobre él para abrazarlo.
—Kim Junmyeon, eres un imbécil —comentó, a modo de saludo, entre risas al separarse de un pegajoso y sudado Junmyeon.
—¿Qué haces aquí?
—Sabes, entiendo que eres un hombre ocupado y eso, pero no puedo creer que hayas olvidado tu amada motocicleta en el Casino.
A Junmyeon le costó un par de segundos entender a qué se refería, hasta que una marejada de recuerdos le vinieron encima y un par de piezas se acomodaron en su cabeza. Tal vez la vejez ya estaba carcomiendo su cerebro.
—¡Chanyeol! —chilló el castaño. ¿Cómo pudo ser tan descuidado? ¿En qué diablos estuvo ocupado que no recordó buscar su moto? —Oh...
Irene se cubrió el rostro con ambas manos, en un gesto de incredulidad.
—Suerte para ti, que yo sí puedo recordar las cosas —comentó la muchacha y arrastró a Junmyeon de la manga de su camiseta hasta el portaequipaje de su automóvil. Abrió la cajuela de un golpe y ahí estaba su amada motocicleta.
Él simplemente se encogió de hombros y dijo: —No puedo creer que la haya olvidado.
—Me sorprende que la mires con tanto desinterés —observó Irene e irguió una ceja al ver a Junmyeon quieto a su lado. Ella creía que se arrojaría encima de la moto o algo así —...así que los rumores son ciertos, tienes una nueva preocupación ahora.
Junmyeon abrió la boca para refutar inmediatamente pero la pelinegra fue más rápida.
—Sabes, yo misma pienso que Chanyeol es un gigantesco idiota el noventa porciento del tiempo pero debo admitir que es un gran observador, tenía razón cuando dijo que tu sentías algo por ese chico.
El castaño bufó, rendido.
—Estoy harto de que tú y Minseok siempre tengan razón en todo.
—No subestimes a tus mayores, Junmyeon.
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Hard Hit || SuHun [2S]
FanficEn el bar a un lado de la carretera, propiedad de los cuatro hermanos Kim, todo el mundo conoce a Oh Sehun y sus trampas. Junmyeon, sin embargo, todavía cree que puede hacer algo para salvarlo. ☞ Parejas: SuHun (principal) y ChanRene (muy secundaria...