♥ Por favor, leed todo el artículo antes de que haya malas interpretaciones. Muchas gracias.
Puede que el título resulte un poco extraño, por así decirlo, pero viendo el famoso panorama ideológico y político, os aconsejo leer con detenimiento estas líneas que voy a escribir a continuación. Sí, porque hoy día predominan los sentimientos individuales que el uso de la razón, lo que nos diferenciaba a los seres humanos de los animales (ojo, digo "seres humanos" porque decir solamente "hombres" puede resultar muy machista en esta sociedad y, teniendo en cuenta que estamos en el siglo XXI, considero que esto ya está un poco anticuado).
Resulta que, cuando estaba navegando por aquella red tan famosa donde los bardos están a la hora del día, me encontré posturas de los famosos bandos de "progres" y "conservadores" respecto al tema de la belleza y el arte. Podría ponerme en modo serio, pero sería muy triste comenzar con una crítica subjetiva hacia las opiniones de los demás y tildarme de "delito de odio", como recurrió recientemente con un poema satírico hacia una persona política. Y, tampoco me quiero arriesgar para luego indemnizar 70.000€, dinero que jamás conseguiré en esta vida ni en las posteriores.
¡Ay, querido Twitter! ¿Qué haríamos sin ti, sin tus pío-pío y tus noticias de última hora? ¡Cómo se nota que te encanta ver cómo la gente se enzarza en agradables discusiones que terminan peor que un gallinero! Por lo menos, no has podido censurar de la misma forma que Facebook e Instagram, que a mí no me engañas. ¡Cómo se nota que te encanta el chisme! ¡Y que eres devoto del salseo y drama que te alimentan a cada segundo!
Así que, para evitar discusiones e interpretaciones exageradas, o en el peor de los casos, a que cierto grupito me tilde de todo acabado en fóbico, he decidido relatar desde mi propia experiencia los hábitos que empeoraron y mejoraron mi vida. Supongo que puedo sonar ofensiva, pero mi intención no es herir a nadie, ya que cada persona es distinta y cada cuerpo es un mundo aparte.
Hace tres años, cuando empecé la universidad, caí en depresión. Sí, en depresión de esas que es imposible sonsacar a no ser que quieras contratar un psicólogo. Y como yo soy pobre y vivo de las becas y del salario de mi padre, decidí encaminarme hacia otra especie de terapia que se convirtió en adicción: comer y dormir.
Pero no de forma saludable, sino que sólo devoraba pizzas, kebabs, dulces y otra clase de comida basura de la que ahora me arrepiento. Y encima, teniendo en cuenta que en mi familia se come demasiada carne roja y que estaba sumamente sometida al estrés de la universidad, comenzaron los problemas que al principio no los notaba.
No sólo engordé (llegué a subir más de veinte kilos), sino que sentía cómo mi cuerpo se había vuelto más lento a la hora de moverse. Gestos tan sencillos como levantarse, agacharse para atarse los cordones de las zapatillas o caminar de un lado para otro se convertían en una pesadilla. Mi ropa ya me quedaba demasiado apretada o demasiado pequeña, lo que me llevó a incrementar la talla desde una M inicial hasta una XL.Y eso sólo era el principio de un largo camino hacia el fracaso.
Pensé que no era nada, pero, a la larga, comencé a tener serios problemas de salud. Primero, me dolía constantemente el pecho y tenía constantes problemas de corazón (cuales algunos son causa de la genética), pulmón y vientre, tanto que incluso me costaba dormir por las noches.
Fui al médico en cuanto vi que echaba demasiada sangre y me diagnosticaron hemorroides, que por suerte fueron curadas y no necesité operación. Pero, la triste noticia es que, al hacerme los análisis, me diagnosticaron un colesterol muy alto. ¡Doscientos! Sí, con apenas diecinueve años tenía un colesterol por encima de doscientos, fruto de la grasa que se acumuló en mis arterias e impedía que la sangre siguiese su curso natural.
ESTÁS LEYENDO
El rincón del unicornio.
RandomLos unicornios son emblema de sabiduría y de pureza, conocidos por su gran capacidad de interactuar con otros seres. Unos hablan y otros escuchan, por lo que se ha convertido en el mediador de las criaturas fantásticas. En este precioso rincón llev...