Metacomunicación

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Es extraño darse cuenta que cuando se ingresa a un grupo, tenga el nombre que sea, una vez dentro, en la medida que vas conociendo a los miembros o usuarios se van compartiendo nuevos vocablos, actitudes e incluso forma de ver la vida. Lo anterior que a ninguna luz pareciere tener situaciones desventajosas, se da cuando tu pareja no pertenece a él, o peor aún, ella comparte un lenguaje con otros. No tengo claro cuál será la incapacidad que se genera en el par, para justo en el momento de escuchar algún reparo se le adjudica de manera instantánea el nombre de justificaciones. A la primera desaveniencia que existe, se escucha - en la mayoría de las veces- con tranquilidad al interlocutor, pues mientras expresa sus descargas frente al punto en cuestión, en la mente de quien las oficia de receptor, se genera de manera veloz, la respuesta a esa interrrogante. Si bien no son evasivas, pues en más de una opotunidad, se parte el mensaje asumiendo parte del error, no logran tener la suficiente energía o veracidad para derribar el mote con el cual se reciben al otro extremo del proceso de comunicación.

- Qué te sucede, hace un rato que haces lo mismo- dice y deja el celular a un cosatado de caja de cambio.
- Si no pasaba, el de atrás podía chocarnos- respondo
- Si asi fuese, él tendría que pagar. O prefieres que nos golpeen por el costado y hace un ademán hacia su puerta.

Es cierto. Hace unos segundos, divisé que el semáforo titilaba en el amarillo, por el retrovisor (esto no recuerdo con exactitud) observé que tenía una camioneta bastante cerca y en vez de frenar, emplee el recurso de la meta comunicación, y aceleré. En el momento en que cruzaba Bilbao por la avenidad Los Leones, el rojo apareció en el semáforo. La luz de detenerse, no alcanzó a estar un par de segundos en nuestro horizonte, pero la sensación de vulnerabilidad en mi musa si lo fue.

Luego de esto se presentó la situación anterior. Mi cerebro escuchaba como surgían las infracciones que según la perspectiva normal he acumulado en un periodo corto de tiempo. Revisión de celular en el semáforo en rojo, doblar presionando el intermitente sobre la hora (sin nadie a mis espaldas) o doblar en el preciso momento que una micro disminuye su velocidad a causa de un lomo de toro. Todas las anteriores teniendo como base desde mi ser, la metacomunicación. Lenguaje que intenté explicarlo, seguramente, cunado caí en la primer falta. Qué es la metacomunicación.

Este lenguaje está relacionado con las concepciones que se dan dentro de un grupo. Como mencioné al inicio de este escrito. Por ejemplo, pertenezco a amateurismo en la disciplina del running. Hace algo más de un lustro que mi vida ha cambiado de manera paulatina. Lo anterior se lo debo a Roberto Cid, cualquiera pensará que es un caballero medieval, pero no, es el nombre del hijo del inspector del colegio donde desarrollé mis primeras armas de docente. En la actualidad es un estudiante de topografía, lo cual me pone contento.

- "Profe"- ¿vamos a correr el domingo?- me dice minutos antes de entrar a la sala
- ¿Dónde?
- En la plaza de la constitución, la organiza el IND (Instituto Nacional de Deporte)- dice seguro
- ¿Cuántos kilómetros?- le pregunto (quizá con la idea de disuadirlo)
- 10- responde al instante, lleno de vigor
- Vamos con el tío Víctor, el "Manu" y mi papá.
- Ok.

Desde ese domingo de mediados de mayo, cuando completé el circuito bordeando la hora, no he parado más. He comenzado a especializarme, primero en la vestimenta, luego en los accesorios (relojes principalemente) para terminar en la alimentación y ejercicios complementarios en el gimnasio. Todo lo anterior, además de beneficios enormes en salud y viajes, me ha permitido seguir mi vida con energía. En ocasiones le habló de pacer o de consumo máximo de oxigeno (Vo2max) y me mira con cara de qué me hablas. Es eso lo que explico con la metacomunicación, pues los domingo en las mañanas y si es trail, los sábados, es el lenguaje que usamos quienes sobre asfalto o tierra corremos. Pero el germen de este escrito surge en aquellas personas que manejan. Ella se ha excluído, pues le gusta ser llevada, por uber, taxi o mi persona. Si estuviese al volante, sabría que al iniciar la marcha frente a un semáforo, existe una "ley tácita" de esperar algunos segundos antes de poner primera en la caja de cambios, pues sabemos - ella no, pues no está al comando del vehículo- que posiblemente venga de alguno de los lados, un "colega" con cierto apuro o simplemente, porque ha visto por el retrovisor a un conductor demasiado cerca y cree que es mejor eludir un accidente por alcance. Son cosas absurdas, pero que se dan. Si no me creen, tómese el tiempo y observe lo que sucede en las primeras filas de los coches que reinician sus marchas.

PensamientosWhere stories live. Discover now