-16- (L)

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Mini-maratón 1/3


Es pedofilia, desde luego...



Laila's pov


Era obvio que no tenía ganas de acompañar a la chica herida a enfermería. Me iba a perder mi primera clase y aunque fuera de una manera justificada dudo que le hiciera mucha gracia al profesor.

Por fin llegamos al lugar, piqué la puerta y esperamos unos segundos con la chica en brazos. Nadie abría. Volví a picar esta vez con más intensidad. Chloe resopló y se removió incómoda sujetando a la chica. Nadie abría.


— una última vez y entramos — volví a picar o más bien a aporrear la puerta, o la sala estaba vacía o alguien dentro esta muy pero que muy sordo. — a la mierda — empuje la puerta con fuerza y rápidamente cedió.

Una sala vacía con una camilla y con material médico nos recibió de frente. Giré mi cabeza hacia el pequeño pasillo que había. Seguía estando vacía. Vale, creo que ya me quedó claro que esto estaba desértico.

Dejamos a la chica de trenzas morenas en la camilla está tan solo se revolvió incómoda y toco su frente


— eh.. — le empuje la mano — no deberías tocar la herida podría infectarse.

Me acerque para examinar de cerca, no parecía estar tan grave como antes.


— No tengo mucho conocimientos sobre medicina pero... — titubeé— supongo que vendrá con desinfectarla y poder una gasa limpia

Chloe asintió y empezó a mirar por los armarios.


— vacío — volvió a decir al revisar como el quinto armario — tienen tantos cajones y ninguno tiene nada — refunfuñó — que clase de enfermería es esta.


— quizas por alli hay mas cosas — señalé el pasillo donde había varias puertas.

Chloe murmuró un sí.


— no te muevas, ahora venimos — hablé calmada a la chica

Nos adentramos por aquel pasillo abriendo todas las puertas.


— Creo que aqui puede haber cosas de esas — puntualizó Chloe desde la última puerta. — veo... jeringuillas... pastillas... botes con potingues...


— tal y como lo estas diciendo parece un sitio para drogadictos — me reí llegando hasta ella


— lo es.

De repente oímos unos pasos apresurados y el sonido de la puerta cerrarse fuertemente. Asustadas nos asomamos al pasillo.


— se ha ido — declaré — la chica a la que intentábamos ayudar se ha largado corriendo


— que agradecida — mi amiga rodó los ojos.

Unas voces cerca de la puerta de entrada nos alertan, unas llaves resuenan.

KIWI: La libertad en frutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora