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Sois una amenaza para cualquiera


Laila's pov


El discurso de presentación de Maia realmente había cundido en la gente. Incluso me había hecho efecto a mi, que ya lo conocía. Cuando Maia se empezó a quitar la camiseta supimos que eso era la señal. Rápidamente nos dispersamos cada una a un cañón y tiramos de la cuerda que lanzaba toda la espuma al aire. Además cada una encendió el aspersor que habíamos robado de la caseta de jardinería. A nuestro alrededor se empezaron a escuchar gritos de sorpresas y risas. El plan había funcionado, la gente se lo estaba pasando genial, y nosotras también desde luego. Sin embargo todo fue interrumpido por la llamada del director a su despacho. 

A pesar que nos obligó a limpiar todo esto, al salir disfrutamos como nunca de la fiesta. 

La música golpeaba mis oídos y hacía que mi cuerpo se moviera con soltura. Esta cambio, ahora de los altavoces salía una especie de música estilo bachata o algo asi, no se me da bien reconocer los diferentes estilos. Decidí hacer diferentes movimientos, empecé a mover la cadera dejándome llevar por el ritmo. De la nada unas manos se colocaron en mi cintura, pare de bailar y las miré extrañada.


— No pares que se me va el ritmo — dijo una voz masculina contra mi oreja.


Asustada me giré y empujé con fuerza el cuerpo que se encontraba detrás. 

Era un chaval alto de pelo rubio que me miraba como si no entendiera nada.


— Que mierdas haces — le grité sintiendo mi cara arder de enfado.


Mis amigas se acercaron al escucharme vociferar de aquella manera. El chico parecía seguir confuso por mi reacción.


— ¿que pasa? — Brooke desvió la mirada hacia él. — Ya veo. ¿Que quieres?


El rubio pareció darse cuenta de la situación y su cara se volvió un poema. Me miró a la cara y empezó a sacudir las manos nervioso


— p.. per... perdón... pensé que eras otras persona... joder... lo sien... siento mucho... no quería asustarte.... — tartamudeó


— ya pues quizás deberías fijarte antes de hacer algo — me acerqué a él regañándolo, iba a continuar con mi reprimenda pero una voz femenina me interrumpió.


— Adam vamos, mi habitación te espera — dijo con voz melodiosa y se posiciono junto a este agarrándole del brazo. No se dignó ni a mirarnos.


Espera ella era....


— Tu eres la de Phi kappa Gamma — soltó Chloe — la que nos rechazó


Chloe me lo había quitado de la boca. Ella fue la asquerosa que no nos permitió la entrada a su hermandad porque no dábamos la talla. 

Estupideces.


Nos miró con desdén — Así, vosotras sois las que bueno... — hizo una pausa y rodó la mirada con asco — montasteis esta fiesta, si se puede llamar así.

KIWI: La libertad en frutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora