Capítulo I

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"Lluvias cambiantes"


       A Escorpio le gustan los colores vibrantes.

       En especial los azules, ¿se le llama detallista u obsesiva al saber identificar con perfección y exactitud su tono favorito? Fuerte, eléctrico. El color de las luces que caen del cielo.

       Las chaquetas de motociclista.

       Las negras, las brillantes, las de "chicos rudos". En los últimos, y únicos, recuerdos que posee de su padre, él siempre llevaba puesta una, parecía estar atrapado en esas películas de hace aproximadamente sesenta años. Ella piensa que ahí se originó su enamoramiento y afirma que le pegó tan fuerte que nunca se fue (aunque su madre recrimina que ella es el verdadero comienzo, ya que en las historias que cuenta, el padre de Escorpio es el que copió su estilo y no al revés, como Escorpio contradice para molestarla).

       También disfruta comprender las emociones, su origen, consecuencias, final, y tener en sus bolsillos chicles de menta con ápices de cereza. Contar historias de fantasmas en noches de fogata y los libros de fantasía que no olvidan la realidad están en el centro de su estantería. Al igual que la astucia ocupa el centro de su personalidad.

       Escorpio se conoce. Mucho, tal vez demasiado.

       Y es por ello, que está en esta situación de nuevo.

       Odia sus crisis y saber tanto sus límites. Odia haber aprendido a ver las intenciones que ocultan las personas bajo el teatrillo de cordero en peligro. No le gusta saber cuando dicen la verdad, cuando desearían estar en otro lugar, cuando la querrían tener en sus manos. Detesta no ser manipulable y no poder seguir las modas sin antes cuestionar cómo, cuándo y para qué.

       Se repite que todo sería más fácil en su vida si tan solo no tuviera carácter. Porque en ocasiones como esta, donde una lagrima abrió la puerta a sus compañeras, la palabra "ridícula" salta por su mente. A pesar de todo, le afecta. Un chico que la decepcionó, unas amigas que no merecían el título, retener sentimientos por demasiado tiempo... ¿De qué le sirve haber ignorado su instinto si no pudo aguantar hasta el final, si no pasó la prueba máxima de tener que ignorar la realidad?

       Escorpio por fin metió en su mente que no puede seguir escapando de su verdad irremediable. Es imposible hacer más intentos, eso de dejarse llevar no es lo suyo y ella siempre lo supo, pero ahora toca poner en práctica lo aprendido.

       Así que, con todo el valor que pudo reunir en esos momentos de reflexión, se levantó de la cama. En tres horas y media tenía clases, el día anterior se la pasó entre depresiones, charlas de aliento y filosofando de la vida misma con su madre, para después quedarse dormidas juntas más temprano de lo normal. Cansancio emocional, supone Escorpio. Pero si no fuera por ese tiempo compartido, estaría destrozada.

       Sonrió al notar la respiración calmada de la mujer y se dio una anotación mental de prepararle algo de comer al terminar de arreglarse.

       Se dio una ducha larga con música animada de fondo, uso cremas, acentúo las ondas oscuras que conformaban su cabello, pintó sus uñas del mejor color que poseía, maquilló su rostro para realzar sus rasgos y tomó su chaqueta favorita. Hoy puede que no tenga amigos con quienes estar, ni un posible novio, pero iba a mantener la barbilla alta y arrasar a su manera.

       Preparó el desayuno favorito de su madre y se lo dejó en el mueble junto a la cama con una pequeña nota deseándole un buen día, agregó un "Te amo" al lado de su usual corazón en lápiz rojo y tomando una manzana verde con su termito lleno de chocolate caliente para contentar a su casi nula hambre mañanera, condujo hasta el instituto.

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2018 ⏰

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