At The Other End

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Cuatro de la mañana de un día de Octubre, Kim Sojung viajaba sobre su bicicleta pistera, le encantaba el deporte y la naturaleza, algo que se mezclaba perfectamente con su espíritu aventurero, pero por desgracia le tocaba trabajar en algo totalmente diferente a su estimación de vida. Una biblioteca.

Llegó bastante temprano, más que otras veces, pero aún así su fiel ayudante ya estaba esperándola con café en mano y algún dulce de la tienda de la esquina.

- ¿Heejin cómo haces para llegar antes que yo? Vives mucho más lejos y siempre estás aquí tan puntual.- Sojung besó la mejilla de la pelinegra y luego se dispuso a forcejear el candado desgastado de la entrada.

- No lo sé Unnie.- Dio un sorbo a su bebida caliente, mientras observaba el interior de la bolsa en sus manos.- Le traje esta cosa que le gusta.- Sojung se giro y tomó gustosa la bolsa ya sabiendo que como todos los días la chica le traía una Bohemia, especie de galleta con trozos de almendras a su alrededor.

- Gracias Heejin.- Sojung por fin pudo deshacerse del estorboso candado pudiendo retomar sus caminos.- Hey Tzuyu llegas justo a tiempo.

La recién llegada llevaba una mochila cargada de afiches, en sus manos colgaban soportes y en su boca una bolsita con algún revoltijo de hojas. Solo asintió con su cabeza en señal de saludo.

Las tres fueron a sus puestos. Sojung encendía las luces y las computadoras de uso colectivo, mientras que Heejin ayudaba a Tzuyu con su puesto de información.

- ¿Unnie de que expondrá esta vez? - Heejin miraba a la de cabellos medianamente violáceo o como lo definiría su madre un morado ahumado.

- Hypericum Perforatum.- Fue lo único que pronunció la esbelta chica. Dejando a la pelinegra mirándola sin entender nada.- Hipérico.

- Aaah... Bueno voy a ver si a Sojung se le ofrece algo.- Se despidió con su mano y corrió lejos de la chica.

Las cinco con seis minutos se reflejaba en el gran reloj a las espaldas de Sojung, quien veía con pereza los nombres de las personas que debían traer los libros según el día de pedido. Heejin terminaba de ordenar el estante con guías de estudio y Tzuyu se empeñaba en dejar perfectamente el mantel que le prestaron las chicas para que la mesa que utilizaba no fuera tan apagada.

Una anciana fue la primera en llegar, Sojung sabía que la señora iría a la sección de lectura erotica ¿Cómo lo sabía? Bueno era una buena observadora y para no aburrirse, dedicaba su tiempo a observar a la gente que iba y venía en el trascurso del día aprendiendo cada maña y gusto que tenían.

El inicio de una atareada jornada empezó casi a las tantas horas de la tarde, un niño llegó corriendo al mostrador donde se encontraba sentada Sojung poniendo su mejor sonrisa.

- Hola señorita Sojung.- El niño le tendió una barra de chocolate.

- Gracias Taehyung ¿Volverás a llevarte 'El niño y la bestia? - el niño se sorprendió ante tal pregunta.

- Wah! ¿Cómo lo supo? - Sojung soltó una leve risita por la cara del niño.

- Ven aquí, te diré un secreto.- Taehyung se acerco curioso.- Lo sé porque tengo poderes.- Sojung le susurro al niño.

- ¿De verdad usted tiene poderes? - Grito emocionado el pequeño.

- Shh... No lo digas tan fuerte que te pueden oir, esto es un secreto entre los dos ¿Bien? - Taehyung asintió frenéticamente con su cabeza. Volviendo a sacarle una sonrisa a la mayor.

A unas cuantas mesas del lugar, una chica de cabellera tintada de un azul opaco veía enternecida la escena de la alta con el pequeño taehyung.

<< He ahí tu sonrisa resplandeciente,
Tan gentil con ese pequeño, logrando ganarse mi envidia más oscura porque el puede lograr lo que yo temo enfrentar. Soy una cobarde y lo admito, pero más no es mi único delito. >>

Between Books and Music. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora