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Kaito era un muchacho sumamente aplicado en la escuela, y por ello muchas chicas lo querían. Pero a él ninguna la interesaba.

No fue hasta que un día, según lo que se rumoreaba entre vecinos, una familia se había mudado cerca de su hogar; a unas cuatro cuadras más o menos. Kaito no le dio importancia. Pero no fue hasta que en un negocio pudo toparse con un muchacho rubio de brillantes ojos celestes como el limpio cielo en un día de verano.

Kaito se enamoró.

Cada día, lo seguía de cerca para saber qué hacía y a dónde asistía. Al parecer siempre iba acompañado de su hermana, que extrañamente le hablaba con las manos. Al parecer ella era sorda pero se esforzaba bastante en hacerse comprender mediante ese nuevo y complicado lenguaje. Pero cuando fue capaz de escuchar aquella risita y esa tierna vocecilla, no se pudo resistir.

- Hola. -saludó tímidamente mientras se acercaba a ese par de gemelos.

- Hola. -le devolvió sin mucho interés el saludo el chico de rubios cabellos mientras miraba al lado opuesto de Kaito y volvía a tomar ambas manos de la chica a su lado. Ella no dejaba de moverlas.

Soltó una risita y no pudo decir nada más porque no se animaba a más.

☆★☆

Al cabo de unos tres meses, tan solo había podido hablar con aquél rubio unas pocas veces cuando se encontraban en la tienda. Supo que se llamaba Len, pero él tenía algo extraño. Siempre parecía estar buscando algo con sus ojitos ya que nunca miraba a Kaito directamente a sus ojos.

Pero a éste último no parecía importarle mucho.

Así pues, un día se plantó en aquella vereda donde el rubio solía pasar todos los días junto a un ramo de rosas. Quería decirle cuánto lo amaba allí mismo.

Len venía caminando tomando de la mano a su hermana que iba de espaldas intentando quién sabe qué cosa.

Kaito extendió el ramo, siendo incapaz de decir algo más profundo y simplemente se dignó a esperar a que Len se detuviera y tomara el ramo. Nada pasó salvo un choque entre sus brazos.

- Disculpe. -musitó indiferente el rubio mientras seguía con su camino. Su hermana pareció tocarle el hombro pero Len no volteó.

Kaito se sentía destrozado. ¿Por qué no le había dicho algo más? O quizás si lo hubiera hecho, ¿eso no sería más doloroso?

Ya no había nada por hacer, simplemente una gran melancolía lo invadía. Pero... ¿Qué se podía esperar de un amor en el que intercambias pocas palabras en una tienda? No mucho, quizás.

Así fue como Kaito se vio obligado a renunciar a ese sueño. A ese chico de bonitos cabellos tal Ricitos de Oro y esos ojos que lo volvían loco.

Kaito se mudó para no tener que ver esas sutiles facciones de Len, y en aquél nuevo lugar decidió continuar sus estudios.


☆★☆


Seis años habían sido pesados, pero finalmente su carrera como abogado había acabado. Fue así entonces, como decidió volver a su lugar de origen, a visitar a su familia que tanto lo esperaba.

Oh vaya sorpresa se llevó al tropezar, sin querer, con una muchacha rubia. Le recordaba a Len.

Por instinto, le habló con señas (las cuales tubo oportunidad de aprender en aquél viaje) y la chica contestó de igual manera.

"¿De casualidad eres la hermana de Len?" preguntó interesado Kaito. Quería saber acerca de la vida de aquél muchacho, después que se fue, no quería saber nada al respecto.

"Len..." su rostro se entristeció y débiles lágrimas comenzaron a correr aquél rostro. "Len murió hace cinco años. Su enfermedad era más fuerte que él."

"¿Cuál enfermedad?"

"Len era ciego, Kaito."

Y como bala, atravesó aquél frágil corazón del peliazul. En aquél momento, Len no lo vio.

"Len podía disntiguir el 15% de las cosas. Ese día no sabía que eras tú y aunque traté de convencerlo de que sí, contestó que «Kaito jamás se fijaría en alguien con una discapacidad como la mía »" Rin sorbió de su nariz e intentando calmarse, prosiguió. "Len hablaba mucho de ti y de cuanto te quería. Lo siento."

Y allí, Kaito cayó de rodillas y sollozó. Porque Len había muerto y no había nada que se podía hacer para evitarlo.

Len siempre lo amó.









★☆★


Hi ~
Por si no se entendió cómo se comunicaban, Len solía tomar las manos de Rin para descifrar el mensaje.

Esta historia (que pasó como en 1950 en mi país) la leí en una revista el día de hoy y la quise adaptar a este siglo (?) ¡Espero les haya gustado! ♥

PD: El título puede tomarse como sinónimo de give up que significa rendirse o dejar.

One-Shots de KaiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora