Capítulo tres

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A la mañana siguiente Ruby fue puesta a lavar los platos. La abuela dijo algo acerca de como sus otras camareras necesitaban la oportunidad de atender las mesas también. Ni siquiera diez minutos dentro y ella se encontró corriendo a su habitación de nuevo.

"¡Seriamente!" Ella siseó con frustración. Tomando el tiempo, comenzó a complacerse una vez mas, gimiendo de satisfacción mientras disparaba su carga. Luego gruñó molesta al darse cuenta de que iba a tener que limpiar el desastre que había hecho en el piso.

"¡RUBY!" La abuela gritó desde algún lugar en el restaurante haciendo que Ruby se encogiera.

"¡Mierda!" Poniéndose de pie, tiró una camiseta sobre el charco en el suelo, corrió al baño para ponerse presentable una vez mas y corrió de regreso a la cocina prácticamente arrojando sus manos al fregadero.

"Date prisa, Ruby, estamos un poco apresurados en este momento" Ordenó la abuela y Ruby refunfuñó. No era como si necesitaran lavar los platos. La abuela tenía fila tras fila de platos limpios a su disposición. "¡Y deja de quejarte!" Dijo la abuela bruscamente.

"¡Si abuela!"

Continuó así constantemente durante toda la semana. Ruby estaría trabajando en algún lugar del restaurante cuando el mismo delicioso aroma flotaba a su nariz y de repente ella seria dura como una roca. En realidad comenzaba a convertirse en un problema ahora.

La luna llena estaba a dos días de distancia y su lujuria se volvía cada vez mas fuerte. A mitad de la semana correrse ya no era suficiente para ella. Por supuesto esto molestaba a la abuela sin fin y hoy fue el peor día de todos.

Ella simplemente no podía bajar. Ese olor celestial había llenado el restaurante y ella se había precipitado a su habitación para soltar una carga o dos. Había llegado al limite muchas veces pero nunca fue suficiente. No sucedería.

Era alrededor de la medianoche del mismo día cuando decidió dar un paseo por la ciudad. Nadie la vería con una erección, y tal vez el aire fresco le serviría para  calmarse.

"¡Abuela voy a caminar!" Ruby dijo a través de la puerta de su abuela. Salió corriendo del restaurante y se dirigió al bosque.

"Esta bastante oscuro aquí afuera" Murmuró Ruby para sí misma mientras pasaba sobre un tronco, escuchando el sonido de las hojas crujiendo bajo sus pies.

Ruby había estado esperando que los animales nocturnos salieran a pasear en este momento pero obviamente eso no iba a suceder. No con ella en el bosque, y especialmente no con su lobo tan cerca de la superficie. Los únicos animales que parecían lo suficientemente valientes como para moverse eran los que podían volar; búhos y murciélagos en su mayoría.

Caminando por un antiguo sendero Ruby se dirigió a un pozo de agua. Era como algo salido de un cuento de hadas, que probablemente era cierto si lo tomaba en cuenta donde vivía. Había rocas que conducían al centro del pozo, y un acantilado desde el cual saltar. Si no fuera por su nariz que detectó que no había interferencia humana o mágica, ella habría supuesto que había sido hecho por hombre/magia.

"¿Tal vez debería nadar un poco? Tal vez me calme," Ruby se preguntó mientras se acercaba a la piscina cuando de repente algo llamó su atención. Estaba este olor, no a café, manzanas y canela. No, esta era una fragancia que pensó que nunca volvería a encontrar.

Al mirar hacia abajo Ruby se encontró atrapado en un gran arbusto de anís. Por lo general el anís regular no le afectaría de esta manera pero el anís regular ni siquiera crece en Maine, pero una vez mas esto era Storybrooke la ciudad basada en lo irreal. El anís era mágico.

Ruby no pudo encontrar el deseo de seguir de pie y alejarse de la planta por lo que se sentó y dejó que el aroma la envolviera.

"Hmmmm."

Al principio estaba todo bien. Hasta que su polla comenzó a latir con tanta fuerza que por un momento le preocupó que estuviera a punto de caérsele. La excitación la golpeó tan repentinamente que se quedó boquiabierta mientras caía hacia atrás levantando sus caderas del suelo mientras las balanceaba en en aire.

"¡Mierda!"

'Pobre cachorro' su lobo interior se burló de ella riéndose de sus gritos de placer, aunque comenzaba a ser un poco doloroso.

"Joder" Espetó Ruby. Su lobo era molesto como el infierno cada vez que decidía hablar con ella.

'Es lo que estas tratando de hacer' Rió el lobo. 'Me has estado volviendo loco. ¡Quiero a mi compañera!' El lobo espetó molesto. Había soportado su lujuria durante toda la semana y estaba mas allá de la frustración sexual. Nunca fue suficiente y el lobo ya había tenido suficiente.

"¡Bien no se quién es nuestra compañera!" Ruby gruñó mientras giraba para rodar sus caderas en el suelo. Sus pantalones iban a estar sucios pero no podía evitarlo.

'¡PATÉTICO!' El lobo estalló, gruñendo tan fuerte en el oído de Ruby que la había sacado de su aturdimiento por un momento. 'Si no puedes resolverlo, lo haré yo.'

"¿Qué?" Ruby preguntó antes de que su visión cambiara de repente. Era como si acabara de mudarse del lado del conductor al del pasajero. "¡Que demonios!"

'Estamos en celo, es hora de aparearse,' fue todo lo que le dijo el lobo antes de que se pudiera de pie en el arbusto de anís, se lo enjuagara y volviera a la ciudad rápidamente. Mirando a través de sus ojos nublados, Ruby vio que estaban en la calle Miffin y se dirigían a la casa mas grande allí.

"¿Qué estamos haciendo aquí?" Regina iba a matarla si despertaba a Henry. O peor su lobo estaba allí para matar a Regina.

'¿De verdad eres un cachorro estúpido?' Gruñó su lobo antes de abrir la cerradura con una de sus garras y deslizarse dentro de la casa. Estaba oscuro, o al menos era lo mas probable pero eran lobos y tenían una excelente visión nocturna.

Ruby se sorprendió al descubrir que el olor que la había estado volviendo loca toda la semana saturaba casi todas superficie de la casa.

'¿Lo vez ahora?' Gruñó el lobo mientras las llevaba al dormitorio principal. La luz estaba encendida lo que significaba que Regina estaba despierta. Iban a ser las 2 de la mañana pero de nuevo hoy era viernes. Empujando la puerta para abrirla, el lobo se abrió camino hacia la habitación.

Alfa RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora