Capítulo cuatro

109 14 0
                                    

Regina estaba sentada en la cama leyendo un libro cuando la puerta de su dormitorio de abrió. Al principio creyó que era Henry hasta que recordó que había puesto un hechizo en su puerta. Si él dejara su habitación y viniera en su dirección después de las doce, ella lo sabría. Eso dejaba la pregunta de quién estaba en casa y abriendo su puerta.

Al oír un gruñido levantó la vista.

"¡Que en el mundo!" Dijo sorprendida mientras miraba a Ruby, o al lobo de Ruby si la negrura de sus ojos era alguna indicación.

El lobo/Ruby simplemente se quedó mirando a Regina. El aroma en la habitación las estaba ahogando y haciendo que una niebla revoloteara por su cerebro. Cuando se paró derecha, rompió el aturdimiento.

Con un gruñido se acercaron a la reina que estaba atrapada en la esquina en la que inconscientemente se había colocado cuando se levantó.

"¡Señorita Lucas, qué significa esto!" Dijo Regina, sin disfrutar en la posición en la que se encontraba.

"Regina, soy mayor de edad," Ruby logró balbucear y el lobo gruñó de acuerdo.

"¿Qué tiene que ver eso conmigo?" Gruñó Regina. Sabía que el lobo era mayor de edad. La magia de la chica había estado bailando toda la semana.

"Compañera," Gruñó el lobo. "Mía. Nuestra," Gruñó el lobo en respuesta.

"¡Qué!"

"Amor," El lobo parecía ronronear antes de empujar sus manos hacia la parte delantera de la camisa de Regina y colocar sus labios sobre los de Regina para silenciar cualquier forma de queja.

De repente la habitación se iluminó con magia púrpura y roja girando una alrededor de la otra, empujando y tirando hasta que la magia roja se tragó la magia púrpura entera. Regina no era estúpida. Ella sabía lo que eso significaba. Ella y el lobo eran almas gemelas, no ella y Robin. Ella y el lobo eran compañeras. El lobo estaba en celo. Era necesario aparearse. Necesitaba a su compañera. La necesitaba a ella.

"Ruby." Regina logró exhalar entre los labios de la mujer, alejándola efectivamente de ella. "Entiendo. Lo se pero la cama seria mas cómoda." Dijo antes de que Ruby gruñera y la girara hacia la pared, presionándola.

"Mi compañera cree que sabe mejor. Le mostraremos. Cualquier lugar es un buen lugar. Te tomaremos en cualquier parte, todas partes y te encantará. No importa donde te tomemos, siempre estarás satisfecha y dolorida después de que te demos placer durante horas y horas." El lobo gruñó mientras quitaba la camisa y los pantalones a Regina , dejándola en ropa interior que consistía en un par de bragas bonitas, moradas de encaje. Y aún mejor, eran transparentes.

Con los senos apretados contra la fría pared, Regina sintió que su pezón se endurecía al instante y luego saltó cuando sintió una dureza presionarse contra su trasero.

"¿Ruby?"

El lobo sin embargo quedó fascinado por lo que veía y bajo los pantalones y ropa interior hasta debajo de la cintura antes de deslizar su longitud endurecida gimiendo ante la cálida y suave carne que la saludó.

Girando sus caderas el lobo se dio cuenta de que su primera carga no seria liberada dentro de su compañera pero no podia sentirse demasiado molesta por ello. Necesitaba correrse ahora pero su compañera no estaba lo suficientemente mojada para tomarla todavía.

"Compañera, dinos, ¿Te gusta esta ropa interior en particular?" Gruñó en la oreja de Regina mientras sus embestidas se hacían mas cortas y duras.

"Son mis favoritas." Regina gimió disfrutando de la atención que estaba recibiendo. Cada empuje hacia que sus caderas se movieran hacia adelante contra la pared.

"Entonces nos disculpamos. Tendremos que comprarte un nuevo par," Le dijo el lobo antes de apretar su agarre sobre la mujer mas pequeña.

"¿Qué?" Preguntó Regina confundida antes de sentir un chorro de liquido húmedo y caliente contra su culo, piernas y en una pequeña porción de su espalda baja mientras Ruby soltaba hilo tras hilo de semen.

A Regina realmente no le importaba estar contra la pared, en realidad era una de sus posiciones favoritas, pero quería al menos una cosa fuera tradicional en su apareamiento. Si había algo que quería, era que ella y su alma gemela compartieran su primera vez en una cama. Le hubiera gustado aún mas si hubieran tenido una cita o dos pero Ruby estaba en su limite. Incluso después de haber soltado una carga tan grande aún estaba dura y palpitante contra su espalda.

"Ruby por favor. La cama," Logró decir.

Ella las abría empujado a la cama pero cualquier uso de magia, el lobo lo tomaría como una oposición a su dominio y por mucho que le hubiera gustado que la follaran hasta la sumisión, hoy había sido un largo día y ella no lo haría. No creía ser capaz de manejar a un hombre lobo para probar.

"¿Nuestra compañera quiere que la tome en la cama?" Preguntó el lobo mientras rompía la ropa interior de Regina. Ya estaban arruinados de todos modos era la defensa del lobo mientras escuchaba su lado mas humano regañarla por destruir tan costosas ropas.

"Si."

"¿Hay algo mas que nuestra compañera desee?" Preguntó el lobo mientras llevaba a Regina a la cama y le abría las piernas. Había una pequeña mancha de cabello negro, pulcramente recortado y el lobo y Ruby ronronearon al verlo.

"No puedes marcar mi alma," Agregó Regina después de un momento.

Alfa RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora