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Pietro Maximoff| 2

Fue culpa de Pietro que te encontrarás allí tras las rejas, sentada en un banco frío al lado de un tipo que olía como a que la causa de que estuviera ahí no fuera precisamente legal.

Veías con fastidio como la aguja pequeña del reloj de enfrente avanzaba lentamente, muy pronto serían las diez y ni rastro del sokoviano; ya estabas empezado a llenar como te la descobraria con él.

Una ráfaga de viento levantó al guardia que llevaba dormido por más de una hora, creiste extrañar sus ronquidos por unos segundos hasta que viste como una figura borrosa quitar las llaves que colgaban de la pared que estaba justo al lado del guardia.

- ¿Quién está allí?- gritó el guardia con voz adormilada, al no ver nada y darse cuenta que sus dos prisioneros seguían tras las rejas se encongió de hombros y volvió a dormir.

-¿Pietro?- susurraste ya sabiendo que era él.

En un segundo el velocista estaba en frente de la reja, su mirada azulada clavada con la tuya mientras que con un dedo giraba las llaves.-Hola...- dijo con una sonrisa de lado a la vez que alzaba una ceja.

-Te juro que te asesinare.- te levantaste del asiento y fuiste hacia la puerta de metal, pusiste ambas manos en las rejas alrededor de tu ceba y las sacudiste.- ¡Ahora sacame de aquí!

-Si te sigues portando así de mal no saldrás, dragoste.- advirtió coqueto, viendo hasta que punto podrías aguantar.

- Pietro Django Maximoff, sacame de aquí ahora. - exigiste molesta, Pietro rodo los ojos.

-Bien, bien...- puso la llave en el cerrojo y con un simple movimiento de muñeca abrió la puerta.

Murmuraste un "gracias" y antes de que si quieras pudieras poner un pie fuera de la celda ya estabas en los brazos de Pietro. Este rodeaba tu cintura con sus fuertes brazos.

-¿Recuerdas que esto es tu culpa, no?- inquiriste.

- Lo siento mucho, printsessa.- Pietro murmuró antes de besar tu cuello un par de veces.- Te lo voy a recompensar, lo prometo.

- Más te vale, Maximoff.- advertiste.

-Eh...¿hola?

Una voz los apartó de golpe, ambos miraron al frente en búsqueda del dueño de está y se encontraron al otro prisionero.

-¿Que?- pregunto Pietro de un manera brusca y confundida.

El prisionero rió nervioso, rascándose la nuca.- No quiero interrumpidos, ¡de verdad que no! Es algo genial lo que planean hacer, pero no sé...considerando que tú-apunta a Pietro- parece que puedes correr super rápido, pensé que ¿tal vez me podrías dar un aventón a la plaza?

Un silencio incómodo se formó en la habitación que tan sólo era amortiguador por los ronquidos del guardia.

-...es que unos amigos me esperan ahí y no quiero decepcionarlos- continuó.

-No, lo siento. ¡Adiós!- Pietro respondió rápido antes de cargarte al estilo princesa y salir del lugar en un parpadeo.

•••
¡Espero que les gustará!
Demonios hace tiempo que no escribo...
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