May Dumbledore cumplió los quince años, es hora de ingresar al colegio de magia y hechicería -bastante tarde, a decir verdad-, tiempos oscuros vienen con prisa, los buenos amigos y los grandes amores se unen para resistir frente a la maldad.
¡Bienve...
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En la familia Dumbledore, mestiza pero noble y orgullosa, la valentía y la lealtad son los valores más importantes, no importa lo que cueste, incluso si la vida se te va en ello. Sin embargo, me había resultado difícil seguir los valores familiares, ya que mi familia fue desapareciendo miembro a miembro, quedando casi extinta. Resultando así como la última descendiente del clan Dumbledore, ya que dudaba que el tío Abeforth tuviera descendencia con esa actitud agria como limón que se cargaba tras la espalda o eso intuía por las breves interacciones que tuvimos en todos esos años. Entonces, yo cargaba con el peso de continuar la línea familiar o extinguirla por completo, aunque era un hecho que el apellido Dumbledore había terminado conmigo al ser una mujer. Se extinguiría como todos aquellos apellidos ancestrales de las antiguas familias mágicas.
Después de la muerte de mis padres, Emelia y Cyril, y también la partida de mi abuela, sólo me quedaba mi abuelo, el mago más poderoso de la comunidad mágica y el ser al que más idolatraba, Albus Dumbledore. Como personaje público tenía muchos enemigos, por eso toda la familia mantuvo el secreto de que había nacido un bebé en la familia, sólo unos pocos conocían ese detalle y la mayoría ya estaban muertos, entre estos mis padres y mi abuela, quienes se llevaron consigo el secreto a la tumba. Sus muertes sólo hicieron que el abuelo reafirmara su idea de que yo debía estar lejos de él y dentro de lo posible de la comunidad mágica. Por lo que estuve viviendo totalmente en el mundo muggle a partir de los diez años, póstumo al fallecimiento de la abuela Rosempire, sin embargo, me encontraba viviendo con brujas muy ancianas amigas del abuelo que me seguían educando en casa, tal como la abuela solía hacerlo.
Por otro lado, había algo más detrás de la renuencia del abuelo a que yo estuviera presentada ante la sociedad mágica, un oscuro secreto familiar que descubrí una vez que escuchaba a hurtadillas, secreto que los abuelos jamás se hubieran atrevido a confesarme. Estoy relacionada consanguíneamente con Voldemort. Muy probablemente si éste se enterara, intentaría asesinarme como lo hizo con su familia.
Ahora explicaré cómo es posible. Sorvolo Gaunt, el abuelo de Voldemort, tuvo una hija con una mujer cuyo nombre no sé, pero cuyo apellido era Barcy. De allí salió una joven llamada Melody que a su vez tuvo a un muchacho muy sano de nombre Timothy. Voldemort los descubrió y asesinó a madre e hijo, tratando así de extinguir cualquier parentesco tan directo. Sin saber que también existía una hermana menor de aquel muchacho llamada Emelia, quien vendría siendo la nieta de Sorvolo Gaunt.
Más tarde, Emelia se casaría con Cyril, hijo único de Albus y Rosempire Dumbledore.
Pero la felicidad no duraría mucho. Mi madre Emelia murió cuando yo tenía cuatro años. Me parecía muchísimo a ella, heredé su cabello negro como el carbón y los mismos ojos oscuros que parecen asfixiarte. Pese a que la amaba no fue un golpe duro, ya que ella llevaba varios años enferma sin levantarse de su cama. Y sólo un año después, también mi padre murió en un enfrentamiento, nada poco común durante los años oscuros que Voldemort reinó, dejando solo una niña pálida y pequeña de ojos negros al cuidado de la abuela.
