Prologo

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—Madison, necesito un empleo—habló el sureño mientras tomaba un pequeño sorbo de su café —Bueno, está uno cuidando niños con mi primo —respondió observando al otro mientras jugaba con su pajilla—Muy gracioso James—lo observó serio mientras el mencionado se reía a carcajadas por su reacción.

—No me culpes, sólo trato de ayudar—respondió mientras sorbía el residuo de su malteada—De seguro encontrarás algo más —sonrió.

...

—Alexander, Mon ami necesitas salir. Estamos muy preocupados por toi Petit Lion—el susodicho solo negó con la cabeza y escribió en su aguilucho <<No estoy listo Lafayette >>, el francés solo asintió —Está bien—suspiró rendido—Le diré a los demás que no podrás asistir hoy —sonrió y sin nada más que decir dejó la habitación.

Alexander se había quedado solo de nuevo, Martha y George llegarían dentro de unas semanas. Lo cuál, le daba el tiempo suficiente para escribir y leer, hundirse en esos mundos donde solo lo que es escrito dice más que una voz pero que expresa más calidez y corazón que una vacía melodía en el silencio.

Fuera de el hogar de los Washington. Alexander no conocía nada de el mundo que no fuera escrito en sus libros. Desde pequeño, nunca pudo hablar, según el doctor, el joven chico padecía de mutismo permanente, por lo tanto, sería casi improbable que el chico pudiese hablar.

A él no le importaba en lo absoluto, el permanecer callado, en vez de injuriarle, aquello lo beneficio, de extraña manera...gracias a eso comenzó su pasión por la escritura y su fascinación por el gran mundo que sus libros describían. Sin omitir, cada detalle explícito que pudiera ponerlo alerta.

Lilith Hamilton

Mute Love || Jamilton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora