🖇ᴍʏ ᴍᴀɴᴀɢᴇʀ🖇 ᴋooᴋᴊιɴ

00

Jeon Jung Kook, un reconocible modelo y cantante, portada de muchas revistas y amor platónico de millones de personas.

Él era perfecto, el hombre perfecto para cualquiera, era sexy, hermoso y caballeroso. Pero claro, eso era lo que él quería que vieran.

Pues a pesar de su increíble belleza y su edad, era un joven sumamente caprichoso y molesto, aunque nadie comentaba al respecto por miedo a perder su trabajo, algunos se hacían los valientes y le decían en la cara toda verdad posible, lamentablemente aquellos empleados habían sido despedidos al momento en que abrieron la boca.

Si JungKook quería algo, lo tenía.

Nada ni nadie le era imposible.

Por esta razón tuvo varios mánager, si no quería uno lo desechada, otros simplemente renunciaban ya que no aguantaban el trato y egocentrismo del muchacho.

Jungkook podía decir que básicamente odiaba a todo engendro que pisará su terreno o decidiera lo que él tiene que hacer, puede que esa sea una de las razones por las que detesta tener un mánager, pero que lamentable es parte de la política de la empresa, de todas las empresas en general. No obstante, Jung puede asegurar que aquel chico ingresado hace dos años es la muestra exacta de perfección, un trofeo que debería ser apreciado y esta apuntó de venerar.

¿Problema? Chanyeol. No tiene nada contra ese rapero, quien a simple vista es una masita de amabilidad, pero luego de haber estudiado a su presa, se dio cuenta de la buena relación como amigos que mantenía Park con el mánager. Todo un obstáculo.

Hablo lo más tranquilo posible con los jefes de la empresa, proponiendo reescribir el contrato de Kim SeokJin, los jefes se negaron a cancelarlo, puesto que Kim conocía al pie de la letra los eventos, invitaciones, audiciones y composiciones, además de la dieta del rapero, facilitándoles a ambos el manejo de su carrera. Sumando el hecho de que ChanYeol pidió una reunión con el Ceo, justificando que había muchos más en la empresa y podrían realizar el mismo trabajo para Jeon.

Eso hizo que el sentimiento terco e inconformista se instalará en el pecho de Jungkook como una maldita sanguijuela.

Tal vez era hora de meter muñeca, en todo caso el soborno era cosa fácil y el dinero no era problema.

Tendría a SeokJin incluso si eso significaba comprarlo.