A Través Del Lente

clase n3: si el lenguaje es otra piel toquémonos más

Gabriel esperó la llegada de la próxima clase como un preso espera al día final de su sentencia. El rizado era prisionero de pensamientos descabellados, y no sólo de los que implicaban destrozar a Renato contra un colchón. No. Los más descabellados eran en los que imaginaba despertar junto al cuerpo blanco y tieso de ese chico, en los que fantaseaba con los besos del menor sin intenciones sexuales, en los que los visualizaba a los dos tirados en una plaza hablando de todo, pensando en nada. 

Ni siquiera me lo cogí, no puedo estar así. 

Le asustaba lo mucho que podía hacerle sentir Renato, se intentó calmar a sí mismo repitiéndose que era solo calentura. El chico lo había dejado con las ganas y se había ido sin siquiera decirle su número de celular. La espera solo hacía crecer la necesidad de verlo, y cuando el jueves por la noche lo vió entrar a la clase, casi salta de su silla.

Renato vestía esos jeans negros apretados que Gabriel había aprendido a amar en tan solo tres semanas, llevaba borcegos negros y un sweater gris que dejaba al descubierto su hombro derecho. 

El rizado había aprendido la lección la clase pasada y esta vez guardó un asiento a su lado para el menor. Éste último lo miró a Gabriel, luego a la silla vacía y se dirigió a un asiento libre justo en frente del mayor, al igual que lo había hecho la clase pasada. 

Gabriel frunció el ceño confundido ante las acciones del chico. Renato vió su mueca de perplejidad y sonrió con sus ojos llenos de picardía. Se sentó completamente abierto de piernas dejando a la vista su entrepierna. Gabriel elevó sus cejas en sorpresa e incredulidad. Renato lucía una media erección y la mostraba sin pudor. 

El mayor cubrió su boca con una mano y cerró los ojos respirando profundo. Pendejo de mierda.

Se propuso escuchar a la profesora, después de todo estaba allí para aprender sobre fotografía, no para imaginar las miles de posiciones en las que se cogería a Renato en ese momento.

- La profundidad de campo es la distancia del frente y del detrás de la zona de enfoque. Por eso cuando decimos que una imagen tiene mucha profundidad de campo, estamos diciendo que esa distancia es larga, por eso el fondo se ve nítido, en foco. En cambio, si la imagen tiene poca profundidad de campo es porque la distancia es corta y por eso vemos un objeto en foco y el resto borroso, no hay mucha nitidez en el fondo.

Gabriel asentía a cada dato que anunciaba la profesora y luchaba contra toda su voluntad para no posar sus ojos en Renato.

- Ahora vamos a ver ejemplos de ésto, pero les voy adelantando que dentro de dos semanas deberán entregar un trabajo práctico. La consigna es una, tienen que sacar treinta fotos de una misma situación, y entre ellas tiene que variar lo que estuvimos viendo hasta ahora. La profundidad de campo, el enfoque, la exposición, y más adelante agregaremos la composición. Apliquen todos sus conocimientos en el momento de capturar las imágenes. El día de entrega veremos los trabajos proyectados acá en el aula y vamos a evaluarlo entre todos.

- Profe, ¿el trabajo es individual?

- Si, Renato. Treinta fotos por alumno.

- Bueno.

Gabriel se mordió el labio reprimiendo una sonrisa. Profe. ¿Cómo puede comportarse como un nene con la poronga a medio parar?

La profesora siguió hablando pero Gabriel ya se había perdido por completo. Había cruzado miradas con Renato y ahora no podía romper el contacto de esos ojos. Renato tenía una ceja levantada, lo miraba desafiante a Gabriel. Éste elevó su mentón devolviéndole el gesto.

No se iba a dejar llevar por ese chico, no otra vez. Por más que fuera hermoso y esas piernas largas se vieran tan bien en esos jeans, tenía que recordar lo que había pasado hacía una semana. Renato había huido del bar y lo había dejado a Gabriel solo y caliente. No había manera que se saliera con la suya esta vez.