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Mis dedos se fundían una vez más con las teclas del piano. Casi no recuerdo nada de lo que pasó ayer con Benno pero, desde que volví, mi cabeza ha estado pululando por otros lares. ¿Debería preocuparme?
Alguien mete la llave en la puerta de la entrada y mi hermana entra corriendo a abrazarme.
-¿Cómo habéis llegado tan temprano? -Pregunto curiosa al ver que han llegado antes de lo normal de su viaje.
-Ya sabes lo que le pasa a tu hermana, Khala. Solo se abre a ti y ninguno de nosotros puede cambiar eso. Por mucho que la estudiemos, lo cerebral no tiene cura.
Mi hermana tiene una especie de autismo poco común. Cuando éramos más pequeñas, mi hermana no sonreía, no hablaba y no tenía síntoma de algún sentimiento recorriendo sus venas; hasta que me escuchó tocar. Se sentaba a mi lado día tras día mientras yo practicaba. Cerraba los ojos y se centraba en todo el caos que estaba en su cabeza y lo dejaba ir. Sonreía, murmuraba y a veces incluso me decía que cambiase de canción porque simplemente no pegaba con su mood. Empecé a componer al contarle a mi profesora que, de algún modo, estaba ayudando a mi hermana a abrirse un poco más. Así que cada vez que toco en el piano cualquiera de las cosas que compongo, ella...
-¿Vas a tocar? -Pregunta mi hermana a la vez que se sienta en el sitio habitual.
-He acabado de componer una hace un par de días. -Sus ojos se iluminan y saca una media sonrisa. -¿Quieres saber como se llama la canción?
-No. Solo tócala. -Lo malo de ella es que siempre es demasiado sincera y tiene empatía cero. Así que suelo hacer caso omiso a ese tipo de respuestas.
-Se llama Maya, como tú. -Se mantiene seria. -Escúchala y dime que sientes, ¿vale?
Asiente y empiezo a tocar. Sus ojos se cierran y sonríe más de lo normal. Me echaba de menos y echaba de menos escucharme tocar, lo noto. Acabo la canción y tarda unos segundos en abrir los ojos.
-Es una de las mejores, sin duda. -Me hace feliz escuchar eso. -Pero no me gusta que se llame Maya, se debería llamar más bien... No sé, ¿Amara?
-¿Amara? ¿Quién es esa?
-Uno de los científicos que trabaja con mamá dijo ese nombre en el laboratorio y esa canción me hace recordarlo.
-Amara entonces. -Afirmo a la vez que escribo el nuevo nombre al lado del anterior. -Por cierto, ¿quieres venir a comer con las chicas y conmigo?
-¿Va a ir Charlotte?
-Sabes que ella ya no...
-Bien, da igual, no quiero ir de todas formas.
-Venga ya, Maya. -Se levanta y va hacia su cuarto. -¿Sabes que Lauren me dijo que estaba pensando en comprarte el Betta que tanto te gusta cuando volvieras? -Retrocede y me mira. La he convencido.
Esperamos a mi único grupo de amigas en la salida del insti. Digamos que mientras yo espero con mis disimulados auriculares, mi hermana está con gorra, gafas de sol y unos cascos casi más grandes que su cabeza para evitar cualquier tipo de sonido o luces fuertes como el sol.
-¡Khala! -Grita Lauren desde la distancia a la vez que baja corriendo las escaleras de la entrada y me abraza con fuerza. Mira a Maya y la saluda con la mano respetando su espacio vital.
-Tengo que hablaros de algo súper importante. -Comenta Freya a la vez que se incorpora al grupo con Abbey. -¿Os acordáis de Thomas?
-Como para olvidarlo. ¿Te lo has tirado?
-Mucho mejor: estamos saliendo.
-Qué me estás contáiner. -Comento con un guiño a esas frases antiguas en desuso. -Es un friki de la informática. Si no me aguantas a mi cuando empiezo a hablar...
-Pero él es súper mono. Y además, ayer me estuvo haciendo ediciones en el... ¿Como se llama? Soft... Bueno, en el sistema del ordenador. Lo ha dejado como nuevo.

Nos sentamos en una mesa de la terraza del comedor y en cuanto van a empezar la conversación de nuevo, Pierce pasa por delante de nosotras y me guiña un ojo. Mis amigas se ríen nerviosas y se toquetean el pelo, pero yo le saco el dedo corazón disimuladamente y sonrío mientras veo como se aleja riendo.
-¿Acaba de guiñarnos un ojo el buenorro de economía? No me lo puedo creer. -Abbey se pone nerviosa.
-No, se lo acaba de guiñar a Khala.
-Maya... -Digo intentando cerrarle la boca a lo obvio.
-Khala por dios, no nos quites el novio. -Bromea Lauren a la vez que se ríe.
-Tenéis cero posibilidades ambas, he oído hace unas semanas que tiene novia. -Me extraña que lo haya dicho ya.
-¿Y te ha dicho nombres? -Pregunto intentando safar.
-No, solo me dijo que tenía novia y que estaba demasiado pillado desde hace mucho tiempo. Pero algo no cuadra, ¿no estaba súper pillado por ti el año pasado?
-Creo que preferimos no recordar como esa tonta rechazó al chico más guapo de todo el insti.
-¡Lo hice por que a vosotras os gustaba! Aún por encima... -Las tres me miran ojipláticas.
-¿Eso significa lo que yo estoy pensando que significa?
-Tía, te gusta Pierce. -Abbey comenta seria.
-No, en absoluto. -Miento, pero parece que se me nota.
Mi móvil vibra y un mensaje directo de Pierce ilumina la pantalla.
-A por él.
Las tres a la vez se levantan y entran en el comedor yendo a buscar a Pierce a la fuerza. Tardan apenas unos segundos en sentarlo a mi lado y todos mantenemos un silencio de lo más incómodo.
-¿Querías decirme algo, Khala? -No lo hagas más difícil, capullo. -Me han dicho que era algo súper importante.
-No tengo absolutamente nada que decirte, Pierce. Gracias por venir. -Las miro y están emocionadas, mucho más que yo. Ahora le miro a él y se levanta para irse.
-No, no puedes irte. -Ordena Freya.
-Bueno, pues entonces esperaré aquí hasta que esta señorita decida contármelo. -Me guiña un ojo y me pasa un dedo por la mejilla girándose hacia mis compañeras. Mis ganas de meterle un puñetazo están aumentando y ellas se emocionan cada vez más. Quiero que esto acabe. -¿Qué tal va todo, chicas?
-Bien desde que estás aquí. -Abbey la directa.
-Wow, genial entonces. -Sonríe. -¿Te hiciste algo en el pelo?
-Sí, me lo teñí hace unos días, ¿te gusta?
-Está muy guay, sí. -Me mira. -¿Y a ti qué te pasó en ese lado del pelo? ¿Por qué tienes raíces blancas y marrones?
-Por que nací así. -Le miro con mala cara. Ya sabe que lo tengo así desde nacimiento.
-Pues no me mola nada, lol. -Mientras mis amigas se ríen, cierro el puño para evitar romperle una muela.
-¿Puedo preguntarte quien te gusta?
-Mi novia. Me lleva gustando demasiado tiempo.
-¿Y ya no te gusta Khala? -Joder, eso no se pregunta, mujer.
-Ya le gustaría. -Se callan mientras él se ríe y cuando casualmente saco el móvil para decirle que se vaya, se fija en que llevo puesto el anillo que me regaló. -Oh, Dios, qué anillo más bonito. ¿Quién te lo regaló?
-Un imbécil. -Suelto a la vez que mis amigas se extrañan al no haberlo visto antes. -La verdad es que tenía pensado tirarlo pero me da un poco de pena.
-¿Tirarlo? ¿Por?
-No sé, es feo. -Bromeo y pulso el botón de llamar dejándoselo visible para que pille la indirecta pero no lo coge. Su móvil sigue vibrando mientras él sigue viendo mi anillo y creyéndose que de verdad lo iba a tirar. Vuelvo a llamarlo y se levanta con mala cara excusándose de que su novia le está llamando y, en cuanto se va, cuelgo. -Yo os mato.
-¿Habéis oído? Ya no le gusta Khala y mi pelo sí. Eso son como un 50% de posibilidades.
-¿Y lo has oído? Está muy pillado por la novia.-Le pone una mano en la espalda.- En tus sueños, Abbey.
Me río. Era gracioso comprobar como, a pesar de que Pierce le guste a ambas, lo hayan traído solo porque pensasen que me gustaba y que podía funcionar. A ver, que funcionando ya está pero, ¿Cuánto más lo tendré que ocultar?

Number 9.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora