capítulo 4

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A la mañana del domingo me levanté temprano y camine por el pueblo ya que no me gusta estar encerrada.

Camine y camine y cuando eran las 4 emprendió camino hacía el bosque. Iba con una vara de árbol cuando detrás mío escuche pasos.

Frente mi marcha y saque mi navaja del bolsillo. Mire sin girar completamente y observe una playera roja con un chaleco azul.

Corrí sin hacer ruido y subí en un árbol. Como pensé que aria al no verme donde me vio avanzó justo donde yo estaba hace un momento.

Caí encima suyo haciendo que cayera al suelo. Tenía mis pies haciendo una palanca sentada sosteniendo pies y manos con mis pies y puse la navaja en su cuello.

- ¿porque me sigues? - dije haciendo un poco de fuerza

- ¿a donde vas?

- ahora debo decir a donde voy. No te conozco

- a que has venido a esta sección del bosque - dijo aún a modo de regaño

- ¡¿me estás regañando niño?!... O dices porque me sigues o te cortare

- por esta parte del bosque es peligroso y no quisiera que te encontrase con aquella estatua maldita.

- que maldita ni que cebolla. Además a ti que te importa si voy o no ahí.

- ¡es peligroso!

- ¡Largo! no necesito que una persona diga que es y no peligroso para mi.

- no te dejaré pasar

- y como piensas quitarte de bajo mío.

Sentí una picazon en el tobillo y cuando mire era polvo pica pica. Al momento que me distraje aquel chico se safa del agarre y me toma de las manos.

- ¡SUELTAME! - grite y logré cortar su mano con la navaja.

- ¡AUCH!

- largo o lo próximo que verás serán tus ojos manchados de rojo - dije y me aleje con el objeto en mano.

Llegue al tronco y como era costumbre mande llamar

- Toc Toc ¿hay alguien ahí?

Todo se torno gris y el dorito luminoso apareció.

- hola - salude

- parece que sigues viniendo cual roedor. Debería exterminar con gas letal.

Me mantuve callada recordando a aquel chico, con enojo.

- ¿que pasa?

- un chico molesto me estaba siguiendo y me ha echado polvo pica pica

- Que broma tan anticuada y estúpida... Pero ¿estas bien?

- si. Le he cortado con esto - dije mostrando el cuter lleno de sangre.

- damelo

Yo le di el cuter e hizo un movimiento con sus manos haciendo una pulsera y adiriendola a mi mano.

- con esto podrás controlar su voluntad cuando te plazca.

- oh. Es bueno saber eso

- sólo ordenale algo y truena tus dedos para sellar la acción. Solo funcionará una vez, Te servirá para vengarte.

- ¿Y como lo haces?

- un poco de sangre y algo de magia prohibida. Fácil ¿no?

- no, para nada. Enseñarme esa magia.

- no.

- ¿porque?

- es muy peligrosa para un mortal.

- enseñarme a usarla. - Rogue sosteniendo uno de sus vértices

- no lo are.

- entonces me marchó. - dije dando media vuelta y alejandome.

- he... ha. ¡ya, está bien!

Gire sobre mis talones con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿No que no? - hable burlona y él se prendió en azul

- eres la única mortal que ha hecho que le enseñe a usar magia prohibida.

- ¿entonces si?

- acaso tengo opción - hablo molesto

- no.

El me miro con ganas de matarme pero le sostuvo la mirada haciendo que él la apartara primero.

El empezó a mover sus manos y al tierra se abrió saliendo de el un libro de pasta rojiazul

- toma.

- es muy pesado - dije al tomarlo

- eres muy delicada

El movio sus manos he izo más pequeño el libro, a un tamaño más decente.

- bueno supongo que te tienes que marchar. Así que te dejo.

- muchas gracias... ¿he?...

- Bill

- ok. bye dorito

- ¡¿entonces porque preguntaste mi nombre si me llamaría así?!

- dar lata jeje

- largo ya.

Todo se volvió a color y regrese a casa.

Mi chica fenómenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora