IX

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¿Qué es realmente el amor? No sé si estoy enamorada. Le quiero, muchísimo. El aprecio que le tengo no es normal. Soy borde, un tanto arisca, no me gusta dialogar con otras personas. Sin embargo, él me marcó. A día de hoy, me hace feliz. Muy feliz. Pero todo tiene sus contras. Como dije antes, le quiero, aunque quizás él no sea quien esté todo el tiempo en mi mente. Tengo responsabilidades y tan sólo nos vemos pocas horas, un día a la semana; mientras que a él lo veo todos los días. Dos años a mi lado, dos años apoyándonos mutuamente, dos años de amistad, de cariño mutuo y ánimos para continuar. Enamorada de una persona a quien no le veía futuro, quien tan sólo me veía como una amiga, o una simple persona más en este mundo. Alguien con quien hablar, nada más. Pero poco a poco, esa distancia se fue acortando. Los saludos por los pasillos se convirtieron horas y horas de llamadas; pedir apuntes consistía en cambiar de tema constantemente, a cuál más alocado que el anterior; las lágrimas que pasaban desapercibidas se convirtieron en abrazos, en apoyo de la persona a la que más apreciaba. Ella y yo nos referíamos a él con un nombre secreto. Era nuestro secreto. Nos comíamos la cabeza inventando historias futuras, adentrandonos en sus pensamientos, prediciendo cuáles serían sus secretos... Poco a poco, él fue desapareciendo, hasta olvidarlo por completo. Más tarde, llegó una persona quien sí me hacía caso, quien sí le interesaba mi vida al completo, quien me quería y me mimaba con tal de verme feliz. Comencé a querer a esa persona, como nunca antes había querido a alguien. Pasé el mejor verano de mi vida. Fui feliz junto a alguien tras mucho tiempo. Una nueva llama se había encendido dentro de mí. Día y noche pensaba en él, era lo más importante en mi vida... Hasta que comenzó de nuevo la rutina, aquella rutina que me conducía al pasado. Aquella rutina que me hacía volver a pensar en él; volver a verlo todos los días, pasar a su lado tantas horas, está vez más cercano que nunca. Cuando me vio junto a él, me fijé sutilmente en su expresión. Tan callado y tímido como siempre, pero mirándome fijamente. Viendo como era feliz con otra persona, arrepintiéndose de haberme perdido. Aún así, es una suposición; ojalá pudiera saber qué se le pasó por la cabeza en aquel momento. Las palabras son el único método que puedo utilizar para expresarme correctamente. Tengo miedo de perderlo. Tengo miedo de que esta llama, esta felicidad que siento ahora mismo a su lado, se vaya apagando poco a poco, a consta que se encienda otra. Miedo a que resurja la llama del pasado.

-Melttia 13/11/2018

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2018 ⏰

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