Hoy.
Hoy escribo que me he roto
que tenía un corazón,
mi propio corazón,
entre mis manos,
y se me escurrió entre sus dedos.
Que pequeño corazón,
que cabe entre los dedos,
que pequeño corazón,
que ya no le quedan sueños.Y es que este corazón,
encogió con los miedos
hasta ser casi etéreo
como el propio viento.Hace un tiempo,
fue un corazón de carne,
pero se convirtió en hueso,
por el valor que tenía
escondido entre las costillas.Pero ahora,
ni carne ni hueso,
ahora cristal etéreo
que se escurre entre los dedos.Seré un ser de fragmentos,
sempiterno e imperecedero
que ya no le queda cristal
que se pueda fracturar.Porque después de herir
cada parte de mi ser,
se intenta recoger
los pedazos
de mi corazón de cristal,
me hice de hierro,
indestructible.Ni carne,
ni hueso,
ni cristal etéreo,
de hierro,
tan fuerte y duradero,
como la eternidad.
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Yo. (Parte II)
RandomEste poemario tan solo es un reflejo del gran desastre de mi mente que intento convertir en arte.