Las viejas vías

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A paso lento y despreocupado avanza por las calles pavimentadas, negras como el petróleo y aburridas como una clase de matemáticas.
Es domingo y el sol golpea la blanca piel del chico, el cual parece ir cada vez más lento.
Cabello negro como el carbón, ojos marrones y rasgados, labios finos, piernas firmes y delgadas, las cuales le daban una buena altura. Un brazo libre y desganado cuelga sin gracia de su hombro, su otro brazo sostiene el pan, por el que fue obligado a salir un domingo de verano en la mañana.
Su pereza alarga el camino; se supone que con diez minutos tendría suficiente.
Escucha un sonido semejante a un crujido, como si una rama se rompiera. Detiene su paso y gira su cabeza, ve las viejas vías del ferrocarril y recuerda un atajo que tomo su madre una vez, acompañado de sus palabras, que fueron como un susurro del viento "Yixing, nunca vayas sólo por este lugar, ¿entiendes?" Pero eso lo dijo cuando el pelinegro era un niño, ya sabía los peligros que corría, pero no le importó, el quería llegar rápido a su casa.
Movió las bolsas que estaban en su camino y subió al camino del ferrocarril
Las piedras habían tomado un color extraño, y las vías parecían oxidadas.
Habían pasado cinco minutos desde que subió, cuando sintió un ligero temblor, no le dio mucha importancia Y siguió. Al cabo de los segundos el temblor se hizo más potente, moviendo las piedras y haciendolas saltar levemente.
Giro su cuerpo y comprobó que el tren no estaba allí.
Quedó paralizado, intentando comprender que estaba pasando, cuando una huesuda y helada mano tomo su tobillo, la sangre se le congeló y el corazón subió hasta su garganta, no podía moverse. El pan cayó y junto a él sus ojos, miro hacia abajo y descubrió que los alargados dedos que los sostenían ahora eran veinte, cuarenta, sesenta.
Sus tobillos se hundían en las piedras, sus pantorrillas, rodillas hasta llegar a su torso.
Sus alaridos desesperados no advirtieron a nadie que un joven estaba siendo tragado por manos y piedras en las viejas vías del tren.
El nunca debió desobedecer a su madre

-Relatos De Terror-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora