Dolores

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Era la tercera semana del mes de junio, y su madre parecía no querer recuperarse.

A inicios de mes la joven mujer de cabellos oscuros y piel morena llamada Dolores, perdió su empleo de hace años, por lo que en la búsqueda desesperada de un trabajo que les diera para comprar un simple pedazo de pan a ella, su madre y su pequeño hijo, acepto limpiar las viejas, sucias y descuidadas casas de sus vecinos más ricos.

Todo parecía ir perfecto durante los primeros días, como de costumbre antes de perder su empleo, solo llegaba cansada y con dolor de espalda a su pequeña y acogedora casa, pero allí estaban su madre y su niño para ayudarle.

Sin embargo esto no duro demasiado, pasado una semana de arduo trabajo, una mañana lluviosa cuando Dolores se apareció en casa de su vecina, esa que se ubicaba en la última cuadra del elegante vecindario, no creyó que la anciana de dulce sonrisa le exigiera limpiar la pequeña choza  del jardín.

Más aun así, no se negó.

La puerta con varias maderas agregadas y líquidos babeantes de oscuro color dejaban una sensación escalofriante en su piel de canela.

Metió su dedo índice en un agujero, este estaba ubicado en la puerta de manera que lo utilizaban como manija.

Era un espacio frio y abandonado, con
olor putrefacto. Allí había más cosas de las que imagino, cajas y jaulas.

Soltó un espantoso y ahogado alarido al notar los cuerpos descompuestos de diferentes  animales, los cadáveres emitían olores infernales, repletos de moscas y gusanos, sintió su estomago revolverse y se doblo para vomitar su desayuno, el olor no le permitía dejar de escupir comida por la boca.

Le dio un ataque de histeria al sentir algo entrar por su garganta, bajado por su esófago, ytrabándose apenas con sus ácidos estomacales que seguían cayendo en pequeñas porciones.

Salió huyendo de aquel lugar, bajo la mirada oscura de la anciana.

Una vez en su casa relato a su madre aquella experiencia horripilante, ella parecía igualmente asqueada y perturbada.

Ese día Dolores no pudo comer siquiera un bocado, solo agua y poca a decir verdad.

Tres días después desarrollo un tic repugnante. Metía dos de sus dedos en su pequeña boca, y la hundía en lo profundo de su garganta, revolvía algo y vomitaba. Constantemente hacia eso, hasta que nada más que acido salía de su boca, provocando dolor en su esófago y las paredes de su boca.

Tres días más, y ahora sentía un bulto sobre la pierna izquierda, un grotesco bulto negro que le provocaban desesperadas ganas de rascarlo hasta sangrar, podía sentir el liquido
caliente y espeso caer por su pierna a pesar de que no fuera real.

Las peleas constantes con su madre, el dolor de cabeza y su cabellera negra ondulada que se perdía de a mechones por todo el lugar, provocaban que con cada hora sintiera algo bajar por cuerpo, bajo su piel

Tres días después, estaba tumbada en la cama con un horrible color blanco en su cara y ojeras que llegaban a sus pómulos demasiados marcados.

.

A pesar de ser obligada por su madre a tomar la sopa que preparaba con sumo cuidado, Dolores no parecía recuperar  un gramo de los kilos perdidos, habían pasado dos semanas  y su condición de muerta viviente no cambiaba en absoluto.

Casi estaba pelada, no había rastros de la bella mujer. Solo un cadáver que a penas y respiraba.

Esa noche mientras su pequeño de doce años leía para ella, pareció desquiciada al levantarse de sopetón y acercar una vela casi consumida en su totalidad a pierna, donde el bulto había crecido tanto hasta el asemejarse al tamaño de una piedra mediana.

Comenzó a rascar de manera desesperada, con cada segundo sus uñas se partían al resacar, su piel se abría, la sangre salía junto con pequeños pedazos de carne. El pequeño niño miraba con  terror la escena.

Varios minutos después, un extraño insecto del tamaño del pulgar salía mezclado con la espesa sangre, era como una cucaracha, más grande, más fea. Dolores, pareció relajarse al ver caer el extraño ser.

Pero esa cosa se comenzó a mover, retorciéndose, abriéndose cada vez más.

El pequeño infante pasó de estar intrigado observando al feo bicho, a correr despavorido al observar como su madre comenzaba a rascar su cara con el mismo desenfreno, creando nuevas heridas y liberando más extraños insectos.

La mañana siguiente se acerco junto a su abuela y un policía llamado por sus vecinos al oír los gritos desesperados de las personas en la vieja casa.

Abrieron la puerta de la habitación, allí estaba Dolores, rodeada de de distintos insectos caminando por su cara, repleta de agujeros, al igual que todo su cuerpo.

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2020 ⏰

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