Un golpe seco lo desperto de su sueño, confundido y todavía dormido miro su celular, eran las 7:00 am de un lunes.
Las nubes cubrian por completo el cielo, dejando a la vista unicamente kilómetros de llanura gris, y una tenue lluvía amenasaba con mojar la ropa que reposaba en el tendedero del patio trasero.
Se levanto de su reposo, con gran pereza y ató con una liga su castaña, dañada y azabache cabellera la cual era lo suficientemente larga para cubrir sus ojos, dejándolo ciego por efímeros momentos.
Miro atras, lugar dónde aún dormian sus hermanos más pequeños, se aseguro de que ambos respiraran bien y estuvieran arrollados, el invierno era duro para los niños.
Otro golpe.
Esta vez lo escucho fuerte y claro, temio de que un ladron se hubiera infiltrado en su casa. Se alarmo cuando recordo que su otro hermano, a penas un año mas grande que él, dormia en el cuarto contiguo.
Tomó una antigua lampara de madera que yacía en su mesita de noche como arma para defenderse y salio de ahi.
Miro, desde la puerta cerrada detras suyo, hacía el living.
No habia nadie husmeando en su casa.
Calmo sus nervios y automáticamente, casi de manera involuntaria, llevó su mano izquierda a su corazón. Sintio un alivio profundo.
Dejo la lampara en el suelo, para entrar en el cuarto de su hermano, a quien de seguro se le hizo tarde para la escuela.
Al abrir la puerta, se encontro con la sorpresa de que el chico no estaba, tampaco su mochila.
Toc toc toc. Otra vez.
Dio un pequeño salto, acompañado de un subidón de energía en todo su cuerpo.
Salio lo mas rapido que pudo, y
miro una vez mas al living.
No habia nadie.
Para asegurarse mejor, camino hasta el centro de la sala. Absolutemte nada.
Toc toc toc toc. Más fuerte, más rapido.
Entonces pudo notar que el sonido provenía del cuarto en el que despertó.
Corrio hasta el, abrio la puerta y solo vio a los pequeños dormidos.
Cerro la puerta detras de si, y confundido se sento en la cama, analizando los hechos ocurridos hace unos minutos.
¡Toc Toc Toc!
Se le helo la sangre, al caer en cuenta de donde provenía aquel llamado.
Su morena cara estaba palida y un escalofrío paso por su cuerpo. Exactamente en su cuello, como una caricia, una horrible caricia de una mano fria y aspera.
Miro hacia el armario. Lantamente y con un terror que jamas sintio en su vida se acerco a el.
Podia escuchar una respiración, la sentia.
Tomo ambas perillas con sus manos y giro, su temor era tal, que no queria abrir las puertas, pero lo hizo, aunque cerrando sus ojos.
El rechinar de las puertas hicieron que sus oidos dolieran.
Dio un paso atrás.
Y finalmente lo descubrió...
