Cintas y Secretos [PAUSADA]

Capítulo 3

Will's POV

Tenía todo preparado ya en mi casa; el proyector estaba funcionando y tenía la cinta en su interior, lista para reproducir.
Aunque me tentaba verla, preferí esperarlos, después de todo, estamos trabajando en este caso juntos y sería egoísta de mi parte. En cambio me senté en mi sillón de piel rojo a esperar a Diego, Claudia y Miguel.

Recargué la cabeza hacia atrás y apenas había cerrado los ojos cuando escuche el sonido del timbre de mi casa.

Me levanté haciendo un puchero y fui hasta la puerta. En cuanto la abrí, vi a Miguel, que me exploto en la cabeza un huevo de confeti en la cabeza.

Empezó a reírse mientras lo fulminaba con la mirada. - Vamos, no me mires así... ¡Fiesta! - gritó y se adentro en mi casa. Rodé los ojos, me sacudí el confeti del cabello y cerré la puerta.

Oh, Miguel, me vengaré ya verás.

Se sentó donde yo había estado hace unos momentos, se había quitado el abrigo negro que traía y lo había dejado en el respaldo de la silla. Llevaba una playera negra de "Green Day", pantalones de mezclilla y unos tenis panam, los tenia recargados sobre la mesa de centro. De pronto se me ocurrió una idea.

Oye, espérame aquí voy a mi recámara.

Seguro...

Subí las escaleras. Hora de mi venganza.
Llegué a mi habitación y de unos cajones dentro de mi armario vi lo que buscaba: serpentinas en spray.

Las agarre y baje poniéndolas detrás de mi espalda.

Miguel, te tengo una sorpresa- dije sonriéndole maliciosamente. El me miró con sospecha. Me acerqué un poco más y con lentitud se fue levantando del sillón.

¿Ah, sí?¿Y qué es?- entrecerró los ojos.- Will...

En ese momento saqué las dos espumas de atrás mía y le disparé llenándolo de la sustancia de colores. Le trate de hacer una peluca pero el agarro las espumas antes de que pudiera ponerle más. Se veía muy gracioso.

Me empecé a morir de risa mientras el de quitaba la serpentina de la cara.

Touché, amigo mío, touché- fue a tirar las espumas y los botes. Había usado los dos en el.

Oye y... ¿Qué quería Devon?- me preguntó después de que nos hubiésemos sentado en el sillón. Suspiré pesadamente; no quería hablar de eso.

Ya sabes, lo mismo de siempre- murmuré. El soltó un Ah y después de eso nos quedamos callados. Afuera había comenzado a llover así que lo que se escuchaba era el repiqueteo de la lluvia que pegaban en la ventana como miles de piedrecitas.

¿Sabes si ya vienen en camino?- pregunté cambiando de tema después de ese incómodo silencio.
Sí, eh... Claudia me mandó un mensaje diciendo que ya viene en camino y llegará pronto y Diego no ha respondido, ya sabes cómo es.- dijo revisando su teléfono.

Nos quedamos otro rato en silencio, al cabo de un rato pregunté:

Te gusta mucho ¿no?

El volteó hacia otro lado antes de responder.

- No, ¿cómo crees?- ríe nervioso. Lo miré incrédulo. Él me volteó a ver y suspiró. - Está bien, sí, me gusta.

- Es comprensible- le concedí. - Sólo ten cuidado, no se si recuerdes que es la sobrina de Roberto.

Si, ya...- en ese momento llamaron a la puerta.

Tú abre, es tu casa- se acomodó en el sillón. Bufé y fui a abrir la puerta. No había nadie así que di unos pasos hacía afuera y me detuve antes de tocar la lluvia. Miré hacia los lados hasta que sentí la extraña sensación de que alguien estaba detrás de mí. Volteé pero no había nadie.