Capítulo 1

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Puedes ser idiota, estúpida y maleducada. Pero mientras seas virgen, serás "buena"
- Jessica Valenti


Despierto en una habitación desconocida, giro la cabeza a mi derecha y veo los números brillantes del reloj de la mesita de noche... Las seis y media de la madrugada. Me desperezo entre las sábanas para sacudirme los últimos restos de sueño y mi mano izquierda roza un cuerpo cálido. Hay un hombre a mi lado, al cual recuerdo vagamente de la noche anterior. Con la poca luz que se cuela por la ventana, distingo su intenso cabello negro y su piel blanca. La sábana apenas le tapa la entrepierna, así que su abdomen ligeramente marcado queda a mi vista.

En mi cabeza empiezan a aparecer los recuerdos de la velada; "Llegamos al departamento número veinticuatro y en cuanto entramos, me estampa en la pared y comienza a besarme apasionadamente; su lengua baila en mi boca y muerde con desespero mi labio inferior. Desliza sus manos hacia abajo, acariciando mis caderas, nalgas y muslos. Luego regresa un poco más arriba, pasa sus dedos por mi ya húmedo panti y los frota en la tela, haciendo que me moje aún más y suelte un pequeño gemido, el cual silencia con más besos. Levanta una de mis piernas colocándola en su cadera para así tener mejor acceso a mi vagina, mete uno de sus deliciosos dedos y lo mueve de forma circular en mi interior. Me libero de su boca para gemir como es debido y él pasa rápidamente a mi cuello... besando, mordiendo y lamiendo por completo. Yo bajo mi mano suavemente, sujeto su miembro ya erecto masajeando la punta con cuidado. Bajo su cremallera y lo sacándolo por completo... Debo admitir que el tamaño me decepciona un poco pero igual continúo tocando suavemente sus pequeñas pelotas, ¡me da tanta gracia que este paquete venga en miniatura! Él gime apenas audible, pero sé que se quiere contener. Me mira con los ojos llenos de deseo y me levanta en brazos, me le quedo mirando y le pregunto que si pretende, el me mira con una chispa de traviesa y corre al baño conmigo en sus brazos; es entonces cuando entiendo su plan, va a meterse a la regadera -gracias al cielo me quita primero la ropa porque me hubiera molestado mucho que dejara mojada mi amado vestido- me deja sin nada antes de que termine de reaccionar.

Vaya, este hombre tiene talento ¡quién diría que con tal "amiguito" haya pasado por tantas experiencias! Pasamos a la regadera, abre la llave y deja el agua tibia, me vuelve a levantar en brazos y me deja sobre el chorro de agua, sigue jugando en mi entrada, y mordisquea y lame mis pezones que están duros como roca por la excitación que siento. En ese momento, sus dedos entran y salen de mi vagina mientras que con la otra sujeta mis muñecas, incrementa el ritmo de sus dedos y se inclina; quedando su cara frente a mi parte femenina y sin dejar de tocarme lame y chupa mi clítoris con tan intensidad, que siento que voy estallar, mis piernas empiezan a temblar como si estuvieran de gelatina.

Sé que estoy cerca, mi cuerpo se siente estallar, él lo nota e incrementa el ritmo, ya no aguanto más y me vengo en sus manos, el saca los dedos chorreando y se los mete en la boca, chupando mis fluidos y eso me excita aún más. Levanto su cara con un beso de lengua. A mí no me molesta mi propio sabor, es más, me gusta sobre el semen de cualquiera.

Agarro con fuerza su miembro moviéndolo hacia arriba y hacia abajo, tocando ocasionalmente su punta, esa cabeza que tanto palpita y se humedece a mi tacto. Lo hago venir, me mira con más intensidad que antes y me besa con mucha pasión.

Yo por mi parte, le abro las piernas para que vuelva a jugar conmigo, él entiende rápido sin necesidad de palabras y mete sus dedos en mi interior, se pone un poco más brusco; lo hace más intenso.

Me levanta las piernas hasta llegar a su cintura, enredo éstas a su alrededor y su presente erección queda justo enfrente de mi entrada, ¡umm! se desliza delicadamente dentro, y la mueve en círculos despacio, dando pequeñas estocadas. Mis gemidos van subiendo conforme el apresura e intensifica los movimientos, estoy cerca, muy cerca cuando lo siento venirse y para en SECO.

Me desilusiono un poco pero igual tendré más, así tenga que montarlo. Se disculpa y respira agitado, nos salimos del baño y agarro una bata, enredo una toalla en mi cabeza y salimos hacia su habitación, me toma de la mano y me guía; me muerde una oreja y me susurra que aún no acabamos de jugar. Doy gracias en mi mente a eso, pero él solo recibe una sonrisa pícara de mi parte.

Llegamos y dejó caer simplemente lo que cubría mi cuerpo, el me acuesta y empieza a morder mis pezones, un vez que estoy lo suficientemente mojada, voltea mi cuerpo hasta dejarme en cuatro,- ¡amo esta posición!, es tan sexy y se siente tan bien- igual que en el baño entra despacio, pero a diferencia de antes aumenta rápidamente el ritmo.

Con cada movimiento gimo más fuerte, se siente tan bien -hay veces que el tamaño lastima en esta posición y más con este ritmo frenético, pero que sea pequeño y delgado hace que lo acepte más rápido y mi cuerpo le da una calurosa bienvenida-, él se excita más ante mis gemidos y empuja mi cabeza hacia la cama, ahí la dejo y alzo un poco las nalgas para que pueda ir más profundo ¡Mi placer está en la cima! Me aproximo cada vez más, él aumenta aún más el ritmo y yo grito de placer.

Se escucha una nalgada y siento un poco de ardor en mi lado izquierdo, -esto más que molestarme me pone al cien por cien- y sigo gimiendo a todo pulmón.

El momento llega, me vengo y se inunda todo mi interior, parece que se relajó un poco y él también se viene, por lo que veo estaba tratando de controlarlo, caigo a la cama de narices, él también se desploma de cansancio. Recuperamos aire un rato y cuando me siento un poco más tranquila y el corazón ha bajado de velocidad, tomo el control y me subo encima, dejando mi entrada a centímetros de su miembro. Empiezo a besar primero en los labios, luego el cuello y por último en el pecho. No tardó mucho en volverse a excitar, sonríe con malicia y me siento sobre él sin previo aviso, ni con mucho cuidado.

Él gime por el encuentro y yo empiezo con mis embestidas, salgo y entro a la mayor velocidad que mis piernas me lo permiten, él agarra mis pezones entre sus manos y los estruja, yo gimo más fuerte y hago un esfuerzo sobrehumano para aumentar la velocidad.

Sabiendo que es lo más rápido que puedo, él sigue jalando y pellizcando suavemente mis pechos, bajo mi cabeza hasta que está a unos centímetros de la suya atrapando mi boca. Justo como quería, mis gemidos son silenciados por su lengua ¡mmm! Mi vagina estalla, mis pezones queman y me matan esos besos llenos de lujuria. Todo el placer junto hace que no pueda más y me vengo, llenando de mis líquidos...bueno... nuestros líquidos, porque nos venimos los dos. Caigo a su lado hiperventilando donde mis pobres pulmones lloran por un poco más de aire, los ojos me pesan y poco a poco me quedo dormida.


Mi celular suena, sacándome de mi estado adormilada, me terminó de despertar, lo agarro y veo que es un mensaje de Miranda, ¡
Ups... olvide algo importante! mi amiga va a matarme.


Yo no repitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora