Capítulo 4

10 0 0
                                    


"Las mujeres tenemos el control de todo, porque aunque un hombre gobierne al mundo, siempre tendrá a una mujer que lo domine a él."
Michelle Camacho

Cuando estoy con Laura siento que las horas son minutos, todo es diversión. Ella es más afín a mí; pero sí echo de menos a Mira, es como la pequeña conciencia que nos dice cuándo parar.
Han pasado cinco horas para el reloj... para mí, solo cinco minutos.
Unos tipos guapos vienen a nosotras, uno moreno y otro güero, son un contraste el uno con el otro, mientras el moreno se decanta por Laura, su amigo cabello rubio viene por mí, éste tipo quiere ligarme.

– Hola belleza – dice el tipejo con voz sensual...
– Hola, ¿Te conozco o solo eres así de confianzudo? – a mí no me agarran así de fácil, hasta cree...

– Jaja, que directa nena... pues soy bastante elocuente así que hablar por primera vez con alguien no me resulta un problema, aparte con ese vestido que te cargas y ese cuerpazo, yo me supongo que no soy el primero en hablarte esta noche. – Tuche amigo, pero igual no cederé, me gusta hacerlos sufrir.Aparte, no sé si será "chico 25" o simplemente un iluso que cree poder ligarme.

– Tienes razón, no eres el primero en intentarlo, pero si otros fracasaron ¿qué te hace pensar que tú serás diferente? digo, no es como que seas la gran maravilla o yo esté desesperada por atención. – Respondo con mi voz fría y remato moviendo suavemente mi cabello.
Pensé que con ese comentario se daría por vencido, pero se acerca a mí oído y susurra
– La diferencia es que si me das la oportunidad, te probaré que no soy cualquiera, no te arrepentirás preciosa, te doy mi palabra. – este chico tiene labia, debo admitirlo, es tentador. Casi estoy por ceder cuando interviene una voz femenina
– ¡Vilu! – Grita mi amiga, ya está en brazos del otro tipo... ella no demoró mucho, aunque parece que no está muy borracha y aún tiene voluntad propia– Bebé, este bombón llamado Dan me llevara al Hotel donde se hospeda, "Apple In" por si me necesitas... que espero que no, porque pienso divertirme– dice bastante animada. Ella es así, siempre sonriente, se divierte sin más. Veo cómo se va con Dan, mañana pasare por ella como a las once, por que duerme con un oso cuando tiene acción.

– Yo también me hospedo en ese hotel, unza habitación más que Dan, por si gustas acompañarme. Si no quieres nada, lo entiendo pero déjame invitarte una copa y quizás así soportas un poco más mi compañía. Una cena tal vez, soy bueno cocinando. – dice el rubio, haciendo que recuerde su existencia.

Tengo un poco de hambre así que aceptó de mala gana, porque no sé dónde habrá comida decente en esta ciudad. Casi no vengo así que me resulta fácil perderme.
Vamos como siempre en mi coche, aunque él reniegue, yo siempre voy en mi auto. Vamos de camino al hotel, son como mucho cinco minutos y se la pasa hablando; me dice que se llama Oscar, que viene por negocios pero que no es de aquí, estudió derecho y más "bla bla bla!" además de algunos datos más que tampoco me interesan. Yo únicamente le digo mi nombre, no necesita saber nada más...
Lo sé, soy muy directa, pero odio que me interroguen. Me lo cogeré, si me dan ganas y desapareceré de su vida, punto final.
Llegamos al dichoso hotel y doy gracias al cielo, porque ya me tiene harta de tanta platica ¿No piensa callarse?
Oscar es realmente bueno cocinando, ya se, ya se, que cliché... pero en mi vida había probado una pasta al pesto tan deliciosa. Es más creo que cocina diez veces mejor que yo, no es que cocine mal, pero es una tarea que no disfruto mucho, creo que no es lo mío ser ama de casa.

La cena transcurre tranquilamente, puso música clásica de fondo y mantuvo una conversación coherente conmigo. Hablamos de música, de economía y demás temas.
Ya he terminado mi cena, él como todo caballero levantó mi plato y lo llevo al fregadero; me ha gustado mucho su apartamento, es bastante práctico y me ha dicho que cómo viene muy seguido por negocios, lo ha rentado permanentemente y está disponible todo el año.
Seguimos charlando en la mesa y empiezo a sentir como sube la mano por mi muslo desnudo.

– Sé que dije que no te haría nada hasta tener el "sí" de tu parte, pero no aguanto más, por favor Violetta, dame la oportunidad y te probare que valgo la pena – es delicioso sentir su suave y tibia mano recorrer mi muslo y rozar mi entrepierna, la verdad es que no tengo nada que perder, así que abro más para que tenga mejor acceso, él se percata de eso y frota más fuerte sobre mis diminutas bragas blancas. Con su boca captura la mía, gimo de excitación en su boca y me corresponde con otro sonido, sus dedos deciden meterse un poco más a fondo, mi entrada lubricada los recibe muy bien, tira de mi silla para estar más cómodos, saca sus dedos y los lame uno por uno – Sabes delicioso cariño – dice con el tono más sensual que puedes imaginar. Hace que estalle un poco más y cambiando de roles lo pongo sobre la silla y me subo encima de él, su miembro ya hace presencia pues presiona mi entrada. Sus labios saben aún a pasta, y su lengua está fresca y aún conserva el sabor a vino tinto, mis brazos están alrededor su cuello, muevo un pocos mis caderas para excitarlo más y lo consigo... pues se levanta teniéndome aún sujetada de su cintura y pone mi trasero sobre la mesa subiendo mi vestido. En un tirón se deshace de mis bragas y abrí hasta donde pude mis piernas. Sin pensarlo dos veces su lengua llega a mi interior lamiéndolo todo. Con su dedo índice masajea mi clítoris y eso me hace gemir cada vez más y más fuerte, luego intercambian lugares; me muerde suavemente el clítoris y con sus dedos juega en mi interior. Siento tirones en mi estómago, el placer está siendo cada vez mayor, pero en eso PARA – ¡¿POR QUÉ TE DETIENES?!– Pregunto obviamente molesta. Pero a este tipo que le pasa... – Perdón nena pero no pienso seguir hasta deshacerme de ese vestido, quiero verte totalmente desnuda y esto, – dice tocando mi vestido, y con una sonrisa pícara en los ojos – no es más que un impedimento–. Yo levanto mis brazos dándole a entender que sí quiere quitarlo, puede hacerlo. No es como que fuera a negarme, a estas alturas sería bastante extraño. Retira mi vestido con rapidez pero al mismo tiempo y con cuidado, baja mi sostén y lame con desespero mis pechos, mordiendo suavemente mi pezón hasta ponerlo totalmente duro. Cuando está totalmente listo, se pasa con el siguiente y sus dedos vuelven a penetrarme con intensidad. Yo bajo mi mano colocándola entre el pantalón y su bóxer. Masajeo suavemente la cabeza de su miembro, y siguiendo su ejemplo de "la ropa estorba", bajo su pantalón al mismo tiempo que su bóxer y continuó masajeándolo tocando la punta con cuidado. Él deja escapar unas gotitas de pre-seminal, y empiezo a subir y bajar su miembro. – Ya no aguanto más– dice y su cara esta roja. Me suelta por un instante y busca el condón en su pantalón, termina de despojarse del mismo y rápidamente se pone el preservativo, sin más juegos entra en mí y siento como llena el interior, número veinticinco tiene un miembro bastante grande, por lo que me quejo cuando entra, haciendo ademanes para que vaya un poco más despacio – ¿Aún no estás lo suficientemente mojada preciosa?– pregunta con sarcasmo–. Sí, pero me lastimas un poco, ve lento hasta que yo me acostumbre al tamaño– digo un poco seca, no quiero subirle los ánimos diciéndole que la tiene muy grande. No me gusta dar halagos y menos en estas situaciones.

Aun así veo que sonríe ampliamente y baja su ritmo, entra y sale despacio, tira de mi cabeza un poco para alcanzar mis labios y seguirnos besando. Pasados unos minutos digo -Ya– más como un suspiro que como palabra, él inmediatamente incrementa el ritmo y mis gemidos con él, me dejo caer sobre la mesa y levanta mis piernas colocándolas sobre sus hombros. Entra y sale tan deliciosamente que es como tocar el cielo, mi vista esta nublada y me duele la garganta de pegar tanto grito, pero no puedo evitarlo... es delicioso y un poco doloroso, es de esos dolores ricos. La verdad es que esos dieciocho cm (aprox.) siempre me van a lastimar, es muy difícil que me acostumbre a semejante tamaño. No me malentiendan, es muy placentero que este "grande" pero siempre lastiman, no sabría escoger entre un hombre con miembro pequeño y que se sepa mover o un hombre con uno grande.

Veinticinco vuelve amover mis piernas, las deja abiertas y con las manos sujeta mis tobillos en elaire, entra más profundo, acelera aúnmás sus estocadas, y siento como se viene dentro del condón. Yo por mi parte aúnno llego, así que espero que se cambie de preservativo. Ya con el nuevo y unpar de tragos al vaso de agua que tenía en la barrita, vuelve conenergías renovadas. Veo como por su frente caen un par de gotas de sudor, selimpia con el brazo y continúa con su misión, solo que quiero cambiar la pose,porque mi espalda me pide tregua, así que me paro, pongo las manos sobre lamesa, abro las piernas y alzó mi trasero, siento una suave nalgada y me éxitomás, se hunde rápidamente en mi interior y va a un ritmo exorbitante – ¡oh sí! Así, justo ahí– digo entre gemidos, eso hace que veinticinco se vuelvaloco y me dé de manera descomunal, lo cual agradezco porque acelera mi orgasmo.Me vengo sin más, y... ¡oh oh!... ahí vienen las piernas de gelatina, lo bueno esque estoy apoyada en la mesa.


Yo no repitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora