Capítulo 3

4 0 0
                                    

"Necesito de alguien, que venga a luchar a mi lado sin ser llamado. Alguien lo suficientemente amigo, cómo para decirme las verdades que no quiero oír, aún sabiendo que puedo irritarme. Por eso, en este mundo de indiferentes, necesito de alguien que crea en esa cosa misteriosa, desacreditada y casi imposible: ¡LA AMISTAD !"
― Charles Chaplin

Aunque me vuelva loca, adoro a esta chica. Me encanta cuando se enoja, he de decir que prefiero observar cuando es con alguien más. Pero es tan divertido, sus ojos se salen de órbita, luego aprieta la boca, cruza los brazos y grita tan agudo que parecen chillidos; simplemente me encanta.

Va sentada en el asiento del copiloto, solo parlotea de cómo será su boda... ella y sus miles de planes... yo solo sé que será dentro de seis meses, quiero a mi amiga, pero su forma de ser tan melosa a veces me empalaga.


Casi llego a casa de Laura, espero tenga algo interesante que contarme, que no sea sobre, ya saben... "bodas" "el amor de su vida" y bobadas así. Esos temas son demasiado dulces para mi gusto.

Laura está afuera de su casa, con una pequeña maleta a sus pies, entretenida en el celular. No se da cuenta de que ya hemos llegado, le tocó el claxon y voltea enojada, ve mi carro y sonríe, sólo a mí me deja hacer eso.
Recuerdo que hace unos meses un chico le tocó el claxon para que saliera, y efectivamente salió, pero le dio tal cachetada que quedó su mano pintada en su rostro. Sobra decir que ya no salieron a ningún lado.

Entra al auto, trae un vestido de tirantes color verde chillante, de esos "chingame la vista", volado e igual que a mi le llega a medio muslo. Con el cuerpo de Laura queda perfecto, mi amiga tiene una buena figura, es copa b, pero tiene buen trasero y unas piernas muy femeninas. Aparte tiene de una cintura de caricatura, no está muy voluminosa, pero sabe lucir muy bien sus atributos, parece una pequeña muñeca.

Miranda tiene mucho pecho, es copa "c", apenas le queda. Tiene caderas grandes y muy bonita cara, pero siempre esconde todo, su vestido es demasiado suelto y largo. Le queda como dos manos debajo de la rodilla, parece un costal de papas. Es muy "santa", pero es un encanto.
– ¡Hola Bebes! ¿A dónde dijeron que íbamos? – Dice Laura con su usual tono despreocupado, Miranda se le queda viendo como diciendo ¡¿es enserio?! Luego voltea su mirada hacia mí, y sé que debo intervenir o la querrá ahorcar. La verdad es que ni a Laura ni a mí nos hace mucha ilusión su matrimonio, ese hombre no me agrada, David es tan aburrido y tradicionalista.

– Primero iremos por café y donas, luego nos vamos a Culiacán, Miranda quiere comprar su vestido– Digo calmada, no quiero que empiecen a pelear y me dejen a mí en medio.

– ¿No habías comprado ya tu vestido? Tenía en entendido que han estado yendo y viniendo a las ciudades cercanas buscando el dichoso vestido, creía que ya habías encontrado alguno decente– Dice Laura como si nada. Esta chica no tiene filtros y le ha dado a Mira en el punto sensible, esto es malo...
– ¡¿Decente?! ¡Tú vestido de bodas no debe ser "decente" debe ser perfecto, no es cualquier vestido es "el vestido" es el día más importante de una mujer! ¿Pero cómo podrías saber tú eso? No haces más que saltar de cama en cama como una cualquiera, no respetas lo que es una relación, te tiras a quien se te ponga enfrente. Me extraña que no hayas revolcado con David – Exclama Miranda. Ya está enojada, y ha hablado de más. Sé de ante mano que esto no terminará bien para ninguna.

– ¡Creo que he oído mal, ha hablado la mojigata! perdón nena, pero prefiero pecar de puta que de santa, me gusta divertirme... y en cuanto a David, no he tenido la desgracia, si no puede complacerte a ti, menos a mí. Yo sí tengo experiencia, se hacer muchas cosas para que gocemos los dos y no solo abro las piernas para que me den de misionero. – Aunque Laura no le esté gritando sé que está enojada.

– ¡Ya basta! Por favor, son amigas, no pueden estarse peleando así. Ya hemos llegado al café, bajemos así tomamos algo y hablamos de esto un poco más tranquilas– Digo lo más madura que puedo, la verdad es que no soy muy tranquila, soy más vale madre... pero no pueden seguir así o no se hablaran por semanas, y yo tendré que escuchar ambas versiones como si no hubiese estado presente.


– ¿Saben qué? Yo me voy, iré SOLA a comprar mi vestido, no necesito su opinión– Declara Miranda bastante molesta y sale del auto. Podría haberla detenido, pero necesita estar sola y extrañarnos un poco, pues de repente actúa como una niña malcriada y debe aprender a tratar a sus amistades.

– ¿A dónde nos vamos? Miquerida puti-amiga– dice Laura con picardía.
Efectivamente, terminamos yendo a un bar
pedimos un par de margaritas, luego unos shots de tequila y terminamos yendo decompras pues le dije que ese vestido lo traía desde ayer. Ella por su partetraía su maleta, porque pensaba quedarse un par de días en Culiacán, me compreuno color lavanda y un par de pijamas además de ropa cómoda.
Ella durante todo el camino me contaba que estuvo con un tipo llamado Roberto,estuvieron 2 días seguidos, no salieron del departamento. La verdad es que yono aguanto mucho la compañía masculina.
Volvimos al bar, y se nos insinuaron un par de tipos, a los que ambasrechazamos, -me gusta que Laura sea tan selectiva como yo.

Yo no repitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora